Islandia busca en el euro un escudo frente a nuevas crisis financieras
La estabilidad de la moneda ¨²nica es el argumento central de los defensores de ingresar en la UE - El pa¨ªs n¨®rdico empieza a recuperarse del colapso de 2008
Mientras los mercados siguen especulando con la salida de Grecia del euro e incluso cuestionan la viabilidad de la moneda ¨²nica, los islandeses ven en ella una posible tabla de salvaci¨®n tras el naufragio de su econom¨ªa hace ahora tres a?os, del que empiezan a recuperarse, aunque a¨²n con el agua al cuello.
Los 320.000 habitantes del pa¨ªs m¨¢s septentrional de Europa estaban orgullosos de contar con su propia moneda. Un lujo que ning¨²n otro Estado equivalente (su poblaci¨®n es similar a la de Valladolid) se puede permitir. Pero el alto coste de este privilegio pas¨® factura en el oto?o de 2008, cuando la burbuja alimentada por a?os de desregulaci¨®n financiera estall¨® provocando la quiebra de todo su sistema bancario. La corona islandesa se depreci¨® en un 44%, la inflaci¨®n se desboc¨® y el paro roz¨® cotas del 10%, desconocidas por esos lares. Las hipotecas, indexadas a la inflaci¨®n o directamente en moneda extranjera, se encarecieron espectacularmente mientras se hund¨ªa el valor de las viviendas y miles de pleitos por desahucio se amontonan en los tribunales.
El Gobierno no tiene f¨¢cil ganar el refer¨¦ndum de entrada en 2013
Agricultores y pescadores rechazan de plano la entrada en la UE
Una docena de empresas familiares se reparten las cuotas pesqueras
La disputa por la deuda con Londres y ?msterdam puede frustrar la adhesi¨®n
La entrada en el euro -con el objetivo de estabilizar el tipo de cambio- es la raz¨®n que llev¨® al Gobierno de la socialdem¨®crata J¨®hanna Sigurdardottir a pedir el ingreso en la Uni¨®n Europea en julio de 2009. En algunos aspectos, Islandia ya est¨¢ m¨¢s integrada en la UE que socios como Reino Unido: forma parte del Espacio Econ¨®mico Europeo, lo que le ha obligado a abolir buena parte de sus barreras comerciales; es miembro del Tratado de Schengen, por lo que sus ciudadanos pueden viajar por el continente sin pasaporte; y participa en numerosos programas europeos, incluidos los de intercambio de estudiantes. Pero es la entrada en la eurozona el principal argumento que esgrimen los defensores de la adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea.
En teor¨ªa, las conversaciones para entrar en la UE no deber¨ªan alargarse. Seg¨²n el jefe de la delegaci¨®n islandesa, Stef¨¢n Haukur J¨®hannsson, 21 de los 33 cap¨ªtulos de los que consta la negociaci¨®n pueden convalidarse, ya que Reikiavik traspone cada a?o decenas de directivas europeas a su legislaci¨®n interna. Y, sin embargo, los socialdem¨®cratas no tienen f¨¢cil ganar el refer¨¦ndum que, seg¨²n las actuales previsiones, deber¨ªa celebrarse en 2013, al final de la legislatura.
De los cuatro grandes partidos islandeses, tres est¨¢n en contra del ingreso; incluidos los verdes de izquierdas, socios minoritarios del Gobierno, y el Partido de la Independencia, principal de la oposici¨®n, que gobern¨® el pa¨ªs entre 1991 y 2009.
Los sondeos reflejan un fuerte recelo de la poblaci¨®n hacia la UE, aunque el Gobierno se consuela subrayando que la mayor¨ªa de los encuestados prefieren esperar a ver el resultado de la negociaci¨®n antes de pronunciarse. La adhesi¨®n cuenta con dos aliados clave: los sindicatos, a los que est¨¢n afiliados el 80% de los trabajadores, y la Federaci¨®n de Industrias Islandesas. La patronal es muy cr¨ªtica con la primera ministra, a la que acusa de bloquear las inversiones con el f¨¦rreo control sobre los movimientos de capitales fijado tras el colapso financiero, una especie de corralito ¨¢rtico. Aun as¨ª, las principales industrias -incluido el poderoso sector del aluminio- apoyan la entrada en la UE, ya que el 80% de sus exportaciones se dirigen al mercado europeo.
El frente del rechazo lo encabezan agricultores y pescadores. La mayor asociaci¨®n agr¨ªcola se opone a la adhesi¨®n, temerosa de una invasi¨®n de verduras y frutas europeas y de terceros pa¨ªses con los que la UE tiene acuerdos, aunque reconoce que al sector hortofrut¨ªcola no le han perjudicado las sucesivas reducciones de aranceles de los ¨²ltimos a?os. Las grandes plantaciones islandesas est¨¢n a un centenar de kil¨®metros de Reikiavik, donde viven dos tercios de la poblaci¨®n, mientras que los productos importados deben recorrer miles de kil¨®metros en barco o avi¨®n para llegar a los mercados.
Quienes con m¨¢s firmeza rechazan cualquier cambio son los dirigentes del sector pesquero, que supone el 40% de las exportaciones. Tras extender su control a las 200 millas de la Zona Econ¨®mica Exclusiva y ganar a Reino Unido la llamada "guerra del bacalao", Islandia explota en solitario uno de los bancos pesqueros m¨¢s ricos del Atl¨¢ntico. Cada a?o, el Ministerio de Pesca fija y distribuye las cuotas de capturas entre una docena de empresas. Ning¨²n extranjero puede acceder a estas cuotas ni tampoco poseer m¨¢s del 25% de una empresa pesquera islandesa. Las autoridades aseguran que su objetivo es garantizar la sostenibilidad de los caladeros, pero este proteccionismo beneficia sobre todo a un pu?ado de grandes familias islandesas, que se reparten el bacalao, entre otras especies.
El acuerdo al que se llegue en materia de pesca ser¨¢ decisivo para el refer¨¦ndum, seg¨²n todos los expertos, pues este sector se ha convertido en bandera de la soberan¨ªa e independencia del pa¨ªs, aunque solo emplea al 6% de la mano de obra.
Los partidarios de entrar en la UE intentan demostrar que el balance de costes y beneficios arrojar¨ªa un saldo positivo, pero sus oponentes son mucho m¨¢s h¨¢biles a la hora de ganarse el coraz¨®n de los islandeses. P¨¢ll Vilhj¨¢lmsson, l¨ªder de una ONG contraria al ingreso, ensalza el "espl¨¦ndido aislamiento" del pa¨ªs en las ¨²ltimas d¨¦cadas y compara la transferencia de competencias a Bruselas, con los seis siglos de dominaci¨®n noruega y luego danesa.
El responsable del FMI para Islandia, Franek J. Rozwadowski, sostiene que la aplicaci¨®n del plan de ajuste -en el que la organizaci¨®n multilateral ha comprometido 3.200 millones de euros- "ha sido un ¨¦xito", al haber contenido la inflaci¨®n y estabilizado el tipo de cambio. Gracias a ello, empieza a repuntar el crecimiento, que se prev¨¦ del 2,2% este a?o. Pero, pese a las subidas de impuestos y recortes sociales, a¨²n no se ha completado el ajuste fiscal, que deber¨ªa dejar el d¨¦ficit en el 2,5% este a?o, desde el 9,3% de 2009.
El ministro de Finanzas, el rojiverde Steingrimur J. Sigf¨²sson, sostiene que la quiebra de los bancos ha costado a Islandia el 20% de su PIB y una deuda que ronda el 100%. Pero a¨²n podr¨ªa ser peor si Reino Unido y Holanda ganan el pleito para recuperar los 3.600 millones de euros que sus ciudadanos ten¨ªan en Icesave, la filial del nacionalizado Landbanski. Los islandeses han rechazado por dos veces en refer¨¦ndum, la ¨²ltima en abril, los acuerdos para saldar esta deuda, a pesar de que Londres y ?msterdam aceptaron reducir el tipo de inter¨¦s y alargar los plazos de devoluci¨®n. "Los ciudadanos no tienen por qu¨¦ pagar la codicia desenfrenada de los banqueros", sostiene el presidente del pa¨ªs, ?lafur Ragnar Gr¨ªnsom, haci¨¦ndose eco de la opini¨®n de la mayor¨ªa de sus compatriotas.
En un gesto sin precedentes, el Parlamento island¨¦s ha decidido sentar en el banquillo al ex primer ministro Geir Haarde, que se enfrenta a una pena de dos a?os de c¨¢rcel por negligencia. Haarde no solo dirigi¨® el Gobierno entre 2006 y 2009, sino que antes fue ministro de Hacienda y Asuntos Exteriores, por lo que no pod¨ªa ignorar, seg¨²n sus acusadores, el temerario crecimiento del sistema bancario, cuyo balance super¨® en m¨¢s de 10 veces el PIB del pa¨ªs.
No parece, sin embargo, que la revoluci¨®n islandesa, que ha llevado ante los tribunales a pol¨ªticos y banqueros, vaya a conmover a brit¨¢nicos y holandeses que, si ejercen su derecho de veto, podr¨ªan frustrar in extremis la entrada de Islandia en la UE.
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