Palabra de Terrence Malick
"?D¨®nde estabas cuando yo fundaba la tierra? (...) ?Qui¨¦n fij¨® sus medidas? (...) ?Qui¨¦n tendi¨® sobre ella la cuerda para medir? ?Sobre qu¨¦ fueron hundidos sus pilares o qui¨¦n asent¨® su piedra angular?", pregunta Dios a Job en el cap¨ªtulo 38 de su Libro. Unas palabras que resuenan como un martillo pil¨®n en El ¨¢rbol de la vida, el inspirador, casi inabordable, complej¨ªsimo, hermoso, trascendental poema en im¨¢genes que ha compuesto Terrence Malick, el hombre sin rostro, enigma personal y art¨ªstico, apenas cinco pel¨ªculas en casi 40 a?os de carrera, todas extraordinarias, probablemente el director m¨¢s inescrutable de siempre. ?Qui¨¦nes somos, de d¨®nde venimos, ad¨®nde vamos? El origen y el fin. La fuente de la existencia y las puertas de la muerte. ?Puede una obra de arte englobar no un misterio, sino el Misterio? Quiz¨¢ s¨ª. El ¨¢rbol de la vida.
EL ?RBOL DE LA VIDA
Direcci¨®n: Terrence Malick. Int¨¦rpretes: Brad Pitt, Hunter McCracken, Jessica Chastain, Sean Penn. G¨¦nero: drama. EE UU, 2011. Duraci¨®n: 140 minutos.
Es un filme inmenso no por lo que pasa, sino por lo que te hace sentir
Un ep¨ªlogo de 10 minutos resume todo: la vida es fe, la vida es creencia
Alej¨¢ndose completamente de la narrativa convencional, Malick ha perge?ado una pel¨ªcula de sensaciones, de texturas, de sonidos, de colores, armada para ser degustada con la mente y el cuerpo, con las tripas, quiz¨¢ con el alma; una pel¨ªcula inmensa no por lo que pasa en ella, sino por lo que te hace sentir a trav¨¦s del lenguaje cinematogr¨¢fico, de sus encuadres, del movimiento continuo de la steadycam, lentamente, a toda velocidad, nunca quieta, de la combinaci¨®n de planos, de sus insertos, de sus grandes angulares para producir sensaci¨®n de sue?o, de pesadilla. En su primera media hora Malick une el origen del mundo y el origen de la vida. El espacio, los astros que cantan a coro, la aurora de la ma?ana, el fondo del oc¨¦ano, el reino de las sombras, el seno materno, las puertas del mar, el cord¨®n umbilical. Todo ello ya est¨¢ en ese cap¨ªtulo 38 del Libro de Job. Y, en ese largu¨ªsimo pr¨®logo, tambi¨¦n comienza a hablarse no de la existencia en general, sino de una vida en particular: la del ni?o Jack O'Brien (en iniciales: Job), martilleado por el brazo custodio, represor-ejecutor, de su padre, del Padre, del todopoderoso, del Todopoderoso, al que no se discute, al que no se replica, como ese dinosaurio que planta el pie con dureza en la cabeza de su cr¨ªa en otra de las im¨¢genes de la pel¨ªcula.
M¨¢s tarde, el n¨²cleo central, alrededor de una hora y media, contiene eso que dicen que marca nuestro futuro: la infancia, la compa?¨ªa de tus hermanos, de tus amigos, de tus progenitores. Y, como contrapartida, la labor del padre. Malick lo narra intensificando lo ya apuntado en Malas tierras (1973), D¨ªas del cielo (1978), La delgada l¨ªnea roja (1998) y El Nuevo Mundo (2005), con poqu¨ªsimos di¨¢logos, mucha voz en off y un gran apoyo musical. Mahler, Bach, Couperin, Smetana, Brahms, Respighi, Mozart, Berlioz, incluso Preisner. Casi nada. Tambi¨¦n Alexandre Desplat, el mejor compositor cinematogr¨¢fico del momento. Y ah¨ª la vida fluye.
Pero ?qu¨¦ es la vida? ?Acariciar por primera vez el pie de tu beb¨¦ o asistir al primer entierro de una persona que no ten¨ªa edad para morir? ?Sufrir la muerte de un hijo, de un hermano, o lanzar a una rana al espacio atada a un peque?o cohete con la ayuda de un petardo? Seguro que todo ello, unido, nos hace personas. "La naturaleza siempre trunca la felicidad", viene a decir uno de los textos, comenzando por la mera existencia de la muerte. Estamos condenados a morir, pero, como el ni?o protagonista, a veces lo que siente es que se est¨¢ condenado a vivir.
Por ¨²ltimo, un ep¨ªlogo de 10 minutos que resume todo: la vida es fe, la vida es creencia. Palabra de Dios, palabra de Malick, el hombre que ha legado una s¨²plica, un lamento, una obra que queda para la historia del cine desde ya.
Babelia
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