Matones
Me contaron que tuve muy claro en mi infancia lo de las afinidades electivas. L¨®gicamente, me apunt¨¦ a ganador en el f¨²tbol, haci¨¦ndome del Real Madrid, aquel equipo maravilloso en el que jugaba Di St¨¦fano, cuando la forma de ganar era hermosa. Sospecho que ni en el estado neur¨®tico m¨¢s agudo, o esquizofr¨¦nico, o desquiciado de drogas, podr¨ªa sentir la tentaci¨®n de entregar mi coraz¨®n al Madrid de Mourinho. Tambi¨¦n me aseguran mis recuerdos m¨¢s remotos que siempre quise ser indio o bandido, jam¨¢s soldado del S¨¦ptimo de Caballer¨ªa o polic¨ªa. Imagino que no un indio cualquiera, sino Jer¨®nimo, Cochise o Sitting Bull. Y un bandido como Jesse James o Billy el Ni?o, que probablemente fueron unos cabrones. Y, por supuesto, me siento orgulloso de que, a los 14 a?os, las bestias ensotanadas de mi internado, enviaran una intuitiva carta a mis afligidos padres asegur¨¢ndoles que alg¨²n d¨ªa acabar¨ªa en la c¨¢rcel.
Recuerdo esas cositas al ver con tanto estupor como mala leche en Internet un v¨ªdeo en el que unos se?ores uniformados y de andares muy machotes le sueltan un hos-ti¨®n en el careto a una cr¨ªa. Esta no forma parte de un turba subversiva. Solo la acompa?a un chaval que intenta sacarla de la previsible paliza. Tambi¨¦n me parece haber escuchado antes la voz de esa chica grit¨¢ndole a sus futuros agresores: "Sois unos violentos, cabrones". Presiento que con motivos. Al parecer, las sagradas Fuerzas del Orden estaban velando por la tranquilidad de esos peregrinos hacia los que sienten tantos lazos fraternales. No solo cobra la chavala, sino que tambi¨¦n se ensa?an con un fot¨®grafo que ha tenido la osad¨ªa de captar ese vergonzoso momento. L¨¢stima que exista una maldita c¨¢mara de v¨ªdeo plasmando lo que puede hacer el drag¨®n con la hormiga, si adem¨¢s de estar convencido de que Dios, la inmunidad y el poder siempre est¨¢n de su parte, le han dotado de una placa, una pistola y una porra. Que juerga tan inolvidable pasaron los ocho maderos blancos que apaleaban en la calle a un negrata llamado Rodney King por ponerse borde. En Chile acaban de mandar al otro barrio a un manifestante de 14 a?os que se atrev¨ªa a reclamar ense?anza gratuita. Tienes la sensaci¨®n de que los que nos protegen del mal son cl¨®nicos en cualquier lugar del universo.
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