"Nunca nos libramos del pasado"
A unas mesas est¨¢ ya negociando el superagente literario Andy Wylie, el Chacal, peligroso volc¨¢n, inconfundible perfil. Tambi¨¦n lo es el de Arnaldur Indridason (Reikiavik, 1961), no tan alto como fornido, manos anchas, vozarr¨®n, dientes tan blancos que cuando sonr¨ªe destella en su cara rojiza. Otro volc¨¢n: es el autor m¨¢s vendido de las letras islandesas (m¨¢s de siete millones de ejemplares en todo el mundo en 37 idiomas, 140.000 solo en Espa?a, donde lo edita RBA y, en catal¨¢n, La Magrana), autor de una docena de casos del taciturno y atormentado inspector Erlendur Sveinsson. Credenciales suficientes para haber sido escogido el autor que hoy dar¨¢ la conferencia inaugural de la Feria del Libro de Fr¨¢ncfort, donde Islandia es la invitada de honor.
"Islandia tiene problemas serios: no somos tan inocentes cerca del ?rtico"
"El sentimiento de culpa es una fuerza poderosa, erosiona como poco"
La gran cita editorial arranca hoy, pero el bar del selecto hotel Hessischer Hof ya bulle entre agendas y contratos. Hay que atar el libro o al autor cuanto antes y evitar subastas (o pactarlas). Sorprende (o no) hablar en ese contexto de cr¨ªmenes del pasado, que vuelven como fantasmas y que caracterizan siempre los casos de Erlendur. "Soy historiador y me gusta excavar dentro de la gente, saber qui¨¦n era hace 40 a?os y ahora; c¨®mo han llegado a procesar una tragedia en su vida; no se haga ilusiones: nunca nos libramos del pasado".
El inspector de ficci¨®n sabe de qu¨¦ va eso: perdi¨® a su hermano de ocho a?os en una tormenta de nieve t¨ªpica islandesa, y sus hijos, a los que abandon¨® de peque?o, son drogadictos. La culpa asoma tanto como el mal tiempo y, admite el autor, el calvinismo religioso n¨®rdico no anda lejos. "El sentimiento de culpa es una fuerza muy poderosa, erosiona como poco en la vida".
Esas dos coordenadas dan un aire inimitable a la novela negra que practica Indridason, como rezuman su exitosa La mujer de verde, Las marismas, La voz o El hombre del lago. Una singularidad que admite que le vino forzada porque "no ser¨ªa cre¨ªble una novela negra con tiroteos y violencia en donde casi no hay asesinatos; la monoton¨ªa islandesa me llev¨® a buscar una tensi¨®n interior de los personajes que motivara al lector. Me da igual que en la p¨¢gina 70 ya se intuya qui¨¦n es el asesino: yo quiero explicar c¨®mo era ese hombre y por qu¨¦ pas¨® lo que pas¨®".
Y para contarlo no importa si cae el m¨ªtico estado del bienestar n¨®rdico. "En la Europa continental tienen una imagen idealizada de Islandia, de silencio, aire puro y parajes bonitos: Islandia tiene prostituci¨®n y problemas serios de drogas y de violencia dom¨¦stica; no somos tan inocentes cerca del ?rtico".
Y admite en esa mirada las influencias de la pareja sueca negra Maj Sj?wall y Per Wahl?o ("me encantaba la cotidianeidad de sus investigaciones policiales"), a la que le siguen las de Ed McBain y John Le Carr¨¦. ?Cu¨¢l es el mensaje de su novela negra, pues? "El de que vigilen a los hijos; puede sonar reaccionario, pero el n¨²cleo de la sociedad humana es la familia; su desestructuraci¨®n explica muchas cosas".
Erlendur tambi¨¦n representa el mundo de los que se quedaron a medio camino cuando hubo el salto de la sociedad agropecuaria islandesa a una hipercapitalista. "Mi personaje no est¨¢ a gusto ni en este tiempo ni en esta Reikiavik". Pues como ¨¦l deben ser bastantes, porque de cada novela se venden 30.000 ejemplares en su pa¨ªs, cuatro veces m¨¢s que un bestseller normal. O sea, que un 10% de la poblaci¨®n le lee. "Refleja muchas preocupaciones de los islandeses: los cambios tecnol¨®gicos, la desorganizaci¨®n social...".
Entre esas preocupaciones est¨¢ la de la supervivencia de la lengua islandesa. En su discurso de hoy, Indridason hace un bello llamamiento a mantener la riqueza donde "las caracter¨ªsticas que nos definen tienden a desaparecer con cada nuevo Facebook". Lo remacha: "Hay estudios que demuestran que en 100 a?os habr¨¢ tales cambios en el island¨¦s que no lo reconoceremos, mutar¨¢ hasta la sintaxis. La diversidad tiene que defenderse como sea y, sin quererlo, desde el mundo anglosaj¨®n se niega cantidad de riqueza humana, que no puede cuajar aplastada por su dominio cultural".
Ah¨ª Indridason cree que la feria de Francfort "hace justicia a la tradici¨®n literaria riqu¨ªsima de las sagas, que viene desde la Edad Media y que salv¨® a toda la literatura n¨®rdica". Y lo emparenta a su inspector Erlendur Sveinsson a partir de un estilo conciso, el desarrollo r¨¢pido y los grandes temas como el amor, la honra, la venganza. "Las sagas ayudan a cultivar eso; somos un pueblo de narradores y hasta la primera novela negra del mundo quiz¨¢ sea la saga de Gisli Surson, donde aparece un hombre muerto en extra?as circunstancias", lanza.
La presencia de Islandia en Fr¨¢ncfort llega a los tres a?os de la gran hecatombe econ¨®mica del pa¨ªs, que devalu¨® la moneda un 60% y se llev¨® por delante a tres grandes bancos. "Los islandeses siguen muy enfadados y creen que el gobierno va lento; nuestro gran debate fue si como estado deb¨ªamos pagar a los bancos y empresas sus deudas y se decidi¨® que no; esa deber¨ªa ser la regla de oro para Espa?a tambi¨¦n", lanza. Y casi como arrepentido, regresa a su Erlendur Sveinsson, cuyo 12? caso saldr¨¢ ahora en Islandia. Promete: est¨¢ ambientada en la gran partida de ajedrez Fischer-Spassky de 1972 en Reikiavik. "Gran idea, ?eh?", lanza con su vozarr¨®n. Por suerte, Wylie est¨¢ con otros papeles...
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