"Trajano sabr¨ªa c¨®mo solucionar la crisis actual"
Santiago Posteguillo aborda en su nueva monumental novela el ascenso al poder del gran emperador romano
Se acerca uno a la nueva obra de Santiago Posteguillo con el recelo de un gladiador novato enfilando la entrada de artistas del Coliseo. Los asesinos del emperador (Planeta) es un novel¨®n de ?1.190 p¨¢ginas! que pesa como una piedra del muro de Adriano y constituye solo la primera parte de una trilog¨ªa sobre el predecesor de ese emperador, el gran Trajano (53-117). Posteguillo, lanzado a la fama con sus tres anteriores novelas, tan monumentalmente romanas como esta, que recreaban la vida de Escipi¨®n El Africano, no se pone por menos. Pero se abandonan pronto las prevenciones: Los asesinos del emperador es muy emocionante y resulta imposible dejar su gozosa lectura.
Posteguillo ha puesto todos los ingredientes para crear una aventura espectacular, en cinemascope, sin dejar de ser rigurosamente hist¨®rica, un ¨¦pico friso de 35 a?os del Imperio Romano, desde la ¨¦poca de Ner¨®n hasta el ascenso de Trajano -nueve emperadores en total-. Entre las cosas que aparecen en la novela, un ej¨¦rcito germano que se ahoga entero al romperse la capa de hielo del Rhin, la toma de Jerusal¨¦n por Tito, la aniquilaci¨®n de la Legi¨®n V Alaudae por los recios dacios en el bosque de Tapae, luchas de espeluznante dramatismo en el anfiteatro, un brutal bestiario -el especialista en fieras- que unta a las condenadas con sangre de leonas en celo para que los leones excitados (!) las maten tratando de montarlas -s¨ª, Posteguillo sabe c¨®mo sacarle punta a la antig¨¹edad-, una pelea salvaje entre gladiadores y pretorianos en la Cloaca M¨¢xima o una princesa que se esparce polvo de oro en los pezones para excitar al emperador..., ?toma Roma!; incluso sale el ap¨®stol Juan, y una cosa nunca vista: un strip-tease en lat¨ªn (la chica se quita prenda a prenda desde la stola hasta la tunica intima).
En el centro de este primer volumen, los Flavios y el degenerado, monstruoso Domiciano. "Todo ese mundo ya es el de Trajano, que fue legado en las legiones antes de emperador", dice Posteguillo. "Aqu¨ª, en esta primera entrega, muestro c¨®mo fue su camino al trono, la carrera incre¨ªble de alguien que ni siquiera hab¨ªa nacido en Roma sino en It¨¢lica, un hispano. Para entenderlo hay que empezar 40 a?os atr¨¢s, y as¨ª lo he hecho". El autor no quer¨ªa repetir la estructura cronol¨®gica que emple¨® con Escipi¨®n. "Entonces, escarbando, me encontr¨¦ con un regalo de la documentaci¨®n: Suetonio dice que se contrataron gladiadores para matar a Domiciano. Es l¨®gico, ?qu¨¦ mejor que un profesional para ejecutar un magnicidio? Me pregunt¨¦ qui¨¦n habr¨ªa aceptado un encargo as¨ª, y de ah¨ª me sali¨® el personaje de Marcio". La novela arranca en el a?o 96 con los preparativos para matar a Domiciano y de ah¨ª salta en el tiempo atr¨¢s y luego adelante.
?Por qu¨¦ Trajano? "Es un gran desconocido para el p¨²blico en general que conoce bien el final de la Rep¨²blica y el cogollo de los Claudios -Cal¨ªgula, Claudio, Ner¨®n- por Graves, Sinkiewicz o Collen McCullough, ¨¦pocas muy bien noveladas ya. Y sin embargo, como a Escipi¨®n, a Trajano se le ha dejado injustamente de lado. En escribir sobre ¨¦l hay tambi¨¦n algo de coherencia interior m¨ªa. Escipi¨®n es el momento en que Roma emerge como gran potencia, el salto natural era a su m¨¢ximo apogeo, que no es Augusto, sino Trajano". As¨ª que tras considerar que los Antoninos "son un poco sosetes", Posteguillo nos lleva tras las ¨¢guilas de Trajano.
"Trajano tuvo como general una gran capacidad de supervivencia en un entorno hostil. Respetaba a los subordinados. Era un gran militar, con agallas. Fue buen gobernante; en una ¨¦poca de gran crisis pol¨ªtica, militar y econ¨®mica supo sacar a Roma de ellas. Hizo pol¨ªtica de empleo de manera quiz¨¢ discutible, enviando a los parados de entonces a las legiones. Hoy habr¨ªa sabido qu¨¦ hacer. Era competente. Su vida ¨ªntima, a diferencia de tantos emperadores, como Adriano, no afect¨® al Estado". Y tuvo un buen sucesor. "Bueno, a Trajano en realidad Adriano no le gustaba mucho; Adriano se cepillaba a su mujer, Plotina; a m¨ª me cae mal, acab¨® el sue?o de Trajano de una Roma m¨¢s grande".
?ltimamente los gladiadores tienen una presencia enorme en cualquier historia de romanos, ?no es excesivo? "Eran los futbolistas de hoy en d¨ªa, solo que en la actualidad en el f¨²tbol no hay tanta sangre, si exceptuamos a Mourinho". ?Qu¨¦ hay de nuevo en su novela con respecto a la anterior? "Ahora cuido m¨¢s los personajes femeninos. La gladiatix s¨¢rmata Alana, por ejemplo. O Domicia Longina: es la persona que m¨¢s me hubiera gustado entrevistar. Las mujeres son las grandes tapadas de la historia".
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