El hombre pegado a un ¨®rgano el¨¦ctrico
Vas a Alemania y tienen su Bach, su Brahms, su Beethoven; aqu¨ª en Am¨¦rica tenemos nuestro Irving Berlin, nuestro Glenn Miller y nuestros Booker T. & the MG's". Una hip¨¦rbole, sin duda, proclamada por Dan Aykroyd al frente de The Blues Brothers. Pero se?ala algo indiscutible: la trascendencia de Booker T. Jones (Memphis, 1944) y su combo de los sesenta en la m¨²sica estadounidense. Como arquitectos del sonido Stax, el del soul sure?o: respaldando a grandes voces (Otis Redding, Wilson Pickett, Sam & Dave...) o con sus propios discos instrumentales. Lo extra?o es que Jones llevara 15 a?os sin publicar cuando alumbr¨® Potato hole en 2009, gracias a su fichaje por el sello Anti. "Estoy muy agradecido por poder hacer m¨²sica nueva otra vez", desliza, desde su domicilio en Los ?ngeles, tono entre flem¨¢tico y amable, discurso al grano como en sus piezas m¨¢s celebradas. "La clave de nuestra influencia consist¨ªa en esa sencillez de un sonido con mucho ritmo y los pies en la tierra".
Booker T., como siempre se le conoce (la T. no abrevia nada, fue un homenaje de sus padres al l¨ªder afroamericano Booker T. Washington), equivale en el imaginario musical a ¨®rgano Hammond. El instrumento de su vida, pese a conocer muchos, desde que lo escuch¨® de ni?o a las puertas de un garito en Beale Street (el Harlem del sur) y lo confundi¨® luego con un mueble en casa de su profesora de piano. Y eso que no posey¨® ninguno hasta su traslado a California en los setenta: el de sus a?os vinculado a Stax Records pertenec¨ªa a la discogr¨¢fica y reposa hoy en su museo. Hammond B-3 supura por todas partes The road from Memphis, su nuevo disco. "Una vuelta a mis ra¨ªces y fundamentos, al soul y rhythm and blues que empec¨¦ a practicar en mi ciudad". Y un contraste con el ¨¦nfasis guitarrero de Potato hole, "el ¨¢lbum de rock que siempre hab¨ªa querido hacer".
El entramado en torno a sus teclas lo sosten¨ªa entonces la banda de rock sure?o Drive-By Truckers, con las seis cuerdas adicionales de Neil Young. Esta vez, en cambio, es el grupo de hip-hop de Filadelfia The Roots el que apoya al maestro (su l¨ªder y bater¨ªa, Questlove, incluso coproduce). "Los conoc¨ª en el show televisivo de Jimmy Fallon, donde son la banda residente, y me parecieron id¨®neos y capaces de respetar mi tipo de m¨²sica". L¨®gico: The Roots siempre priman en su rap los instrumentos a los samples, y su lidia cat¨®dica les ha engrasado a¨²n m¨¢s la cintura. Hip-hop y Booker T. tampoco significan ant¨®nimos: el organista version¨® a Outkast en el disco previo y su canto del cisne con los MG's al completo, Melting pot, representa un caladero de ritmos para el g¨¦nero. "Grabar con The Roots supone cerrar el c¨ªrculo", apostilla.
El ¨¢lbum trata de reflejar los influjos recibidos por Booker T. desde otros focos de la m¨²sica negra y la expansi¨®n de ¨¦sta a partir del sur estadounidense. Incluso Detroit y la etiqueta Motown ("para los de Stax eran 'los profesionales', hab¨ªa respeto mutuo") est¨¢n representados con la guitarra wah-wah de Dennis Coffey, gasolina en ¨¦xitos de los Temptations. "Una suerte contar con ¨¦l, ni siquiera necesit¨® ensayar". Filadelfia tambi¨¦n figura, no s¨®lo por The Roots, sino por temas como Rent party: "La recesi¨®n de hoy me evoc¨® esas fiestas que se celebraban all¨ª en los sesenta, para que la gente recaudara algo con lo que pagar sus alquileres". Y el turno neoyorquino: registr¨® el disco en Manhattan Gabriel Roth, bajo y director musical de Sharon Jones & the Dap-Kings (instrumentistas de Amy Winehouse en su Back to black). "Y uno de los ingenieros retro m¨¢s puros que existen. Todos tocando juntos y con cinta anal¨®gica: un sonido que podr¨ªa haber sido grabado en 1964 o 1965". Tambi¨¦n hay alusi¨®n tem¨¢tica a la Gran Manzana, The Bronx: "Mucha gente se asomaba por las sesiones. Cuando supimos que ven¨ªa Lou Reed, que es fan de siempre, mi hija Olivia me ayud¨® a concebir un texto para ¨¦l". Mientras el gru?¨®n de Reed desgrana como quien se ajusta un guante dicha letra, la aportaci¨®n vocal invitada se extiende a otros dos cortes: Yim Yames, cerebro de My Morning Jacket, y un dueto entre Sharon Jones y Matt Berninger (cantante de The National), tambi¨¦n escrito por Liv Jones, la hija, cantautora en ciernes. Casi como el himno futbol¨ªstico: veteranos y noveles, m¨¢s indies con recorrido.
Y no olvidemos un significativo flash de adolescencia en Memphis, Harlem House, "el nombre de una hamburgueser¨ªa junto a mi instituto en la que pas¨¢bamos horas escuchando el jukebox". Porque Booker T. fue un adelantado, compuso Green onions, su instrumental insignia, a¨²n en high school, cuando ya era sesionero en Stax. A pesar del ¨¦xito, plant¨® al grupo para estudiar m¨²sica cuatro a?os en la Universidad de Indiana. "Hab¨ªa ya completado el papeleo, pasado los ex¨¢menes, creo que fue una buena decisi¨®n. Me empap¨¦ de m¨²sica cl¨¢sica europea, y casi todo lo que s¨¦ de guitarra lo absorb¨ª de los int¨¦rpretes espa?oles". Tras la bienvenida al redil, Booker T. & the MG's persever¨® como una de las primeras bandas integradas: dos negros y dos blancos. "Al principio la segregaci¨®n de hoteles provocaba an¨¦cdotas, pero no ¨¦ramos otra cosa que el reflejo de los cambios sociales".
The road from Memphis est¨¢ editado por Anti / Pias.
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