La Blanca, acto primero

"Champ¨¢n barato", se pod¨ªa leer como reclamo en una caja de botellas de cava vendida a menos de dos euros en el centro de Vitoria. Los aficionados a la fiesta alavesa por excelencia saben que los litros de espumoso son una parte fundamental del ritual que da inicio a las fiestas de La Blanca. Alguno incluso rob¨® un carrito del supermercado para trasladar toda la mercanc¨ªa al lugar donde todo comenz¨® ayer como marca la tradici¨®n: la Plaza de la Virgen Blanca. All¨ª cuando el reloj marc¨® las seis de la tarde, un cohere sali¨® volando y Gorka Ort¨ªz de Urbina, Celed¨®n, cruz¨® entre la multitud, las decenas de miles de personas presentes ya hab¨ªan descorchado el cava, decretando as¨ª el comienzo de seis d¨ªas de juerga hasta que el cuerpo aguante.

"Champ¨¢n barato", se pod¨ªa leer como reclamo en un comercio del centro

Alguno incluso rob¨® un carrito del s¨²per para llevar tanta botella

Gerenabarrena fue el pol¨ªtico que m¨¢s se anim¨® en la balconada

La fiesta mantiene a¨²n ese car¨¢cter de 'secreto' entre amigos

Ortiz de Urbina, quien lleva encarnando el personaje desde 2001, fue abriendose paso entre v¨ªtores y empujones. Fueron cuatro minutos de infarto en los que todos los superticiosos intentan tocarle -la tradici¨®n dice que as¨ª se liga m¨¢s- hasta que lleg¨® a la balconada de San Miguel con la txapela en la mano, donde le puso el pa?uelo de fiestas al alcalde, Javier Maroto, quien viv¨ªa su primera fiesta como m¨¢ximo responsable local y a la chupinera, la periodista Mar¨ªa Senderos, en representaci¨®n de toda la prensa local.

Senderos tir¨® el cohete acompa?ada por varios compa?eros del gremio en la balconada. Todos llevaban una camiseta dise?ada para la ocasi¨®n con el dibujo de Celed¨®n portando un peri¨®dico bajo el brazo y un micr¨®fono en la mano. Las chicas no dudaron en darle un toque femenino a la prenda recort¨¢ndole el cuello. Hubo un momento de esos de tensi¨®n de pel¨ªcula, cuando la mecha no se encend¨ªa, pero pasado el susto estall¨® la fiesta y la plaza se fue impregnando de ese caracter¨ªstico olor a espumoso mezclado con el humo de los puros.

Adem¨¢s de pancartas en favor de los presos de ETA, tambi¨¦n se pudo ver alguna contraria a los desahucios -una de las reivindicaciones del movimiento 15-M- y alguna que otra latinoamericana.

En la balconada para autoridades y personalidades destacadas, el presidente del PNV alav¨¦s, I?aki Gerenabarrena, fue el m¨¢s animado a la hora de saltar y cantar la canci¨®n de Celed¨®n - el cl¨¢sico "Celed¨®n ha hecho una casa nueva; Celed¨®n, con ventana y balc¨®n"-. Entre los asistentes estaban la consejera de Educaci¨®n y lehendakari en funciones, Isabel Cela¨¢; el diputado general, Javier de Andr¨¦s, acompa?ado por su nuevo equipo en el ente foral, as¨ª como el exregidor de la ciudad, Patxi Lazcoz o el presidente de Caja Vital, Carlos Zapatero, entre tantos otros. En la delegaci¨®n de Bildu destac¨® la presencia de sus principales dirigentes, Oskar Matute y Peio Urizar, as¨ª como el diputado general de Gipuzkoa Martin Garitano y el alcalde donostiarra, Juan Karlos Izagirre.

El ambiente fue totalmente festivo all¨ª a pesar de la pol¨¦mica generada por la invitaci¨®n de Bildu a dos familiares de presos de ETA. En unos pocos metros se pod¨ªa recorrer a todo el espectro pol¨ªtico y social alav¨¦s. Y por las caras alegres y las ganas de fiesta esgrimidas, el ¨²nico adversario a batir all¨ª era la sed y el calor con el que un sol de justicia hizo sudar la gota gorda a los presentes.

Se cumpli¨® tambi¨¦n la tradici¨®n de los m¨¢s j¨®venes, que tras dejar la plaza y el centro echo un desastre -los servicios de limpieza se esmeran especialmente en retirar cuanto antes los cristales rotos de las botellas-, se meten por las calles del Casco Medieval. All¨ª van pidiendo "agua" a los vecinos, que con gusto van tir¨¢ndoles todos los baldes que hagan falta para sofocar el calor. El Ayuntamiento se?ala como principales enemigos de la fiesta los restos de botella que va dejando la gente y algunos carteristas que eligen las fiestas veraniegas para desplumar a quienes est¨¦n menos atentos.

Poco antes de las diez de la noche, un centenar de faroles ya alumbraban el centro de la ciudad con la imagen de la Virgen Blanca, una de las vertiendtes m¨¢s tradicionales de una fiesta que mantiene su car¨¢cter de secreto entre amigos, frente a otras ya masificadas como los sanfermines de Pamplona. Como ya se?alaba Iker Armentia ayer en una columna publicada en estas mismas p¨¢ginas, la diferencia est¨¢ que Ernest Hemingway no se pase¨® por estos rincones.

A medianoche estaba previsto que los catalanes de Jarabe de Palo congregaran miles de personas en la plaza de los Fueros de la capital alavesa.