Bodas
Con las bodas el ser humano trata de distraer a su destino. De entre todos los mam¨ªferos, el hombre es el que necesita celebrar su matrimonio m¨¢s ruidosamente. Gracias al divorcio las bodas han perdido el elemento tr¨¢gico que arrastraban, condena a perpetuidad, decisiones estrat¨¦gicas, matrimonios forzados, y son consideradas una festividad intrascendente, un fuego artificial, salvo por los integrismos religiosos. La duquesa de Alba celebra ma?ana su tercera boda. Puede que ustedes no lo sepan porque los medios apenas le han dedicado espacio. Las publicaciones m¨¢s serias le han dado un tratamiento marginal y en las televisiones apenas ha ocupado minutos.
La verdad es que los medios han convertido la boda de la duquesa en un serial apasionante, tejido con materiales de ficci¨®n que han terminado por colocar a su protagonista en el coraz¨®n de todos los espa?oles, como hero¨ªna libertaria y desinhibida. Su boda contiene elementos cl¨¢sicos: rebeld¨ªa, determinaci¨®n, lucha contra las convenciones, aunque la protagonista sea grande de Espa?a y reparta fincas como quien lega sus corbatas. Los contrayentes han alcanzado la edad que se considera ideal para casarse sin espejismos juveniles. En la tercera edad las bodas son comprensibles, porque uno frecuenta m¨¢s sesiones de quimioterapia y entierros que actos l¨²dicos. A la duquesa se le perdonan los deslices y excesos dial¨¦cticos, incluso aquel de insultar a algunos jornaleros el d¨ªa en que le hicieron hija predilecta de Andaluc¨ªa, que como alguna de sus medallas al trabajo suena un poco como concederle a Shakira la medalla del decoro de las hermanas carmelitas.
El sexo en la vejez es un tab¨² social. Para comprobarlo hace a?os rod¨¦ un videoclip donde dos ancianos se magreaban como hacen los j¨®venes guapos en cualquier pieza a lo MTV de Beyonc¨¦. Fue prohibida su emisi¨®n en televisi¨®n, porque sigue siendo vergonzante que los viejos piensen en el sexo. As¨ª que para la duquesa se ha preparado un ali?o de consumo masivo, un relato que contiene tensi¨®n, curiosidad, dudas, pero donde se ha situado el cl¨ªmax del placer tan solo en el hecho de tocarle las narices a los cercanos y nunca en ¨¦xtasis ¨ªntimos que puedan perturbar a los anunciantes de cosm¨¦tica del Hola y publicaciones hermanas, que hoy d¨ªa somos todas.
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