Una reflexi¨®n nada sencilla
La alcaldesa de Valencia, mesurada, humilde, discreta y prudente como es, se pregunt¨® ayer c¨®mo era posible que "una reflexi¨®n sencilla y sincera" como la que hizo el pasado viernes mereciera tanta atenci¨®n. Una "reflexi¨®n" que son¨® como un trueno en G¨¦nova (sede nacional del PP) y que retumb¨® en el Palau de la Generalitat y en la direcci¨®n regional de los populares. Pero Barber¨¢ se ve "sencilla y sincera", de donde se infiere que, al contrario de lo que dice el tango, 20 a?os en el poder acaban por nublar hasta la mente m¨¢s l¨²cida.
La regidora valenciana, cosa humana, debe sentirse hastiada de tantos lustros llevando el peso de la vara de mando local, pese a que su jornada no sea precisamente estajanovista. Cansada y con unas perspectivas econ¨®micas nada halag¨¹e?as para la ciudad en el futuro, parece l¨®gico que haya decidido buscarse nuevos horizontes. Por eso, el pasado viernes, con no poca ret¨®rica y mayor prosopopeya, vino a decir que se quiere ir a Madrid al Congreso de los Diputados. Lo que no dijo fue que espera que se lo pida Mariano Rajoy en persona para as¨ª quedar como una Juana de Arco valenciana que se sacrifica por los intereses superiores de todos los espa?oles. Como tampoco dijo que en esta ocasi¨®n, a diferencia de otras, no pudo rechazar el cargo de presidenta de la Generalitat, simplemente porque nadie se lo pidi¨®. Un silencio que bien puede entenderse como un desaire hacia su persona que traslad¨® en su nada sencilla reflexi¨®n, en la que embarc¨® nada menos que a los 140.000 militantes del PP en la Comunidad Valenciana.
La llegada de Alberto Fabra al Palau de la Generalitat supone un cambio de ciclo en el seno del PP valenciano en el que Barber¨¢ apenas tiene protagonismo. Pero nadie le puede negar a la alcaldesa su trayectoria, que est¨¢ muy por encima de algunas peque?as miserias. Por eso va a obtener las satisfacciones que reclamaba el otro d¨ªa. De momento, Javier Arenas, en un gesto que no le supone esfuerzo alguno, se ha sumado a la reivindicaci¨®n del corredor mediterr¨¢neo que ya hicieron los alcaldes andaluces del PP interesados en esta infraestructura. No ser¨¢ el ¨²nico. A los ya conocidos: Cambio de fecha de un acto central de su partido para no coincidir con el 9 d'Octubre o la convenci¨®n nacional sobre empleo o pymes que se celebrar¨¢ en Valencia, se sumar¨¢n otros. Por ejemplo, el gesto del presidente de la Generalitat de acudir al Ayuntamiento a reunirse con la alcaldesa, cuando ¨¦sta a¨²n no ha realizado una visita institucional al Palau. La historia de Barber¨¢ en el PP bien lo vale. Se reconoce a la persona, no las banderas que levanta.
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