La atracci¨®n del abismo
Las tornas se han cambiado. Los pa¨ªses llamados occidentales, los socios de la Uni¨®n Europea y Estados Unidos fundamentalmente, eran previsibles, tranquilos y fiables. Los pa¨ªses menos desarrollados, el resto del planeta en realidad, navegaban en la incertidumbre y los sobresaltos. Tanta riqueza y tanta agenda pautada han terminado saturando a los agentes pol¨ªticos, hasta revalorizar el riesgo y la frivolidad. Los 27 socios europeos han dado buena prueba de ello en el a?o y medio de ag¨®nica discusi¨®n irresolutiva sobre el rescate de Grecia, sabiendo que jugaban con el mayor logro conseguido por la UE en toda su historia, el euro, la moneda ¨²nica. Algo similar est¨¢n haciendo los congresistas estadounidenses, dispuestos a llevar a su pa¨ªs a la suspensi¨®n de pagos a partir del 2 de agosto antes que renunciar a los dogmas pol¨ªticos de cada uno de los partidos: el que proh¨ªbe subir los impuestos a los republicanos y el que obliga a defender la cobertura social a los dem¨®cratas.
No habr¨ªa mayor se?al de declive para EE UU que la p¨¦rdida de la m¨¢xima calificaci¨®n para su deuda
Los afectados por una Administraci¨®n sin medios de pago ser¨¢n los suministros, los salarios militares, la paga de los pensionistas y minusv¨¢lidos y numerosas facturas sanitarias. Pero las consecuencias no esperan a agosto y ya se han hecho notar en las Bolsas, los precios de las materias primas y las primeras advertencias de las agencias de calificaci¨®n. Estas ¨²ltimas ser¨¢n las que dar¨¢n la puntilla a la deuda en caso de que las amenazas terminen haci¨¦ndose realidad y no haya acuerdo muy pronto sobre la elevaci¨®n del techo de endeudamiento que permita cumplir con las obligaciones de la Administraci¨®n. La presidencia de Obama quedar¨¢ marcada si por primera vez en la historia la deuda americana pierde la m¨¢xima clasificaci¨®n de triple A, con las consecuencias previsibles en el encarecimiento de los tipos de inter¨¦s. Los congresistas no sufren tan solo de esa extra?a pulsi¨®n rom¨¢ntica que es la atracci¨®n del abismo, sino que apuestan decididamente por el declive de EE UU, que de eso se tratar¨ªa si la deuda en d¨®lares quedara rebajada.
El problema que la Casa Blanca y el Congreso se han propuesto resolver no es ficticio. El nivel de endeudamiento es insoportable y requiere recortes dr¨¢sticos en el gasto, tal como ha pedido el Fondo Monetario Internacional, y adem¨¢s, digan lo que digan los fundamentalistas, eliminar las exenciones de impuestos para las rentas m¨¢s altas. La iron¨ªa de la historia es que no ha sido Obama quien ha creado el problema sino su antecesor, George Bush, que lleg¨® a la Casa Blanca con super¨¢vit de 1,2 billones de d¨®lares y la dej¨® con una deuda de unos 10 billones de d¨®lares. Su participaci¨®n en la fabricaci¨®n del actual pastel de 14,4 billones de d¨®lares de deuda es fabulosa: 1,8 billones del agujero se produce por las exenciones de impuestos a los m¨¢s ricos; 1,5 por las guerras de Irak y Afganist¨¢n, adem¨¢s de los incrementos en defensa; y casi un bill¨®n por los paquetes de est¨ªmulo a la econom¨ªa, salvaci¨®n de bancos y otros cap¨ªtulos vinculados a la crisis, que el Tea Party luego ha endosado a Obama gracias a su ret¨®rica contra el gasto p¨²blico.
China es el principal banquero: una cuarta parte de la deuda exterior est¨¢ en sus manos. Esto nos da el cuadro de la situaci¨®n, aut¨¦ntico retrato robot de la marcha del planeta: el m¨¢s rico del pueblo toma cr¨¦dito para sufragar su costos¨ªsimo tren de vida y quien le presta es alguien menos rico, aunque muy trabajador y ahorrador. El desenlace de la historia, que no necesita imaginaci¨®n alguna de los guionistas, es bien conocido: el rico entra en decadencia y el pobre emergente se convierte en el nuevo rico de la aldea. La inacci¨®n y las peleas actuales sobre si son los podencos del gasto social lo que hay que cortar o los galgos de los impuestos los que hay que subir son una expresi¨®n m¨¢s del desplazamiento de poder que se est¨¢ produciendo en el mundo. Los chinos no tienen problemas de este tipo o si los tienen no se conocen. La crisis es occidental, el endeudamiento tambi¨¦n. Pero lo son sobre todo la inacci¨®n y las dificultades de gobernanza, por fragmentaci¨®n en el caso europeo y por polarizaci¨®n en el estadounidense.
Obama aporta el factor humano de este declive. De poco sirven su inteligencia y su capacidad argumentativa, empleadas a fondo en este envite. Puede incluso que sean contraproducentes. Los republicanos est¨¢n divididos y no tienen todav¨ªa un candidato presidencial claro. Una parte, la m¨¢s lun¨¢tica e irresponsable, ni siquiera cree que la Administraci¨®n pueda quedarse sin medios de pago. Y cuanto mayor es la divisi¨®n republicana y m¨¢s dif¨ªcil atisbar qui¨¦n pueda dirigirles en la lucha por la presidencia m¨¢s ganas le tienen a Obama y m¨¢s se acercan al punto de penalti. Pueden perder como partido, pero piensan que Obama perder¨¢ como presidente y como candidato. De momento prefieren llev¨¢rselo al abismo, aunque su pa¨ªs sufra con ello. Si le dejan malherido, ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que uno de los candidatos ahora sin perfil presidencial se convierta en un presidenciable serio.
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