Recalificar los bonos
EE UU puede sufrir una bajada de calificaci¨®n hasta con pacto sobre la deuda
Standard & Poor's podr¨ªa rebajar la calificaci¨®n de triple A de Estados Unidos incluso si el Congreso alcanza un pacto sobre el tope de la deuda. Eso obligar¨ªa a replantearse las cosas. Las otras 18 deudas soberanas con la m¨¢xima calificaci¨®n est¨¢n envueltas en el desastre de la UE o bien son diminutas. Sin el patr¨®n de referencia "sin riesgos" de los bonos estadounidenses hasta los inversores en bonos m¨¢s cautos tendr¨ªan que acostumbrarse al riesgo crediticio.
Los 7,8 billones de d¨®lares de bonos del Tesoro, pagar¨¦s y t¨ªtulos protegidos contra la inflaci¨®n que hay en manos p¨²blicas, junto con m¨¢s de cinco billones de bonos del organismo federal de vivienda y la deuda de varias aseguradoras se ver¨ªan afectados si la calificaci¨®n de Estados Unidos se redujese a doble A, seg¨²n S&P.
Para los inversores en bonos centrados en los cr¨¦ditos de triple A, no hay mucha capacidad en el resto del mundo para cargar con el muerto. Entre las dem¨¢s entidades soberanas con la m¨¢xima calificaci¨®n de S&P se encuentran la isla de Man, Guernsey y Liechtenstein, que son diminutas. Incluso la mayor de ellas, Alemania, solamente ten¨ªa dos billones de euros (2,9 billones de d¨®lares) de deuda p¨²blica excepcional a finales de 2010. Es m¨¢s, seis de las entidades son miembros de la eurozona, y algunas otras est¨¢n estrechamente relacionadas con los problemas de deuda de la UE. Solo Australia, Canad¨¢, Noruega, Singapur y Suiza poseen calificaciones m¨¢ximas sin esas imperfecciones, pero los cinco pa¨ªses tienen cantidades de deuda relativamente peque?as.
Existen empresas con la m¨¢xima calificaci¨®n, pero en Estados Unidos, por ejemplo, solo hay cuatro de ellas. Eso no basta ni de lejos para absorber la demanda de los inversores, incluso suponiendo que los compradores pudiesen acostumbrarse a depender del cr¨¦dito empresarial en lugar del gubernamental.
Los gigantescos fondos del mercado monetario de EE UU -obligados a tener casi todos sus activos en forma de cr¨¦ditos de triple A- podr¨ªan librarse de una enorme venta de valores en caso de rebaja de la calificaci¨®n porque sus normas hacen referencia a las calificaciones a corto plazo y la amenaza de S&P podr¨ªa aplicarse solo al largo plazo. En el caso de otros inversores, la adaptaci¨®n de sus participaciones de cartera, e incluso de sus normas directrices, para que admitan a EE UU y otras entidades con calificaci¨®n de doble A, ¨²nicamente deber¨ªa precisar unos cambios peque?os (aunque los bancos y algunas aseguradoras puede que tengan que recaudar algo m¨¢s de capital). Y el mercado de bonos del Gobierno de EE UU seguir¨ªa estando ah¨ª, aunque las comparaciones sobre el tipo de inter¨¦s con la rentabilidad de los bonos del Tesoro tengan que contemplar las cifras negativas as¨ª como las positivas.
El mayor impacto podr¨ªa ser el psicol¨®gico: ya no habr¨ªa un patr¨®n de referencia l¨ªquido mundialmente aceptado y considerado "sin riesgo". Los 50 a?os de pensamiento, y los modelos inform¨¢ticos, tendr¨ªan que actualizarse.
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