La agon¨ªa de Bachar
La amplia movilizaci¨®n popular, el agravamiento de la crisis econ¨®mica y la intensa presi¨®n internacional surtir¨¢n el efecto deseado y pondr¨¢n fin al r¨¦gimen sirio. El Asad no pilotar¨¢ una transici¨®n democr¨¢tica
El r¨¦gimen sirio est¨¢ cada vez m¨¢s solo y su ca¨ªda podr¨ªa ser una mera cuesti¨®n de tiempo. Esta es la lectura m¨¢s apremiante que puede hacerse de los primeros seis meses de revuelta popular. El malestar generalizado de la poblaci¨®n hacia sus dirigentes, las crecientes dificultades de la econom¨ªa siria y el aislamiento internacional del pa¨ªs parecen indicar que ya no hay vuelta atr¨¢s y que la posibilidad de que Bachar el Asad pilote una transici¨®n hacia la democracia debe descartarse de manera definitiva.
En este medio a?o, la repartici¨®n de fuerzas ha experimentado un cambio radical. En sus primeros compases, las manifestaciones apenas movilizaron a unos pocos miles de personas en regiones perif¨¦ricas alejadas de los principales n¨²cleos urbanos. Hoy en d¨ªa, las protestas se han extendido por buena parte del territorio siendo especialmente relevantes en el tri¨¢ngulo sun¨ª formado por Homs, Hama y Alepo, pero tambi¨¦n en otras zonas de mayor¨ªa kurda. En todos los casos se observa un patr¨®n similar: las marchas pac¨ªficas son brutalmente reprimidas por unidades militares y milicias progubernamentales, lo que acent¨²a el malestar de la poblaci¨®n que, a su vez, intensifica sus movilizaciones.
El 'pu?o de hierro' de El Asad ha matado a 3.000 personas, pero no ha ahogado la revuelta
Una militarizaci¨®n de las protestas democr¨¢ticas podr¨ªa terminar beneficiando al r¨¦gimen
Hasta el momento han muerto, seg¨²n diferentes recuentos, entre 2.500 y 3.000 personas. Al contrario de lo esperado, esta pol¨ªtica del pu?o de hierro no ha conseguido ahogar la revuelta, sino m¨¢s bien todo lo contrario, ya que decenas de miles de personas siguen saliendo a la calle cada viernes tras la oraci¨®n de las mezquitas. Las principales organizaciones internacionales de derechos humanos -Amnist¨ªa Internacional y Human Rights Watch- han acusado al r¨¦gimen de perpetrar cr¨ªmenes de lesa humanidad. El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha condenado, por su parte, "las sistem¨¢ticas y graves violaciones de los derechos humanos cometidas de forma continuada por las autoridades sirias como ejecuciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza y la muerte y persecuci¨®n de manifestantes y defensores de los derechos humanos" y ha abierto una investigaci¨®n para "identificar, cuando sea posible, a sus responsables con el objeto de asegurar que rindan cuentas por sus acciones".
Ante el agravamiento de la situaci¨®n, la oposici¨®n empieza a barajar diferentes opciones para acelerar el final de la dictadura. Algunos son partidarios de seguir el ejemplo de Libia, donde el alzamiento de los rebeldes y la intervenci¨®n militar de la OTAN provocaron el colapso del r¨¦gimen. Ashraf Miqdad, presidente de la Declaraci¨®n de Damasco que engloba a varias personalidades de la sociedad civil, ha manifestado recientemente al diario ¨¢rabe Al Sharq al Awsat que "el r¨¦gimen sirio nunca detendr¨¢ la represi¨®n y los asesinatos por lo que solo hay dos opciones: una intervenci¨®n extranjera o armar a los revolucionarios". Aunque estas voces son todav¨ªa minoritarias reflejan la desesperaci¨®n de la oposici¨®n siria, que considera que la revuelta podr¨ªa perder m¨²sculo si no alcanza pronto ninguno de sus objetivos.
Una eventual militarizaci¨®n de la revuelta tendr¨ªa efectos devastadores, puesto que ser¨ªa instrumentalizada por el r¨¦gimen para presentarse como el garante de la estabilidad interna y tratar de recuperar, de esta forma, parte del terreno perdido entre sus aliados tradicionales. La mera posibilidad del estallido de una guerra civil desmovilizar¨ªa a la calle siria, del todo contraria a una confrontaci¨®n ¨¦tnico-confesional que ser¨ªa capitalizada por los extremistas de ambos bandos. Tambi¨¦n tendr¨ªa efectos imprevisibles en una zona tan sensible como Oriente Pr¨®ximo, ya que Siria comparte fronteras con Israel, L¨ªbano, Turqu¨ªa, Irak y Jordania. Como ha advertido recientemente Nabil al Arabi, secretario general de la Liga ?rabe, "Siria no es Libia... Siria juega un papel central en la regi¨®n y lo que all¨ª ocurre tiene un impacto directo en L¨ªbano e Irak".
Los Comit¨¦s de Coordinaci¨®n Local, que dirigen la revuelta, han tratado de cortar de ra¨ªz este debate. Si bien es cierto que reconocen, en su comunicado del 29 de agosto, que "la mayor parte de los sirios se sienten desprotegidos en su propia patria frente a los cr¨ªmenes del r¨¦gimen", tambi¨¦n lo es que afirman categ¨®ricamente: "Rechazamos los llamamientos a tomar las armas o a una intervenci¨®n extranjera, que consideramos inaceptables desde el punto de vista pol¨ªtico, nacional y ¨¦tico". De esta manera parecer¨ªa descartarse, al menos por el momento, una evoluci¨®n a la libia: "El m¨¦todo por el cual sea derrocado el r¨¦gimen ser¨¢ una indicaci¨®n de lo que ser¨¢ la Siria pos-Asad. Si conseguimos que nuestras manifestaciones sigan siendo pac¨ªficas, las posibilidades para la democracia ser¨¢n mucho mayores. Si se da una confrontaci¨®n armada o una intervenci¨®n militar internacional ser¨¢ pr¨¢cticamente imposible establecer una base leg¨ªtima para la futura Siria".
Las malas noticias nunca vienen solas, ya que a la presi¨®n de la calle se suma la delicada coyuntura econ¨®mica que ha incrementado la vulnerabilidad del r¨¦gimen. La sequ¨ªa que sufre el pa¨ªs desde hace cuatro a?os ha colocado al sector agr¨ªcola en una dram¨¢tica situaci¨®n: en apenas 10 a?os ha pasado de representar el 28,5% del PIB a tan solo el 18%. El turismo, que supone el 12% de la econom¨ªa siria, tambi¨¦n ha entrado en barrena. A la masiva retirada de divisas y la huida de capitales se a?ade ahora la debilidad de la lira siria. En los ¨²ltimos meses cada vez son m¨¢s frecuentes los rumores sobre la falta de liquidez del Gobierno y sus dificultades para hacer frente al pago de las n¨®minas de los funcionarios. La suma de todos estos factores podr¨ªa acabar convenciendo a las ¨¦lites econ¨®micas y comerciales de Damasco y Alepo, tradicionales aliadas de los Asad, que ha llegado el momento de replantearse este apoyo.
La creciente inestabilidad ha motivado tambi¨¦n un repliegue de los inversores internacionales, lo que siembra las dudas sobre la realizaci¨®n de varios proyectos vitales para el futuro del pa¨ªs. Hace unos a?os, Bachar el Asad plante¨®, a bombo y platillo, la denominada Estrategia de los Cuatro Mares que buscaba convertir a Siria en un punto neur¨¢lgico del transporte de hidrocarburos entre los mares Mediterr¨¢neo, Negro y Caspio y el golfo P¨¦rsico. Con este proyecto, ahora en tela de juicio, Siria intentaba rentabilizar su privilegiada posici¨®n como puente de comunicaci¨®n entre Europa, Oriente Pr¨®ximo y Asia Central. Adem¨¢s del gasoducto que comunica Egipto con Turqu¨ªa a trav¨¦s de Jordania y Siria, tambi¨¦n se pretende construir un oleoducto desde Ir¨¢n e Irak, que permitir¨ªa transportar el petr¨®leo de ambos pa¨ªses hasta la costa mediterr¨¢nea siria. El acometimiento de dichos proyectos requiere estabilidad, algo que parece complicado garantizar a d¨ªa de hoy.
Ante la imposibilidad de aprobar sanciones contra Siria en el Consejo de Seguridad debido al veto de China y Rusia, EE UU y los miembros de la Uni¨®n Europea han congelado los fondos de los hombres fuertes del r¨¦gimen y prohibido las importaciones de petr¨®leo sirio. Aunque estas medidas no provocar¨¢n por s¨ª solas el fin del r¨¦gimen, s¨ª que acrecentar¨¢n sus problemas. Siria exportaba el 95% de su crudo a Europa y ahora se ver¨¢ obligado a buscar nuevos clientes que, probablemente, encontrar¨¢ en el sureste asi¨¢tico. Tambi¨¦n el creciente distanciamiento entre Siria y Turqu¨ªa podr¨ªa tener desastrosas consecuencias en el plano econ¨®mico, puesto que los intercambios comerciales entre ambos pa¨ªses alcanzan los 2.500 millones de d¨®lares anuales. Por ¨²ltimo, la retirada del embajador de Arabia Saud¨ª en Damasco demuestra que las relaciones bilaterales no atraviesan su mejor momento.
El hecho de que ninguna de las reformas adoptadas hasta el momento por Bachar el Asad se haya traducido en una mejora de la situaci¨®n sobre el terreno demuestra su absoluta falta de credibilidad y el agotamiento de su cr¨¦dito pol¨ªtico. Todo parece indicar que, tarde o temprano, la amplia movilizaci¨®n popular, el agravamiento de la crisis econ¨®mica y la intensa presi¨®n internacional surtir¨¢n el efecto deseado y pondr¨¢n fin a la agon¨ªa del r¨¦gimen sirio.
Ignacio ?lvarez-Ossorio es profesor de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad de Alicante
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.