Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Delgado, neurofisi¨®logo
Fue decisiva su dedicaci¨®n al estudio del cerebro
El pasado 5 de septiembre recibimos con pesar la noticia del fallecimiento de Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Delgado. Tras los l¨®gicos momentos de estupor, se amontonaron en mi mente gran cantidad de recuerdos que me hicieron recapacitar sobre su figura y su trascendencia en la neurociencia nacional y mundial. Y ello me lleva a escribir estas palabras a modo de tributo hacia su figura y obra, porque hemos de sentir la p¨¦rdida de un cient¨ªfico espa?ol que, a mi modo de ver, contribuy¨® significativamente al conocimiento del cerebro y al desarrollo de la neurociencia.
Nacido en Ronda en 1915, Rodr¨ªguez Delgado se traslad¨® a Madrid para cursar la carrera de Medicina. Tras realizar su tesis doctoral en 1936, hubo de participar en la Guerra Civil como m¨¦dico. En 1946 viaja a EE UU y en 1959 pasa a trabajar con el profesor John F. Fulton en la Universidad de Yale (New Haven, Connecticut). El escaso inter¨¦s por la ciencia en Espa?a contrastaba con las enormes facilidades que encontraban los cient¨ªficos en EE UU, por lo que permaneci¨® en esta Universidad 22 a?os, siendo nombrado profesor de Fisiolog¨ªa. En 1972 el doctor Rodr¨ªguez Delgado volver¨ªa a Madrid, atra¨ªdo por un proyecto ilusionante que el prestigioso neurocirujano Sixto Obrador perge?¨®. Primero se instal¨® en el departamento de Fisiolog¨ªa de la Facultad de Medicina de la Universidad Aut¨®noma y luego pas¨® a ser el director del departamento de Investigaci¨®n del reci¨¦n creado centro Ram¨®n y Cajal, donde de su mano aterrizaron varios investigadores que a?os adelante constituir¨ªan parte de los cimientos de la actual neurociencia espa?ola.
Su sue?o, establecer una comunicaci¨®n directa entre la mente y el ordenador
Tal vez el experimento m¨¢s conocido de Rodr¨ªguez Delgado sea el de prevenir las embestidas de un toro bravo mediante estimulaci¨®n el¨¦ctrica cerebral a trav¨¦s de electrodos implantados. El acontecimiento fue recogido por The New York Times, que determin¨® este hecho como "la demostraci¨®n m¨¢s espectacular llevada a cabo nunca de la modificaci¨®n deliberada del comportamiento animal a trav¨¦s del control externo del cerebro". Sin embargo, con ser este de lo m¨¢s conocido, las caracter¨ªsticas m¨¢s meritorias de su trabajo presentan dos aspectos fundamentales. Fue pionero en la implantaci¨®n de electrodos cerebrales con el objeto de estimular el¨¦ctricamente zonas espec¨ªficas cerebrales. El tiempo, con infinidad de ensayos y datos, ha venido a confirmar los riesgos m¨ªnimos de la implantaci¨®n de electrodos en el cerebro humano y ha puesto de manifiesto su potencialidad t¨¦cnica. Postul¨®, con m¨²ltiples ilustraciones m¨¢s o menos entendidas, que con la estimulaci¨®n cerebral de zonas adecuadas se podr¨ªan inducir o modificar conductas b¨¢sicas de manera previsible (como la agresividad y el placer). Ahora sabemos que esto es as¨ª, y la estimulaci¨®n cerebral profunda es una de las m¨¢s nuevas alternativas terap¨¦uticas en el tratamiento del dolor, p¨¢rkinson o depresi¨®n. En esto Rodr¨ªguez Delgado fue un aut¨¦ntico pionero y como tal, duramente criticado. As¨ª ha sucedido sistem¨¢ticamente con hombres que han ido por delante de su ¨¦poca. Uno de sus sue?os fue establecer comunicaciones directas entre el cerebro y el ordenador. Ahora esta es una de las ¨¢reas de investigaci¨®n activa m¨¢s apasionantes. D¨¦cadas despu¨¦s, el desarrollo de sistemas que permiten a parapl¨¦jicos operar brazos rob¨®ticos y otros artilugios mediante la conexi¨®n cerebro-ordenador es una realidad. Sus investigaciones le llevaron a reflexionar sobre el futuro de la sociedad. En su libro m¨¢s conocido, Control f¨ªsico de la mente (1969), esboza c¨®mo la neurociencia puede influir en la sociedad moderna. Esta obra ha sido traducida a varios idiomas y reeditada en varias ocasiones, y Tom Wolfe cita su nombre en La hoguera de las vanidades. En palabras de Rodr¨ªguez Delgado, "la felicidad humana es un valor relativo que depende de la interpretaci¨®n mental de la realidad que nos rodea. Si comprendemos los mecanismos mentales ser¨¢ f¨¢cil encontrar la felicidad y disminuir el sufrimiento innecesario". En eso seguimos... Descanse en paz.
Juan Lerma es presidente de la Sociedad Espa?ola de Neurociencia y director del Instituto de Neurociencias de Alicante CSIC-UMH
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