Las huellas de Vargas Llosa en Par¨ªs
Enfermo de fetichismo literario, en sus j¨®venes a?os parisienses Mario Vargas Llosa visit¨® con gusto la casa de Victor Hugo y la de Balzac en la capital francesa e, incluso, viaj¨® a la Normand¨ªa de Flaubert para visitar su casa de Caen y llevar flores a su tumba. Ahora, las huellas de Vargas Llosa en la ciudad de Par¨ªs, donde vivi¨® siete a?os decisivos en los que se forj¨® como narrador, quedan fijadas en una interesante p¨¢gina web del Instituto Cervantes (http://paris.rutascervantes.es) para goce de fetichistas literarios de este siglo: los lugares que habit¨®, donde trabaj¨® o que se quedaron en su memoria para siempre.
Con 24 a?os, un cuento publicado en una revista y una beca prometida que nunca se hizo realidad, Vargas Llosa desembarc¨® en Par¨ªs en 1957 con dos objetivos claros: el primero era quedarse durante aquellos a?os en esa ciudad-mito para cualquier latinoamericano con ambici¨®n literaria. "Yo crec¨ª so?ando con Par¨ªs", asegura. La segunda meta era convertirse en escritor de verdad.
Durante buena parte de su estancia habit¨® un diminuto apartamento que exist¨ªa en el n¨²mero 17 de la calle Tournon, a un paso del Pante¨®n, en el Barrio Latino. Todav¨ªa existe. Recientemente, el ¨²ltimo Premio Nobel de literatura, que pasa frecuentes temporadas en la ciudad, visit¨® esa calle y desde el patio interior de la casa, se detuvo a mirar por el cristal hacia la escalera estrecha que sub¨ªa -que a¨²n sube- al tercer piso. "Todo sigue igual", se dijo a s¨ª mismo en voz alta, con la frente a¨²n pegada al vidrio.
Durante muchos a?os regres¨® cada madrugada de su trabajo de Radio Francia Internacional a ese apartamento, sub¨ªa las escaleras, se echaba a dormir y luego, por la ma?ana, se dedicaba a escribir lo que despu¨¦s se convertir¨ªa en su primera obra maestra La ciudad y los perros. "Era un trabajo c¨®modo, que me daba tiempo por las ma?anas y que permiti¨®, de paso, conocer a muchos escritores a los que entrevist¨¦, como Borges", recuerda Vargas Llosa.
Mit¨®mano en una ciudad-mito, el joven Vargas Llosa abord¨® al admirado Albert Camus a la salida de un ensayo teatral y a?os despu¨¦s, coincidir¨ªa con el otro t¨®tem literario, Jean-Paul Sartre, en un acto pol¨ªtico-cultural en defensa de unos presos pol¨ªticos peruanos. "Par¨ªs era entonces, todav¨ªa, un faro cultural de primer orden", reflexiona. "Hab¨ªa sido la gran ciudad cultural del mundo y todav¨ªa lo era. Adem¨¢s era una ciudad barata, en la que se encontraba trabajo f¨¢cilmente. Yo alcanc¨¦ a conocer esa ciudad que creo que ya no existe".
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