Marruecos quiere erradicar el trabajo infantil
Una reforma del Gobierno ampara a los 150.000 menores que est¨¢n empleados en f¨¢bricas y domicilios
Cerca de 150.000 ni?os y adolescentes marroqu¨ªes deber¨ªan dejar de trabajar en el servicio dom¨¦stico, en talleres o en f¨¢bricas. El Gobierno marroqu¨ª aprob¨® la semana pasada un proyecto de ley que proh¨ªbe el trabajo infantil a¨²n muy generalizado.
El Alto Comisionado para el Plan, un organismo oficial, calcula que el a?o pasado a¨²n trabajaban en Marruecos 147.000 ni?os menores de 15 a?os, es decir, el 3% de los que est¨¢n en esa franja de edad. La cifra solo representa un 28% de los que trabajaban diez a?os antes (517.000, el 9,7%). Para hacer esta estimaci¨®n los encuestadores del Alto Comisionado visitaron 60.000 hogares repartidos por todo Marruecos.
De los ni?os que actualmente lo siguen en la vida laboral, entre 60.000 y 80.000 est¨¢n empleados en el servicio dom¨¦stico, seg¨²n ONG marroqu¨ªes de protecci¨®n de la infancia. En su mayor¨ªa son ni?as de ¨¢reas rurales que, a veces con tan solo siete a?os, ya sirven en las casas de la burgues¨ªa de las grandes ciudades. No suelen disfrutar de un descanso semanal y no son ellas las que cobran el peque?o estipendio sino sus padres.
Ni?as de siete a?os de zonas rurales sirven en casas de las grandes ciudades
Ministros y jueces dudan del cumplimiento de la nueva norma
El proyecto de ley, que deber¨¢ ser aprobado por las dos c¨¢maras del Parlamento marroqu¨ª, llevaba seis a?os prepar¨¢ndose, pero la muerte en julio de una ni?a en El Jedida, a cien kil¨®metros al sur de Casablanca, empleada dom¨¦stica por 400 dirhams mensuales (36 euros), conmocion¨® al pa¨ªs y ha contribuido a impulsarlo. Khadija, de 11 a?os, falleci¨® a causa de las heridas que le infligi¨® la hija del matrimonio que la contrat¨®. Aunque tuvo un gran impacto medi¨¢tico no era el suyo el primer caso.
El texto aprobado por el Ejecutivo tiene "la ambici¨®n de acabar con los sufrimientos que padece esta categor¨ªa de menores que se ven obligados a trabajar para ayudar a sus familias en situaci¨®n de pobreza o de precariedad", explic¨® el portavoz del Gobierno, Khakled Naciri, tras el Consejo de Ministros que aprob¨® el proyecto.
Concretamente, el texto proh¨ªbe el trabajo de los menores de 15 a?os. Estipula que los que tengan entre 15 y 18 deber¨¢n obtener una autorizaci¨®n de sus padres. Estos adolescentes deber¨¢n tambi¨¦n, para poder ser empleados, firmar un contrato con sus patronos y cobrar¨¢n al mes al menos la mitad del salario m¨ªnimo interprofesional, es decir 1.125 dirhams (101 euros).
Tendr¨¢n derecho a un d¨ªa de descanso semanal, a no trabajar los d¨ªas festivos y a vacaciones pagadas (18 d¨ªas al a?o), pero no a la seguridad social con su correspondiente cobertura m¨¦dica. Si son despedidos tras trabajar m¨¢s de un a?o cobrar¨¢n una indemnizaci¨®n. Las tareas que pueden desempe?ar en el hogar quedan tambi¨¦n recogidas: abarcan desde la limpieza hasta el cuidado de ni?os y personas mayores, pasando por la jardiner¨ªa, y tambi¨¦n aquellas que les est¨¢n vetadas por ser peligrosas.
Los adultos que incumplan la ley ser¨¢n castigados con multas de entre 25.000 y 30.000 dirhams (2.272 y 2.727 euros) y, en caso de reincidencia, podr¨¢n incluso ser condenados a entre uno y tres meses de c¨¢rcel. Estas sanciones solo entrar¨¢n en vigor un a?o despu¨¦s de la promulgaci¨®n de la ley, un plazo que deber¨ªa permitir regularizar su situaci¨®n a muchas familias que contratan a ni?os.
La sociedad civil considera que el proyecto supone un avance aunque duda de que se aplique debidamente. "La iniciativa tiene el m¨¦rito de existir, m¨¢s vale ese texto que el vac¨ªo", se?ala Jaouad Chouaib, presidente de la Asociaci¨®n Bayti de ayuda a la infancia. "Pero en Marruecos el gran problema de las leyes sigue su puesta en pr¨¢ctica", recuerda. Lo es a¨²n m¨¢s cuando se trata de hacerlas cumplir a personas acomodadas como la burgues¨ªa urbana.
Nouzha Skalli, ministra de Desarrollo Social y de la Familia, alberga las mismas dudas. "Estoy preocupada por la aplicaci¨®n concreta del proyecto de ley cuando sea adoptado por el Parlamento y promulgado", declar¨® al diario gratuito Au Fait. Probablemente no de tiempo a aprobar el proyecto antes que de la c¨¢mara baja sea disuelta y se celebren, el 25 de noviembre, las elecciones legislativas. Solo recibir¨¢ la luz verde parlamentaria en 2012.
La inquietud de la ministra tiene fundamentos. A¨²n hoy en d¨ªa algunos magistrados retr¨®grados se resisten a aplicar la mudawana, el estatuto de la familia aprobado hace ocho a?os, bajo el impulso del rey Mohamed VI, y que otorga mayores derechos a la mujer sin equipararla plenamente al hombre.
Ni que decir tiene que todos estos chavales empleados de menos de 15 a?os no est¨¢n escolarizados. A¨²n as¨ª el analfabetismo ha ca¨ªdo en Marruecos en estos ¨²ltimos siete a?os del 43% al 30% de la poblaci¨®n adulta, seg¨²n indica el Ministerio de Educaci¨®n. Sigue siendo mayoritariamente femenino: lo padecen el 35% de las mujeres y solo el 26% de los hombres.
Para luchar contra el abandono escolar en zonas rurales el Ministerio de Educaci¨®n marroqu¨ª ha puesto en marcha un plan experimental (Tayssir) consistente en pagar peque?as cantidades a los campesinos que mantienen a sus hijas en el colegio y no las incorporan a las tareas del campo o las mandan a servir a la ciudad.
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La verg¨¹enza de haber crecido en la calle
Adem¨¢s del trabajo de ni?os a veces a¨²n peque?os, las autoridades de Marruecos tienen otro gran problema, relacionado con la infancia, que resolver: los chemkara (chicos de la calle). En las grandes ciudades se les ve la calle mendigando, lavando coches, transportando bultos m¨¢s grandes que ellos y, por la noche, revolviendo la basura para encontrar comida, esnifando cola y durmiendo en alg¨²n portal o, si no amenaza lluvia, en un descampado.
Se les ve tambi¨¦n en Beni Enzar, la localidad marroqu¨ª pegada a Melilla, a la que esperan cruzar alg¨²n d¨ªa o merodeando por el puerto de T¨¢nger con la esperanza de esconderse en un cami¨®n que vaya a cruzar el Estrecho de Gibraltar. Estos ¨²ltimos menores, a diferencia de los primeros, no suelen haber roto con su familia que conoce e incluso les anima a intentar emigrar.
?Cu¨¢ntos son? La secretar¨ªa de Estado para la Familia, la Solidaridad y la Acci¨®n Social de Marruecos proporcion¨®, hace tres a?os, una estimaci¨®n. Calcul¨® que eran unos 15.800 de los que casi la mitad (7.000) estaban en Casablanca, la mayor ciudad del pa¨ªs. Casi al mismo momento Najat Mjid, la presidenta de Bayti, la asociaci¨®n privada ben¨¦fica que posee la mayor red de centros de acogida para chavales sin hogar dio otra cifra: 30.000.
Los malos tratos, los divorcios, la precariedad de muchas familias son los que empujan a estos menores a intentar vivir su vida fuera del hogar. A veces encuentran algo de calor humano entre sus compa?eros de infortunio, pero tambi¨¦n la explotaci¨®n de los adultos que incluye la prostituci¨®n local y con extranjeros, sobre todo en Agadir y Marraquech.
A principios de a?o Bayti quiso organizar una fiesta con motivo de su XV aniversario. Pidi¨® a algunos de sus antiguos hu¨¦spedes que tienen profesiones estables que acudieran al centro de Sidi Bernoussi, en la periferia de Casablanca, para mostrar su ejemplo a los que all¨ª se hospedan. Varios de ellos rehusaron porque a¨²n sienten la hachouma (verg¨¹enza) por haber sido alg¨²n d¨ªa ni?os de la calle.
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