El Bar?a, ideas e int¨¦rpretes
Una vez m¨¢s sali¨® este grupo de futbolistas a imponer su estilo. En esta ocasi¨®n, en la Supercopa europea, en el resbaladizo c¨¦sped monegasco. Con intensidad, pero con soltura; concentrado, pero liviano. No dando por sentado nada de lo conseguido, pero, al tiempo, consciente de su superioridad. El Barcelona llega a estas citas sin regodearse en el tesoro acumulado. Consciente de lo que, de nuevo, se juega.
Un equipo que ha encontrado a los mejores int¨¦rpretes para aplicar sus ideas, pero que antes ha tenido la precauci¨®n de tener ideas a las que buscar int¨¦rpretes... Este Bar?a es una equilibrada conjunci¨®n entre la libertad individual y el compromiso t¨¢ctico colectivo. Cada jugada es una declaraci¨®n en la que se lee la fe de los futbolistas en lo que hacen. Ejecutan con plena confianza los mecanismos y las variaciones que al ya largamente arraigado estilo ha ido agregando Pep Guardiola para enriquecerlo.
Los azulgrana muestran una equilibrada conjunci¨®n entre la libertad individual y el compromiso t¨¢ctico colectivo
Las salidas cortas en el comienzo de las jugadas, incluso ante la presi¨®n adversaria, son quiz¨¢s el ejemplo m¨¢s contundente de confianza en las propias condiciones. La inserci¨®n de Xavi entre los centrales, que se abren como un resorte a orillas del ¨¢rea grande, coloca a los laterales en posiciones ofensivas cuando Vald¨¦s todav¨ªa tiene la pelota en los pies. Los movimientos horizontales en la posesi¨®n, a trav¨¦s del juego corto y medio, se estructuran con triangulaciones verticales que depositan el bal¨®n en la otra banda utilizando recorridos que dificultan la presi¨®n rival y facilitan la disposici¨®n para profundizar. Cuando la pelota supera el mediocampo y los tri¨¢ngulos encuentran a Xavi o Iniesta como v¨¦rtices bajos, Villa y Pedro, con un ojo en el pie del lanzador y otro en la ¨²ltima l¨ªnea enemiga, coquetean con el fuera de juego y piden la profundidad. Doble amenaza que, adem¨¢s, desprende a Messi de los centrales y le permite enlazar con holgura.
A los 35 minutos el Barcelona ya ten¨ªa el 70 % de la posesi¨®n y cuadruplicaba al Oporto en la cantidad de pases. No solo el Barca tiene incorporada su partitura de antemano, sino que, adem¨¢s, afina su instrumento en el transcurso del partido. Tras una salida larga de Helton, a los 37 minutos, los delanteros del Oporto apretaron hasta llegar a Vald¨¦s, arrastrando al resto de los bloques con ellos. Vald¨¦s, Abidal y Xavi triangularon en el ¨¢rea desairando la presi¨®n y, en menos de 14 segundos y sin dejar de tocar el c¨¦sped, el bal¨®n se encontraba en el ¨¢rea contraria en poder de Alves.
El ahogo que produce la presi¨®n en falso y el consiguiente regreso de los bloques afect¨® directamente al Oporto, que, tras recuperar ese bal¨®n, no tuvo fuerza para desplegar sus filas nuevamente. El pase atr¨¢s de Guar¨ªn en el gol de Messi es un claro error individual, pero se produce por la falta de movilidad del equipo portugu¨¦s para generar posibilidades en la salida tras el esfuerzo en vac¨ªo de la presi¨®n fallida.
La segunda parte repiti¨® argumento con peque?os matices. El Oporto intent¨® exigir a Vald¨¦s con tiros desde fuera del ¨¢rea y el Bar?a improvis¨® alguna salida larga. El dominio y el control no se inmutaron. Solo en saques de esquina superaba el Oporto al Bar?a cuando Alexis S¨¢nchez reemplaz¨® a Villa y Busquets mand¨® a Abidal al lateral tras sustituir a Adriano. El partido ¨²nicamente corri¨® riesgo para el Bar?a en el minuto 78, cuando Abidal dobl¨® su error en la salida derribando a Guar¨ªn en un lance que empa?¨® la hasta entonces muy buena labor del ¨¢rbitro.
Cesc ingres¨® a 10 minutos del final para corroborar, en pocas intervenciones y con gol incluido, que su fichaje responde a factores que superan lo futbol¨ªstico. Con la misma intenci¨®n que los arque¨®logos griegos cuando reclaman al Museo Brit¨¢nico algunos fragmentos de la Acr¨®polis, el Bar?a recupera con Cesc un pedacito de su estilo que estaba en manos inglesas. Se asegura calidad y se garantiza competencia a la altura del grupo.
El Barca gana su segundo trofeo de los seis que le ofrece el a?o y se muestra con cuerda para rato. Aunque el Madrid, fiero y punzante, como demostr¨® en La Romareda, le disputar¨¢ hasta el final tres de ellos.
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