Rudolf Brazda, el ¨²ltimo de los 'tri¨¢ngulos rosa'
Los nazis le encerraron en Buchenwald por ser homosexual
Cuando se preparaba la inauguraci¨®n de la escultura que conmemora en Berl¨ªn a las v¨ªctimas homosexuales de los nazis, los organizadores no cre¨ªan que siguiera vivo ninguno de los entre 10.000 y 15.000 hombres internados en campos de concentraci¨®n por sus preferencias sexuales. Les sac¨® de su error la llamada de una mujer: su t¨ªo Rudolf Brazda, nacido en Turingia en 1913, pas¨® por Buchenwald entre 1941 y 1945 y estaba dispuesto a participar en la ceremonia. No pudieron traerlo a tiempo a Berl¨ªn, pero Brazda s¨ª particip¨® en un acto conmemorativo durante la fiesta del Orgullo Gay de 2008, que se celebr¨® en la ciudad cuatro semanas despu¨¦s. Se conoci¨® entonces la historia del nonagenario, el ¨²ltimo testigo de la represi¨®n contra los homosexuales en la Alemania nazi.
Entre 10.000 y 15.000 gais estuvieron presos en los campos de concentraci¨®n
Para los nazis, la homosexualidad supon¨ªa un desorden grave y detestable por cuanto entorpec¨ªa la expansi¨®n demogr¨¢fica de la "raza aria". El r¨¦gimen calcul¨®, adem¨¢s, que aumentar los castigos contra los homosexuales les reportar¨ªa apoyos de sectores cat¨®licos y grupos conservadores ajenos al Partido. Al llegar al poder en 1933, Hitler cerr¨® los locales y lugares de encuentro homosexuales en las grandes ciudades. La tolerancia de la Rep¨²blica de Weimar termin¨® de la noche a la ma?ana. Rudolf Brazda, alba?il de formaci¨®n, ten¨ªa 21 a?os cuando lo detuvo la polic¨ªa por convivir con otro hombre en Leipzig. Lo sentenciaron a seis meses de c¨¢rcel en 1934. Tras cumplir la condena, tuvo que dejar Alemania para refugiarse en Checoslovaquia. La anexi¨®n de los Sudetes en 1938 le devolvi¨® a las redes del aparato represivo nazi.
Entre tanto se hab¨ªan endurecido las leyes que castigaban los actos sexuales entre hombres, que pasaron a ser delito en 1935. Su castigo m¨¢ximo se elev¨® hasta cinco a?os de prisi¨®n. El nuevo art¨ªculo 175 del C¨®digo Penal sancionaba cualquier "ofensa a la decencia con fines libidinosos" entre hombres. Bastaba con un beso para acabar en la c¨¢rcel. Hitler acababa de asesinar a la plana mayor de la poderosa SA, hasta entonces principal fuerza paramilitar de los nazis, en la llamada "noche de los cuchillos largos" de 1934. Acus¨® a sus l¨ªderes de preparar un golpe de Estado. Adem¨¢s, la propaganda justific¨® la matanza aduciendo que los jefes de la SA Ernst R?hm y Edmund Heines eran homosexuales.
La inscripci¨®n sobre el port¨®n de hierro de Buchenwald, el mayor campo de concentraci¨®n construido en territorio alem¨¢n, est¨¢ dispuesta de tal modo que los prisioneros pudieran leerla desde dentro: "A cada uno lo suyo". Cuando los nazis detuvieron a Brazda por segunda vez en 1942, no se molestaron en juzgarlo. Le enviaron a los trabajos forzados de Buchenwald. El campo se fund¨® en 1937 para recluir a personas "asociales" o "indeseables". Gitanos, testigos de Jehov¨¢, delincuentes comunes y homosexuales. Josef Brazda sobrevivi¨® a cuatro a?os de internamiento con el tri¨¢ngulo rosa que distingu¨ªa a estos ¨²ltimos.
Los nazis no llevaron a cabo contra los homosexuales una pol¨ªtica de exterminio comparable a la que sufrieron los jud¨ªos y los gitanos. Pero los portadores del tri¨¢ngulo rosa tambi¨¦n eran objeto de particular sa?a en los campos de concentraci¨®n. Los m¨¦dicos de Buchenwald les somet¨ªan a experimentos hormonales y quir¨²rgicos. Heinrich Himmler estaba interesado en desarrollar una "terapia" para lo que consideraba una desviaci¨®n patol¨®gica. Brazda se libr¨® "por pura suerte".
Su formaci¨®n de alba?il, que le convert¨ªa en un trabajador valioso, y el trato ¨ªntimo con un kapo -preso con tareas de guardi¨¢n- comunista, le salvaron de acabar como conejillo de indias o de morir de agotamiento. Las tropas estadounidenses lo liberaron en 1945. Dado que la homosexualidad segu¨ªa prohibida en la Alemania de la posguerra, Brazda se fue a vivir a Francia. Muri¨® el pasado mi¨¦rcoles en Alsacia, con 98 a?os.
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