El agua reclama las escrituras
El agua, una vez m¨¢s, ha reclamado sus escrituras y, como en tantas ocasiones antes, se ha cobrado un alto precio. En este caso ha sido la vida de dos ciudadanos brit¨¢nicos que hab¨ªan acudido a un mercadillo en la localidad alicantina de Finestrat. All¨ª, mientras compraban y paseaban pl¨¢cidamente entre los populares puestos, se vieron sorprendidos por una repentina riada que arras¨® la improvisada superficie comercial. Y es que el mercadillo estaba instalado en la desembocadura de un barranco, el de La Cala, en una zona que est¨¢ asfaltada y que, adem¨¢s de albergar cada semana los puestos de venta, en los meses de mayor concentraci¨®n tur¨ªstica, sobre todo en verano, se aprovecha como aparcamiento.
El suceso no representar¨ªa novedad alguna si no fuera porque en este caso, a la natural querencia del agua a discurrir por su curso, labrado durante milenios, se ha unido la negligencia del Ayuntamiento de la localidad. Y es que hace ahora un a?o el Ministerio de Medio Ambiente abri¨® un expediente sancionador, que conllev¨® una multa de 83.163 euros, por "ocupaci¨®n indebida de un barranco y pavimentado". La Administraci¨®n central le recordaba a la autoridad municipal su "obligaci¨®n de restaurar" la zona para devolverla a su estado natural, y adem¨¢s instaba al Ayuntamiento a abstenerse de "ocupar el dominio p¨²blico con mercadillos si no cuentan antes con la correspondiente autorizaci¨®n del organismo de cuenca", en este caso la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del J¨²car. El Ayuntamiento recurri¨® y, obviamente, no ha atendido los requerimientos, con las graves consecuencias que tal postura tuvo ayer para los dos turistas.
No ser¨¢ porque en la comarca de La Marina no se sepa de qu¨¦ va el asunto. Las hemerotecas dan cuenta de cu¨¢ntas veces los numerosos barrancos de la zona -por los que el agua ca¨ªda en las cercanas monta?as busca su salida al mar- han provocado sucesos as¨ª y han causado da?os a las infraestructuras y propiedades, p¨²blicas y privadas. Y en ocasiones, como ayer, cobr¨¢ndose vidas humanas.
Y es que las aguas reclaman siempre lo que es suyo y cuando, como en el caso de Finestrat, se dificulta su salida natural, arrasan lo que encuentran a su paso. Y esas dificultades est¨¢n relacionadas casi siempre con la voracidad de los depredadores del territorio -privados y p¨²blicos-, que no paran en mientes y construyen en barrancos, playas y en zonas inundables... Con la aquiescencia de las Administraciones, que unas veces no se enteran y otras, las m¨¢s, no se quieren enterar.
Como demostr¨® ayer, todav¨ªa con el suceso reciente, el titular de la Consejer¨ªa de Gobernaci¨®n, Seraf¨ªn Castellano, al eludir cualquier responsabilidad en el suceso -suya y, de paso, del Ayuntamiento gobernado por el PP, como el Gobierno al que pertenece el consejero- al se?alar que "no hab¨ªa preemergencia ni alerta por riesgo de lluvias o inundaciones". Como si fuera la primera vez que una tromba inesperada desborda un barranco en La Marina.
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