La transici¨®n de Carlos Fuentes

A orillas del Mediterr¨¢neo, el mar testigo de todos los tiempos de la cultura occidental, Carlos Fuentes se siente un privilegiado por vivir el final de una ¨¦poca, "un tiempo de transici¨®n del que a¨²n no sabemos qu¨¦ es ni que nombre ponerle, porque es un tiempo de cambio. Pero que pronto lo sabremos". Un tiempo que, adem¨¢s, requiere cambios de estrategia sobre el combate a la droga, como "estudiar posibles legalizaciones o no enviar a la c¨¢rcel a la gente sino al hospital". Lo dice el escritor mexicano, a sus casi 83 a?os, cuya narrativa est¨¢ basada en la imbricaci¨®n de la memoria, la imaginaci¨®n, la historia, la identidad y la realidad de los hechos en un extenso ciclo literario de 57 a?os bautizado como La edad del tiempo. Una experiencia art¨ªstica y de compromiso sociocultural por la que ayer recibi¨® en Mallorca el Premio Formentor de las Letras.

"Del nexo del pasado y el presente salimos los lectores de hoy", asegura el escritor

Fue en el ocaso de un d¨ªa luminoso en la pen¨ªnsula de Formentor. Fuentes descendi¨® por los 46 descansados pelda?os de piedra de la escalinata del hotel, hasta una especie de terraza abalconada frente al mar para recibir este galard¨®n que con su apellido celebra sus cincuenta a?os y busca resucitarlo ya que fue suspendido en 1967. "Un premio muy honroso y que espero no se vuelva a interrumpir. Larga vida al premio", exclam¨® el autor de obras tan importantes como La regi¨®n m¨¢s transparente, Terra nostra, Cambio de piel, La muerte de Artemio Cruz o La silla del ¨¢guila.

Tras una exposici¨®n razonada y elogiosa de la obra de Fuentes, Basilio Baltasar, secretario del jurado, dijo: "Nuestro siglo afronta la creaci¨®n del mismo modo que el h¨¦roe cl¨¢sico. Como Prometeo, el escritor roba el fuego que alumbra la vida de los hombres. No nos enga?emos: nadie escribe por placer, escribir es una lucha sin cuartel y por ese riesgo y por esa victoria, hoy entregamos a Carlos Fuentes el Premio Formentor de las Letras".

Un autor que desde ahora comparte este sitio de honor junto a otros escritores que recibieron el premio entre 1961 y 1967: Jorge Luis Borges, Samuel Beckett, Juan Garc¨ªa Hortelano, Uwe Johnson, Saul Bellow y Witold Gombrowicz. Un premio surgido en 1961 por iniciativa de Carlos Barral y Camilo Jos¨¦ Cela con la ayuda de editoriales extranjeras, en el marco de los Encuentros de Formentor que hab¨ªan nacido dos a?os antes y que se recuperaron en 2008.

La entrega al reconocimiento de la obra de Fuentes, se hizo en un atardecer en el que estuvo presente Fiodor Dostoievski y su novela Los hermanos Karamazov, a trav¨¦s de las palabras del autor mexicano dentro de su esp¨ªritu y admiraci¨®n por la pluralidad de los puntos de vista expuestos en aquella obra maestra rusa. Fuentes hab¨ªa dicho horas antes, en medio del rumor de los diferentes idiomas de los veraneantes en la playa, por qu¨¦ Dostoievski es ¨²nico y como lo refleja a trav¨¦s de Los hermanos Karamazov: "Este libro presenta unos puntos de vista que no son los de un individuo Dostoievski, sino que son ideas importantes para expresarlas en conflicto en relaci¨®n con otras ideas y para crear un universo de pensamiento y de vida fuera del autor pero hecho por el autor, esta es la paradoja de la escritura. Que est¨¢ presente el autor pero desaparece en funci¨®n de los personajes".

Es lo que ¨¦l mismo ha hecho en sus obras. Desde aquel primero libro de relatos de 1954, titulado Los d¨ªas enmascarados hasta los que va a publicar en septiembre, Carolina Grau. En medio, sus narraciones antes citadas y ensayos como El espejo enterrado o su reciente La gran novela latinoamericana. Obras en las cuales el tiempo es el eje y la Historia su encarnaci¨®n. "La historia la hacemos nosotros, y en consecuencia podemos interpretarla de varias maneras. Estamos sujetos a la historia de los calendarios, pero tambi¨¦n hay una historia en espiral, o el eterno retorno. De manera que el tiempo no es s¨®lo el tiempo lineal, sino el tiempo como se vive. A trav¨¦s del arte y la literatura el tiempo coexiste, somos contempor¨¢neos. No nos envejece la lectura de un libro antiguo, ni nos vuelve modernos el hecho de estar aqu¨ª, sino que de la conjunci¨®n del pasado y del presente salimos nosotros, los lectores de hoy".