La pr¨®spera modista Beckham

Victoria Beckham sigue en la cresta de la ola. Y es que hay mujeres con suerte. O con talento. O con el olfato necesario para saber triunfar. Hace muchos a?os que sus exitosas aventuras musicales con las Spice Girls quedaron atr¨¢s. Pero a sus 37 a?os, la esposa del futbolista David Beckham y madre de cuatro hijos no se ha conformado con ser mujer florero. Y aunque su figura haya adornado m¨²ltiples pasarelas y portadas de revistas, la mujer de negocios y dedal creativo que se aventur¨® a ser dise?adora de moda en 2008 est¨¢ logrando frutos envidiables: esta semana el Daily Mail anunciaba que los ingresos facturados por su empresa, tras tres a?os dedicada al mundo de la moda, superaron los 16,6 millones de euros en el primer trimestre del a?o, un 71% m¨¢s que en el mismo periodo del a?o pasado.

Eso no significa necesariamente que Victoria acabe el a?o con beneficios, puesto que vender m¨¢s no siempre se traduce en ganancias y la mayor¨ªa de los negocios, al principio, suelen caer en la zona de los n¨²meros rojos. Pero tras el lanzamiento de una segunda l¨ªnea de ropa m¨¢s econ¨®mica que la que lleva su nombre -y que visten otras famosas como Kim Kardashian, Cheryl Chloe, Demi Moore, Madonna y Elle MacPherson- los dise?os de Victoria cada vez son m¨¢s populares. Aunque quiz¨¢s lo que la ex-Spice m¨¢s agradezca sea la buena prensa que tienen sus colecciones desde que lanz¨® su primer dise?o en la Semana de la Moda de Nueva York en 2008. Antes ya hab¨ªa hecho sus pinitos dise?ando gafas y accesorios, pero aquello fue un salto al vac¨ªo cuyo ¨¦xito no estaba garantizado por su fama. El hecho de que sus ventas se multipliquen es, obviamente, una buena se?al.

Seg¨²n especulaba el diario Le Figaro, la pareja m¨¢s popular de Los ?ngeles ahora tiene puesto el ojo en Par¨ªs: por un lado David est¨¢ negociando con el equipo PSG y podr¨ªa abandonar su actual club, Los Angeles Galaxy, para dar el salto al otro lado del Atl¨¢ntico el pr¨®ximo a?o. Eso le dar¨ªa la oportunidad a su adorada esposa de dar otro salto cualitativo: las pasarelas francesas, donde todo dise?ador que se precie sue?a con desfilar. Y teniendo en cuenta su fama y su dinero, no parece dif¨ªcil que ambos sue?os se hicieran realidad.