?Fiesta!

Mientras una parte del litoral barcelon¨¦s era azotado por las trombas de agua, el puerto de Sant Feliu de Gu¨ªxols se convirti¨® en una fiesta. Una fiesta acariciada por una suave pero penetrante brisa mediterr¨¢nea y animada a ritmo de forr¨® llegado directamente del noreste brasile?o. Una fiesta plagada de ritmo y buenas vibraciones oficiada por un maestro de ceremonias de altos vuelos: Gilberto Gil.

El exministro de cultura brasile?o pas¨® por el Festival de la Porta Ferrada con una propuesta muy distinta de la de su ¨²ltima visita a tierras catalanas. Si entonces imper¨® la b¨²squeda de la intimidad y de la cercan¨ªa, esta vez fue un estallido de luz y color que lo inundaba todo y ante el que era imposible no caer rendido o permanecer quieto. Las gradas situadas en el puerto comenzaron a moverse con los primeros compases y no dejaron de temblar hasta el final del espect¨¢culo, demostrando su solidez porque sobre ellas se bail¨®, se cant¨® y se salt¨® a placer.

No fue casual que el primer tema de la velada fuera F¨¦ na Festa, t¨ªtulo de su ¨²ltimo disco y toda una declaraci¨®n de intenciones que se cumplieron a rajatabla. Gilberto Gil, a punto de cumplir los 70 a?os, se trajo todas las formas danzantes del forr¨®, se fue hasta sus ra¨ªces tropicalistas en los primeros setenta para rescatar melod¨ªas eternas como Lamento Sertanejo o Expresso 2222 y version¨® con igual soltura tanto a Luiz Gonzaga como a Bob Marley. Cant¨® con una fuerza contagiosa e hizo cantar al personal, bail¨® con elegancia y desparpajo y puso a bailar a todos los asistentes.

Una aut¨¦ntica fiesta en la que tambi¨¦n tuvieron mucho que ver los seis m¨²sicos que le acompa?aban. Gil ha montado una banda s¨®lida y colorista, id¨®nea para la explosi¨®n danzante que propone. Buenos instrumentistas que derrocharon ritmo a manos llenas y que pod¨ªan pasar de los instrumentos tradicionales a los electr¨®nicos con incursiones tan curiosas como un banjo de cinco cuerdas o una mandolina.