Trueque de lenguas
Un sitio para el di¨¢logo entre anglosajones y espa?oles por videoconferencia
Espa?a es de los pocos pa¨ªses de Europa donde hablar el ingl¨¦s aceptablemente bien sigue representando un valor agregado importante en el mercado laboral. La gente lo sabe y, pese a la crisis econ¨®mica (o, m¨¢s bien, debido a la crisis), la demanda para aprender el idioma aumenta. El negocio de las clases de ingl¨¦s, siempre una garant¨ªa de ¨¦xito en un pa¨ªs cuya poblaci¨®n sufre para expresarse en la lingua franca planetaria, est¨¢ hoy en pleno auge. En este contexto surge una nueva iniciativa en Silicon Valley (California) que podr¨ªa pegar fuerte en Espa?a: un sitio web, verbling.com, reci¨¦n creado, donde individuos tendr¨¢n la oportunidad de conversar en ingl¨¦s cara a cara, por videoconferencia, con nativos. Y es gratis, pero requiere tiempo. Lo que opera aqu¨ª es el antiguo sistema del trueque. El angloparlante con el que se videochatea no es un ¨¢ngel de la caridad. ?l, a su vez, quiere aprender espa?ol. Entonces, a cambio de charlar con ¨¦l o ella en ingl¨¦s se charla, por igual cantidad de tiempo, en espa?ol.
Aprender el idioma de Shakespeare es ahora una necesidad laboral
Lo que propone Verbling es juntar en una plataforma de Internet a gente de todo el mundo que quiera aprender el ingl¨¦s o el espa?ol y crear el entorno para que cada uno d¨¦ con las personas id¨®neas para establecer intercambio de beneficio mutuo. En tiempo real, y sin necesidad de hacer ninguna descarga, un espa?ol que est¨¦ aprendiendo ingl¨¦s se encuentra con un brit¨¢nico o un norteamericano (o un australiano) que est¨¦ aprendiendo espa?ol. Los moderadores invisibles de Verbling establecen los horarios, ofrecen temas de conversaci¨®n y hacen el papel de ¨¢rbitros, asegurando que si se habla cinco minutos en ingl¨¦s se hablar¨¢ cinco en espa?ol. Al menos en la fase inicial de los intercambios. De ah¨ª en adelante las parejas que se vayan formando podr¨¢n establecer sus propias reglas de juego.
La idea de verbling.com surgi¨® de dos j¨®venes suecos, Jacob Jolis, de 20 a?os, y Mikael Bernstein, de 24, que estudian en la Universidad de Stanford, en California. Se asociaron con Fred Wulff, un experto en software de 26 a?os que trabajaba en Google, y convencieron a los inversores que lanzaron Facebook para aportar los fondos necesarios y dar alas al proyecto. Los tres j¨®venes, cuya plataforma virtual ha salido en vivo en el ciberespacio este mismo mes, trabajan d¨ªa y noche para estudiar las necesidades de los usuarios. Un plan en desarrollo es dar con el software para medir la evoluci¨®n ling¨¹¨ªstica de cada uno de ellos.
El objetivo, explican, no es remplazar las clases tradicionales de ingl¨¦s, ya que el trabajo de base -adquirir gram¨¢tica y vocabulario- es ineludible, sino complementarlas de una manera amena y barata. Solo es necesario tener acceso a un ordenador y a una l¨ªnea de banda ancha.
Si funciona, y convence, puede ser una soluci¨®n especialmente atractiva en Espa?a, donde hay m¨¢s demanda para aprender el ingl¨¦s que en pr¨¢cticamente cualquier otro pa¨ªs de la tierra. Un dato: Espa?a es el mercado europeo m¨¢s grande de la editorial Oxford University Press para libros de ense?anza de ingl¨¦s. Otro: Espa?a es una de las m¨¢s grandes fuentes de ingresos mundiales para la rama de la Universidad de Cambridge, Cambridge ESOL, que ofrece ex¨¢menes y diplomas de ingl¨¦s para extranjeros. Y otro m¨¢s: hace seis a?os la Federaci¨®n Espa?ola de Centros de Ense?anza de Idiomas (FECEI) calculaba que hab¨ªa unas 3.500 escuelas privadas de ingl¨¦s en Espa?a; hoy hay unas 4.500. Y la tendencia, seg¨²n Richard Johnson, presidente de la FECEI y due?o y fundador del English Language Institute de Sevilla, es que ir¨¢ a m¨¢s.
Johnson dice que en los m¨¢s de 30 a?os que lleva en Espa?a, el ingl¨¦s ha pasado de ser visto como un lujo, o un s¨ªmbolo de posici¨®n social, a considerarse una necesidad. "Para m¨¢s y m¨¢s gente", dice, "el ingl¨¦s se ha vuelto indispensable". Johnson explica que un creciente n¨²mero de padres espa?oles considera una prioridad econ¨®mica colocar a sus hijos en clases de ingl¨¦s desde los tres o cuatro a?os. "Lo ven como un seguro de vida", dice.
M¨¢s novedoso y notable ha sido el incremento de j¨®venes adultos que acuden a clases particulares, sea para mejoras sus posibilidades de conseguir plazas universitarias o para poder competir mejor en el mercado de trabajo. Jacob Jolis ha visto la misma tendencia entre los usuarios de Verbling en Am¨¦rica Latina. "Para muchos de ellos el objetivo es puramente econ¨®mico", dice Jolis. Las clases de ingl¨¦s tradicionales ofrecen la estructura y, una vez aprobados los ex¨¢menes, los certificados que ofrecen la credibilidad necesaria para acceder a cursos avanzados o a puestos de trabajo. Verbling brinda la oportunidad de saber utilizar el ingl¨¦s en el mundo real.
Surgir¨¢n rivales a Verbling. La idea es demasiado buena como para que no aparezcan imitadores.
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