La 'primavera ¨¢rabe' vista a trav¨¦s de Gonz¨¢lez-Torres
La Bienal de Estambul de arte pol¨ªtico resucita la obra del creador cubano para enfrentarse a la actualidad
No hay ninguna obra suya expuesta, pero el esp¨ªritu, la belleza formal y el compromiso social y pol¨ªtico de F¨¦lix Gonz¨¢lez-Torres (Guaimaro, 1957- Miami, 1996) sobrevuelan estos d¨ªas la Bienal de Estambul. La cita m¨¢s pol¨ªtica y comprometida del panorama se presenta como un homenaje en forma de antolog¨ªa al artista cubano, a quien el sida se llev¨® por delante en el mejor momento de su carrera. El resultado sirve para recorrer su intensa vida y resucitar el heroicismo de las batallas libradas a trav¨¦s de la expresi¨®n conceptual.
A ¨¦l le gustaba bautizar piezas como sus c¨¦lebres monta?as de caramelos, habitantes del sutil mundo de las instalaciones minimalistas, con el socorrido Sin t¨ªtulo. Y as¨ª han nombrado sus dos comisarios, Adriano Pedrosa y Jens Hoffmann, esta bienal, en la que se re¨²ne obra de casi un centenar de artistas sobre temas presentes en la obra de Gonz¨¢lez-Torres: la discriminaci¨®n, las fronteras, la violencia, la abstracci¨®n o el amor homosexual.
Los comisarios critican el excesivo culto al nombre del mercado
La marginaci¨®n de las mujeres inspira una gran parte de la exposici¨®n
Los comisarios ocultaron deliberadamente la lista de los creadores citados en la antigua f¨¢brica de Estambul que ocupa la bienal. Era su forma de criticar el excesivo culto al nombre del mercado del arte contempor¨¢neo. Se sab¨ªa, eso s¨ª, que abundar¨ªan los latinoamericanos, los europeos del Este y los autores de Oriente Pr¨®ximo. Y entre todos ellos, un solo espa?ol en la secci¨®n oficial: Antoni Muntadas (Barcelona, 1942).
Los organizadores han querido equiparar el Nueva York del deslumbramiento art¨ªstico de Gonz¨¢lez-Torres con el presente agitado de la antigua Constantinopla. El descontrol, el ruido, la furia y la siempre complicada convivencia entre lo antiguo y lo nuevo se dejan sentir desde la misma entrada a los pabellones de la bienal, en la que se escenifica la colisi¨®n de mundos aparentemente contradictorios.
En los dos edificios se ha optado por dividir las obras de los artistas en celdas de aire monacal, feliz idea del arquitecto japon¨¦s Ryue Nishizawa (miembro del despacho Sejima and Nishizawa and Associates, los ganadores del Pritzker de 2010). Documentos, pinturas, mucha fotograf¨ªa y poco v¨ªdeo narran dram¨¢ticas historias de deportaciones, de marginaci¨®n y de acosos tan tangibles como los que sufri¨® Gonz¨¢lez-Torres en vida.
Hay constantes referencias a la primavera de las revueltas ¨¢rabes. El drama que a diario siguen sufriendo los palestinos lo cuenta bien Bisan Abu-Eisheh (Jerusal¨¦n, 1985) en su instalaci¨®n titulada Playing house. Llena su espacio con un mont¨®n de piedras y objetos recogidos en casas abandonadas en diferentes zonas de Jerusal¨¦n. Hay ropa, cubiertos de cocina, trozos de CD... Y cada una de estas piezas se expone con su genealog¨ªa: de d¨®nde viene exactamente, el plano de la casa original, la fecha de la demolici¨®n, el n¨²mero de habitantes... Son edificios que fueron construidos, destruidos y posteriormente reconstruidos en numerosas ocasiones durante los ¨²ltimos 40 a?os.
La marginaci¨®n y el acoso que sufren las mujeres, nunca suficientemente denunciados, inspira una gran parte de la exposici¨®n de la bienal, que hace bullir estos d¨ªas a Estambul con actividades paralelas y privadas desparramadas en las zonas europea y asi¨¢tica. Una treintena de j¨®venes artistas turcas habla tambi¨¦n de su malestar en el vecino Museo de Arte Contempor¨¢neo de Estambul. Dentro de los pabellones, la obra de creadoras consagradas y emergentes se solapa. La famosa fotograf¨ªa de la revolucionaria mexicana que pasea con la bandera al hombro, retratada por la italiana Tina Modotti en 1928, da paso a las desoladoras im¨¢genes de Martha Rosler (Nueva York, 1950), protagonizadas por mujeres y ni?os v¨ªctimas de las guerras de Irak y Afganist¨¢n, mientras Catherine Opie (Ohio, 1961) expone una selecci¨®n de sus primeros planos. Pero puede que la obra que mejor describa el aislamiento sea la instalaci¨®n de la brasile?a Renata Lucas (Ribeirao Preto, 1971). Sus grandes paneles m¨®viles de madera recuerdan que las barreras est¨¢n ah¨ª para impedir el paso a los sue?os.
Babelia
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