"?Y ahora a qui¨¦n voto yo?"
Te fuiste definitivamente un 28 de octubre, aunque en realidad la gente como t¨² solo se va de la vida, jam¨¢s de la memoria. Pero te hab¨ªas ido anteriormente cuando abandonaste, un poco por convicci¨®n y un mucho por necesidad, la pol¨ªtica activa. Te hab¨ªas ido para mucha gente que, de pronto, sinti¨® el fr¨ªo del desierto como si un viento helado hubiera roto la lona de la jaima. Ya, ya lo s¨¦, imprescindible no hay nadie, pero necesarios, tambi¨¦n es verdad, hay muchos.
Mira. Mi madre, en aquellas elecciones cuando se constru¨ªa la democracia que ahora los mercados se empe?an en derribar, ten¨ªa dos cosas claras. Empiezo por la segunda. Adoraba la elecci¨®n del Senado que a¨²n no sabe para qu¨¦ sirve, pero que le permit¨ªa votar a tres tipos distintos y no limitarse a uno. Te cuento una an¨¦cdota. En una de aquellas primeras elecciones mi madre ten¨ªa claro el sentido de su voto en dos direcciones: uno, en el de Euskadiko Ezkerra, por ti; otro, en el del PSOE (a ser posible Ram¨®n Rubial) por su marido (mi padre). El tercero estaba en discordia "?Y qui¨¦n es este Andoni Arrizabalaga?", me pregunt¨®, que ten¨ªa la gran suerte de, por apellido, ir en los primeros lugares de la gran lista. "Es un expreso de ETA, ahora en LKI", le contest¨¦. "?En d¨®nde?", pregunto mi madre. "Eso te lo explico otro d¨ªa", le dije; "al que Telesforo Monz¨®n le dedic¨® la famosa canci¨®n Itziarren semea" -"El hijo de Itziar", en euskera-, a?ad¨ª. "?Y ya no est¨¢ en ETA?, repregunt¨®. "No, ya no". Y puso la x en su casilla.
Las listas al Congreso no admit¨ªan duda ninguna. Mi madre creo que jam¨¢s vot¨® a Euskadiko Ezkerra, sino que siempre te votaba a ti, estuvieras donde estuvieras, a no ser que por alg¨²n viento extra?o te hubiera dado por irte al otro lado, traspasar la frontera y situarte en el costado derecho. Por eso, cuando Euskadiko Ezkerra confluy¨® (se dec¨ªa entonces) con el PSOE, pens¨® que hab¨ªa resuelto de un plumazo las divergencias ideol¨®gico-matrimoniales una vez m¨¢s gracias a ti. Cuando vio que t¨² te quedabas al margen, ni a favor ni en contra, me pregunt¨®: "?Y ahora a qui¨¦n voto yo?".
La verdad, nunca he sabido qu¨¦ responderle, ni qu¨¦ ha votado en este tiempo, ni qu¨¦ cruces habr¨¢ marcado en la papeleta sepia del Senado donde en vez de a un candidato -todos los de la lista del Congreso son como un batall¨®n mandado por un sargento- puedes votar a tres. Ni si habr¨¢ seguido un orden alfab¨¦tico. La verdad es que me da igual. Total, para lo que sirve el Senado, como si vota a la Renfe (ahora Adif)
Lo que s¨ª s¨¦ es que t¨² dejaste un lugar hu¨¦rfano en la pol¨ªtica. No s¨¦ por qu¨¦ me da que t¨² fuiste el ¨²ltimo pol¨ªtico que ca¨ªa bien a todo el mundo. Y ya ves, mi madre y yo nos encontramos, tanto tiempo despu¨¦s, haci¨¦ndonos la misma pregunta: "?Y ahora a qui¨¦n voto yo, Juan Mari Bandr¨¦s?"
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