EE UU pone firmes a los afganos
La formaci¨®n de un Ej¨¦rcito capaz de garantizar la seguridad del pa¨ªs es el objetivo prioritario del Pent¨¢gono para cumplir con su plan de retirada
Los recientes ataques de los talibanes contra objetivos civiles y militares en Kabul, la que hasta hace poco se consideraba la zona m¨¢s segura de Afganist¨¢n, han puesto en duda la capacidad de las 300.000 fuerzas de seguridad afganas de defender su propio pa¨ªs. Estados Unidos ha iniciado ya la retirada de sus tropas y ha decidido reducir dr¨¢sticamente la inversi¨®n en los programas de ayuda y formaci¨®n de las tropas nacionales, que los mandos norteamericanos en Kabul consideran imprescindibles.
La Casa Blanca ha invertido en esa labor 38.000 millones de d¨®lares (28.000 millones de euros) en los ¨²ltimos seis a?os y ahora busca reducir los fondos destinados a la preparaci¨®n de las fuerzas afganas en 5.000 millones de euros anuales.
Kabul es hoy m¨¢s insegura que al inicio de la guerra, hace 10 a?os
Washington busca reducir los fondos de formaci¨®n en 5.000 millones al a?o
Hace solo dos meses, las tropas norteamericanas destacadas aqu¨ª le cedieron el testigo a los soldados afganos en siete ¨¢reas del pa¨ªs, entre ellas la mayor¨ªa de esta regi¨®n. Los resultados no han sido siempre los esperados. Los talibanes han convertido Kabul en objetivo prioritario. La capital es hoy m¨¢s insegura que en 2001, cuando comenz¨® la guerra. Esta misma base fue bombardeada en abril y los atentados se han sucedido desde entonces.
Una t¨¢ctica reciente empleada por los talibanes es la de esconderse bajo burkas para aprovecharse de que la polic¨ªa afgana carece de suficiente personal femenino que registre a mujeres.
El ataque ocurrido contra la Embajada estadounidense y la sede de la OTAN la semana pasada puso en entredicho la capacidad de las fuerzas afganas de asegurar la ciudad. Los terroristas llegaron hasta las mismas puertas de la zona verde, el fort¨ªn diplom¨¢tico. Los soldados tardaron m¨¢s de cinco horas en reducir a los insurgentes. En ese atentado, los soldados norteamericanos se limitaron a apoyar a las tropas afganas. En la mayor parte del pa¨ªs, sin embargo, EE UU sigue liderando la lucha. Mientras, el contribuyente estadounidense sigue pagando la pr¨¢ctica totalidad del gasto de las fuerzas afganas. Es necesario en un pa¨ªs que solo recauda 1.400 millones de euros en impuestos al a?o, sin infraestructuras ni instituciones, arrasado por d¨¦cadas de guerras.
No hay mejor alimento para la maquinaria propagand¨ªstica de los talibanes que la lealtad cambiante de las tropas afganas. Entre enero y junio, 25.000 soldados desertaron, seg¨²n informes de la OTAN. La corrupci¨®n en Afganist¨¢n es, adem¨¢s, rampante. Un ejemplo: el a?o pasado, el Gobierno defenestr¨® al jefe m¨¦dico nacional, Ahmad Zia Yaftali, por la desaparici¨®n de material sanitario que EE UU hab¨ªa donado para usos militares por valor de 30 millones de euros.
Las tropas afganas necesitan adiestramiento hasta en los asuntos m¨¢s b¨¢sicos, como indumentaria, turnos de trabajo o apoyo m¨¦dico. A eso se dedica el capit¨¢n de la Marina estadounidense John Hein. Coordina a un equipo de seis hombres que asisten en labores de preparaci¨®n m¨¦dica al Ej¨¦rcito afgano. Entrena a 298 soldados afganos que han recibido equipamiento m¨¦dico valorado en 290 millones de euros. Su labor se considera una de las m¨¢s exitosas en la regi¨®n. "Han mejorado mucho. Estoy seguro de que en dos a?os podremos cederles el testigo definitivamente", asegura el capit¨¢n.
Ese es un plazo en consonancia con lo que la Casa Blanca espera del Pent¨¢gono despu¨¦s de una d¨¦cada de guerra. Antes de verano, saldr¨¢n del pa¨ªs 33.000 tropas. El repliegue definitivo se espera para antes de 2015.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.