Ventaja para los halcones
Quiere el t¨®pico que los m¨¢s duros entre quienes se combaten sean los que deban hacer las paces. Algunos ejemplos hist¨®ricos as¨ª lo demuestran, aunque el m¨¢s socorrido es el de la paz ofrecida en 1958 a los combatientes independentistas argelinos por el general De Gaulle y as¨ª calificada: la paix des braves.
En esta ocasi¨®n los m¨¢s duros no han hecho ni quieren hacer la paz. Pero han negociado entre ellos y han cerrado un acuerdo de intercambio de prisioneros, mil por uno, que es todo un gesto de pacificaci¨®n, el primero despu¨¦s de mucho tiempo de bloqueo en las relaciones entre israel¨ªes y palestinos y la primera buena noticia en muchos a?os que aportan al alim¨®n las dos partes del conflicto.
Ante el canje de presos hay en Israel y Palestina una reacci¨®n sim¨¦trica
Ham¨¢s quiere la destrucci¨®n de Israel. Netanyahu solo de boquilla admite que pueda existir un Estado palestino. El movimiento que gobierna Gaza ni siquiera apoya a Abbas en su petici¨®n del reconocimiento de Palestina por Naciones Unidas. El Gobierno que encabeza Netanyahu considera que el acuerdo de unidad entre Ham¨¢s y Fatah es un obst¨¢culo insalvable para la paz. Ham¨¢s y Netanyahu, que se rechazan mutuamente como interlocutores en una negociaci¨®n pol¨ªtica, siempre han accedido en cambio a negociar en secreto para intercambiar prisioneros.
Hay una diferencia esencial entre la Autoridad Palestina y Ham¨¢s, que conduce a que sea el movimiento islamista el ¨²nico que puede jugar en esta cancha. La entidad que preside Abbas no combate contra Israel, al contrario: colabora con su Gobierno aunque quiera vencer pol¨ªtica y pac¨ªficamente mediante la negociaci¨®n. Ham¨¢s en cambio es un movimiento calificado de terrorista por la UE y por Estados Unidos, que secuestr¨® a este jovenc¨ªsimo soldado y lo ha mantenido escondido durante cinco a?os como si fuera un tesoro. Y lo es. De guerra. Para utilizarlo como arma negociadora, por tanto.
Ham¨¢s estaba en horas muy bajas. Con su principal protector, Bachar el Asad, reprimiendo las revueltas de la poblaci¨®n siria y atacando incluso a los refugiados palestinos. Con su enemigo Abbas convertido en el padre de la naci¨®n, despu¨¦s de recuperar la iniciativa con su demanda de reconocimiento internacional.
Tambi¨¦n Netanyahu se encontraba en un momento dif¨ªcil. La arquitectura diplom¨¢tica construida desde la fundaci¨®n de Israel se ha ido desplomando durante su mandato. Las relaciones con Turqu¨ªa, Jordania y Egipto se han deteriorado. Al igual que la imagen internacional de su pa¨ªs.
La simetr¨ªa es prodigiosa, incluso en las reacciones, y ayuda a comprender la jugada inesperada de un acuerdo alcanzado en unas pocas jornadas de negociaci¨®n. Palestinos e israel¨ªes han acogido con id¨¦ntica alegr¨ªa el anuncio de la liberaci¨®n de los 1.000 presos y del soldado secuestrado. En ambos lados se han escuchado y escrito similares argumentos de orgullo y afirmaci¨®n colectiva. Para el dirigente de Ham¨¢s, Jaled Meshal, es "una victoria nacional de la que debemos estar orgullosos". Para Benjam¨ªn Netanyahu, una demostraci¨®n de que "Israel es una naci¨®n excepcional".
Si tantos y tan claros eran los beneficios para ambas partes, cabe preguntarse por qu¨¦ se ha tardado tantos a?os en forjar el acuerdo. Una parte de la respuesta la encontramos en las explicaciones del primer ministro israel¨ª, que ha calificado el momento actual de una ventana de oportunidad que pod¨ªa cerrarse inmediatamente.
Apenas hay violencia entre israel¨ªes y palestinos, a pesar del grave rebrote de agosto, cuando guerrilleros de Gaza atacaron autobuses civiles israel¨ªes en el Sina¨ª: entonces no prendi¨®, pero el callej¨®n sin salida alcanzado en el proceso de paz podr¨ªa conducir muy pronto a esa tercera Intifada tan temida.
Las pr¨®ximas elecciones egipcias, el 28 de noviembre, abrir¨¢n una nueva etapa en la que el Estado Mayor militar y los servicios secretos, que juegan un papel crucial en las relaciones con Israel, pueden verse obligados a responder ante un Parlamento y un Gobierno reticentes a una cooperaci¨®n tan estrecha con los israel¨ªes.
La ventana tambi¨¦n es interior para Netanyahu, un primer ministro que no ha empezado ninguna guerra, no ha firmado ni quiere firmar por el momento la paz, pero se empe?¨® desde el primer d¨ªa en que entr¨® en su despacho de gobernante en devolver a Gilad Shalit a su familia.
Una sexta parte de los presos palestinos saldr¨¢n de las 22 prisiones israel¨ªes. Quedan todav¨ªa 5.000, incluidos los l¨ªderes palestinos m¨¢s destacados, moneda ¨²til para una posterior negociaci¨®n. Ham¨¢s, en cambio, ya no tiene tesoro para negociar. Si la paz sigue estando muy lejos, demasiado lejos, hoy est¨¢ un poco m¨¢s cerca. Netanyahu podr¨ªa irse a casa satisfecho del deber cumplido. Ha obtenido un respiro. Ha comprado tiempo. Sin ceder una colonia. Y quiere ganar las siguientes elecciones.
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