Acuerdo peligroso
El pacto para ampliar la deuda evita el impago en Estados Unidos, pero compromete la recuperaci¨®n
El acuerdo in extremis en Estados Unidos entre dem¨®cratas y republicanos para elevar el techo de la deuda, pendiente de la aprobaci¨®n la pasada madrugada por las C¨¢maras, salva el normal funcionamiento de la econom¨ªa estadounidense hasta 2013, durante la legislatura de Barack Obama, pero transmite el mensaje de que la pol¨ªtica radical que propone el n¨²cleo del partido republicano, el Tea Party, ser¨¢ un obst¨¢culo para la gesti¨®n anticrisis de Washington. El acuerdo salva el presente, puesto que evita la suspensi¨®n de pagos del pa¨ªs, pero compromete el futuro.
Obama ha perdido contra los republicanos. ?l mismo lo admite cuando proclama que "este no es el acuerdo que hubiera preferido". El techo de deuda se ampl¨ªa en unos dos billones de d¨®lares; pero la condici¨®n republicana es que el recorte del d¨¦ficit presupuestario ha de ser superior al margen de endeudamiento. Por a?adidura, los republicanos (m¨¢s exactamente, el Tea Party, su n¨²cleo m¨¢s activo en esta negociaci¨®n) se niegan a que la contenci¨®n del d¨¦ficit incluya un aumento de impuestos a las rentas m¨¢s altas. El pacto evita el impago hasta 2013, pero compromete la pol¨ªtica econ¨®mica del presidente.
Porque las condiciones impuestas por los republicanos debilitan gravemente los fundamentos del pa¨ªs para iniciar una recuperaci¨®n fuerte y sostenida. Las restricciones fiscales evitar¨¢n la reactivaci¨®n econ¨®mica y ralentizar¨¢n el crecimiento (la previsi¨®n para 2011 es apenas del 2,5%) y el empleo (la tasa de paro dif¨ªcilmente bajar¨¢ del 9%). Si la expansi¨®n monetaria de Ben Bernanke ya hab¨ªa sido puesta en entredicho por el Fondo Monetario Internacional (FMI), las horcas caudinas por las que se ha visto obligado a pasar Barack Obama bajo la mirada triunfal de los republicanos acabar¨¢n por arruinar la efectividad de la pol¨ªtica fiscal.
Los mercados percibieron esta contradicci¨®n. Si bien al empezar la jornada reaccionaron con una cierta euforia al anuncio del acuerdo, despu¨¦s advirtieron que la econom¨ªa estadounidense no reacciona y que las dr¨¢sticas limitaciones presupuestarias que implica el pacto de la deuda lastrar¨¢n el crecimiento (por tanto, la capacidad para devolver la deuda), y enfriaron el entusiasmo. En los puntos m¨¢s d¨¦biles del sistema financiero las p¨¦rdidas fueron importantes. En Espa?a, el Ibex se hundi¨® el 3,24% y la prima de riesgo alcanz¨® los 370 puntos b¨¢sicos.
Estados Unidos se encuentra en estos momentos dentro de la misma trampa b¨¢sica que el Viejo Continente. Como en tantos pa¨ªses europeos, para evitar la suspensi¨®n de pagos, es necesario aplicar ajustes fiscales (en este caso producto de un pacto pol¨ªtico interno) cuya consecuencia es limitar el crecimiento. Estados Unidos no es Europa, por supuesto. Su estructura financiera interior y exterior le permite un margen de maniobra mayor. Pero el acuerdo compromete su crecimiento y su empleo. Est¨¢ fundado, pues, el temor a que las agencias de calificaci¨®n degraden la deuda norteamericana.
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