De emancipador a liquidador
Exhausto, Zapatero, que ya hab¨ªa anunciado que no seguir¨ªa en la carrera, se retira antes incluso de completar la etapa. La decisi¨®n de no volver a presentarse a las elecciones no sirvi¨® para aliviar la derrota de los socialistas en las elecciones municipales y auton¨®micas. Ahora la pregunta es: ?Este adelanto servir¨¢ al PSOE para evitar una nueva cat¨¢strofe?
No s¨¦ si Zapatero se habr¨¢ planteado qu¨¦ hubiera ocurrido si, aquel infausto d¨ªa de mayo de 2010 en que, bajo la presi¨®n insolente de los mercados y de algunos pa¨ªses amigos, dio un giro total a su pol¨ªtica, hubiera optado por el digno gesto de dimitir y convocar elecciones. Probablemente, hubiese tomado el relevo el PP, que alcanz¨® cotas inauditas de frivolidad votando en contra de aquellas medidas. Sin duda las hubiese puesto en marcha igual solo de llegar al poder, sin que haya razones para pensar que hubiesen dado mejores resultados. Pero quiz¨¢s Zapatero ahora ser¨ªa una cierta reserva de la izquierda europea y no un pol¨ªtico sin cr¨¦dito.
La realidad es que desde aquel d¨ªa todo fue mal para el presidente: un a?o basura, en que ha ca¨ªdo a niveles de desconfianza sin precedentes y en que ha arrastrado a su partido a una situaci¨®n cr¨ªtica. Zapatero el emancipador se ha ido convirtiendo en Zapatero el liquidador. El lado positivo de su herencia, los indiscutibles progresos en materia de derechos civiles y costumbres y la derrota de ETA, apenas lucen en medio del fangal de desconfianza en que Zapatero ha acabado atrapado. Probablemente el mal ven¨ªa del principio. Zapatero nunca encontr¨® el sitio como presidente. Como el camarero de Sartre, siempre dio la sensaci¨®n de jugar a estadista m¨¢s que de ser estadista. Y as¨ª entr¨® en la crisis neg¨¢ndola mil veces hasta que le arrastr¨® el potente im¨¢n de los mercados. Como le ha ocurrido demasiadas veces a la izquierda, no pens¨® en la econom¨ªa para su proyecto y esta le ha engullido. Zapatero entr¨® en una din¨¢mica letal para ¨¦l y para la democracia: se olvid¨® de dar cuentas a la ciudadan¨ªa y solo se preocup¨® de buscar la legitimidad en el poder econ¨®mico. Sus publicitadas reuniones con banqueros y empresarios en la Moncloa son todo un s¨ªmbolo de una ¨¦poca y del fracaso de un presidente que lleg¨® con la promesa de un nuevo renacer para la izquierda. Al contrario de lo que ha dicho Zapatero, los discretos datos del paro y el tenue crecimiento demuestran que no habr¨¢ milagro, que la recuperaci¨®n est¨¢ lejos, de modo que las buenas noticias habr¨ªan sido escasas de aqu¨ª a marzo. La gente quiere cambio, porque Zapatero ha arruinado la marca PSOE, pero a pesar de ello conf¨ªa m¨¢s en el candidato Rubalcaba que en el candidato Rajoy. El par¨¦ntesis Zapatero se cierra con un panorama desolador. Sin renovaci¨®n pol¨ªtica y con el riesgo de que la derecha complete la gran restauraci¨®n. La derecha nos ofrece un l¨ªder que al decir de los suyos resuelve los problemas sin mover una ceja. Solo que a veces tarda dos a?os, como en el caso Camps. Y la crisis no quiere demoras.
Rubalcaba, por su parte, necesita hacer olvidar al PSOE, precisamente para evitar que este se hunda irremisiblemente. En este contexto, ?qui¨¦n ser¨¢ capaz de generar alg¨²n espacio para la ilusi¨®n?
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