El monopolio del Kremlin
La vuelta de Vladimir Putin a la presidencia de Rusia confirma lo que algunos ingenuos se resist¨ªan a creer: que Dmitri Medv¨¦dev ha sido el fiel subordinado que durante cuatro a?os ha custodiado el puesto de jefe del Estado como un administrador guarda un cortijo para cuando su propietario regrese. Gracias a Medv¨¦dev, Putin evit¨® que su imagen se empa?ara con una enmienda constitucional que le hubiera permitido un tercer mandato consecutivo como presidente, (a a?adir a los dos que ya desempe?¨® desde 2000 a 2008), pero que tambi¨¦n le hubiera igualado a los dictadores centroasi¨¢ticos. Durante su presidencia, Medv¨¦dev allan¨® el camino para el retorno de Putin al impulsar un cambio en la ley fundamental que ampl¨ªa el mandato presidencial de cuatro a seis a?os.
El sistema pol¨ªtico ruso se caracteriza por una fenomenal corrupci¨®n
Dados los poderosos recursos del Kremlin y la ausencia de contrapesos pol¨ªticos fuertes e independientes, es previsible que Putin, que cumplir¨¢ 59 a?os en octubre, pretenda instalarse en la presidencia durante los dos mandatos a los que tiene derecho, es decir, un total de 12 a?os, lo que nos situar¨ªa en 2024. A este periodo podr¨ªan seguir otros 12 a?os de presidencia de Medv¨¦dev. Aunque estos c¨¢lculos sean un arriesgado ejercicio de futurolog¨ªa, est¨¢ claro que el t¨¢ndem dirigente ruso, sea cual sea la naturaleza de su relaci¨®n, es un d¨²o coordinado con una estrategia a largo plazo. Lo principal en ella es no soltar el poder.
Rusia Unida (RU), el amorfo partido que pretende obtener una mayor¨ªa en las elecciones legislativas de diciembre, se limit¨® el s¨¢bado a avalar las decisiones que le presentaron por sorpresa Putin y Medv¨¦dev. Este ¨²ltimo dirigir¨¢ la lista de RU en los comicios, aunque no est¨¦ afiliado al partido y aunque sus dirigentes, orientados hacia Putin no fueron informados de que su cabeza de lista iba a ser el actual presidente. Tras las elecciones, Medv¨¦dev se propone ser el jefe de Gobierno.
El espect¨¢culo teatral que Putin y Medv¨¦dev han representado durante cuatro a?os y su reparto de papeles en el escenario infundieron esperanzas a intelectuales y pol¨ªticos liberales con tendencia al autoenga?o. Los hechos demuestran que Medv¨¦dev no se ha desviado ni un ¨¢pice del rumbo de su mentor, aunque empleara una terminolog¨ªa diferente. En la presentaci¨®n de su proyecto, Vladimir Putin y su socio junior esgrimen un vago sentido de misi¨®n que es presentado como un intento de modernizar a Rusia y hacer de ella una gran potencia con la que todos deban contar y, a ser posible, temer.
Ahora bien, m¨¢s all¨¢ de todo eso est¨¢n las crudas realidades actuales. La m¨¢s escandalosa es el enquistamiento en el poder de una ¨¦lite procedente en gran parte de los servicios de Seguridad, que cada vez est¨¢ m¨¢s endiosada y m¨¢s alejada de los problemas del ciudadano. El sistema se caracteriza por una fenomenal corrupci¨®n. Se calcula que las mordidas para obtener encargos y transferencias del presupuesto p¨²blico llegan hasta un 50% de las sumas asignadas. Tales porcentajes frenan la inversi¨®n y son insostenibles en ¨¦poca de crisis.
Desde que Putin asumi¨® el poder en 2000, la dependencia de las materias primas ha aumentado en Rusia y el pa¨ªs no ha aprovechado los a?os de bonanza y altos precios del crudo para diversificar su econom¨ªa. Las turbulencias que vive Occidente, donde est¨¢n los principales clientes de Rusia, exigir¨¢n a Mosc¨² una pol¨ªtica econ¨®mica m¨¢s racional y ahorrativa, reformas estructurales y mayor cooperaci¨®n. De momento, no hay indicios de que vayan a corregirse los vicios del sistema ni los apetitos de la clase dirigente. Las primeras promesas del candidato a presidente son m¨¢s populistas que innovadoras. Entre ellas, subidas de sueldo y de pensiones, una posible mayor carga fiscal para los ricos y un crecimiento econ¨®mico anual del 6% al 7% "Para estar protegidos de las conmociones tenemos que ser fuertes", dijo el primer ministro.
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