Emociones bajo control
Brillante viaje de Magdalena Kozen¨¢ por el mundo de la canci¨®n eslava en Torroella
En una recta final consagrada a las voces, lleg¨® anteanoche al Festival de Torroella de Montgr¨ª (Girona) Magdalena Kozen¨¢, mezzosoprano checa que ha forjado su prestigio internacional en el repertorio barroco y cl¨¢sico. Acompa?ada al piano por el ruso-israel¨ª Yefim Bronfman, se present¨® en la iglesia de Sant Gen¨ªs su faceta de liederista con un programa de canciones eslavas de Mussorgski, Shostak¨®vich, Rachmaninov y Bart¨®k en el que el franc¨¦s Maurice Ravel era el invitado. Una infrecuente propuesta musical en territorio meridional con una buena carga intelectual que la mezzosoprano sirvi¨® con brillantez entusiasmando al p¨²blico pero sin llegar a conmoverlo.
Posee Magdalena Kozen¨¢ una bella voz, no excesivamente potente ni extensa, buena t¨¦cnica, gran musicalidad y un buen conocimiento de los estilos que hacen de ella una gran int¨¦rprete, aunque no una cantante excepcional. Navega con soltura de compositor a compositor, e imprime, con austero control, la justa emoci¨®n a unas interpretaciones no por ello exentas de verdad musical.
El viaje musical de Kozen¨¢ se inici¨® con el ciclo de canciones Jard¨ªn de infancia de Mussorgski, con textos del propio compositor en los que nos sumerge en el surrealista mundo de los ni?os. Canta y cuenta la mezzosoprano muy bien, con encanto no forzado, estas canciones, que requieren de su int¨¦rprete gran versatilidad en las formas de declamar. Desde la bulla de En la esquina? a la omnipresente onomatopeya de Sobre el caballito de cart¨®n, pasando por el declamado pr¨®ximo al sprechgesang de El escarabajo. El juego de matices, sin embargo, se pierde en parte para un p¨²blico que no entiende lo que se est¨¢ cantando. La traducci¨®n de las letras acompa?ando el programa de mano ayuda, pero no surte el mismo efecto que entender lo que se canta.
Igual sucede con la sutileza de la cr¨ªtica al arte, el filiste¨ªsmo y el idealismo sovi¨¦tico que Shotak¨®vich lanza en su ciclo S¨¢tiras, con versos de Sasha Chorni, que ir¨®nicamente subtitula Postales del pasado. La soprano rusa Galina Vishnevskaya, esposa de Rostrop¨®vich, dec¨ªa acertadamente que para interpretar estas canciones se precisaba de una voz oper¨ªstica y el estilo de una cantante de cabar¨¦. Kozen¨¢ pasa de esta interpretaci¨®n y realiza una versi¨®n libre desde la sensibilidad de una eslava occidental aplic¨¢ndose con generosidad en los rubatos para enfatizar los contrastes entre las diversas secciones con buenos resultados.
En la segunda parte, viajamos con ¨®ptimos resultados a Francia con las sofisticadas y sat¨ªricas descripciones de animales del ciclo Historias naturales que Maurice Ravel compuso sobre textos de Jules Renard para volver despu¨¦s a Rusia con el lirismo de las romanzas del ciclo opus 38 de Rachmaninov. El punto final del programa lo pusieron las maravillosas canciones folcl¨®ricas eslovacas de B¨¦la Bart¨®k que Kozen¨¢ bord¨® acompa?ada con eficiencia por Yefim Bronfman, aunque sin la complicidad del pianista y la cantante que llevan a?os trabajando juntos.
Rendido a belleza de la voz y la buena interpretaci¨®n el p¨²blico forz¨® con sus intensos aunque no arrebatados aplausos hasta seis salidas a escena de la mezzosoprano quien ofreci¨® dos bises, el Intermezzo de Schumann, que al exquisito y entendido p¨²blico de Torroella le supo un poco a concesi¨®n en el marco del sofisticado programa, y R¨ºve d'amour de Faur¨¦.
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