Bailando con el desastre
Los sistemas de emergencia son uno de los secretos del ¨¦xito de la econom¨ªa . Los reactores nucleares y los aviones llevan incorporados unos sistemas alternativos. Se supone que los bancos mantienen el suficiente capital de reserva como para que una gran cantidad de pr¨¦stamos malos no cause un hundimiento. En la econom¨ªa pol¨ªtica, cinco sistemas tendr¨ªan que impedir que los problemas se convirtiesen en crisis. En la eurozona, ninguno de los cinco ha funcionado.
Dos de ellos ya estaban funcionando mal antes de que estallara la crisis. Los Gobiernos de los pa¨ªses importantes de la eurozona llevaban a?os siendo fiscalmente temerarios; entonces, ?c¨®mo pueden tirarle la primera piedra a Grecia por sus d¨¦ficits presupuestarios cr¨®nicos? Y los inversores, que deber¨ªan estar alerta y tener visi¨®n de futuro, calcularon que la deuda griega solo ceder¨ªa entre 1 y 1,5 puntos porcentuales m¨¢s que la deuda alemana comparable hasta 2008. Gracias a estas dos negligencias, la recesi¨®n post-Lehman cre¨® un problema con la deuda soberana. Eso fue malo, pero no irremediable. Entonces, la Comisi¨®n Europea lo hizo tan mal al ejercer presi¨®n sobre Atenas que traspas¨® la tarea al FMI. Y el Banco Central Europeo min¨® sus propios esfuerzos para infundir confianza al trazar continuamente unas l¨ªneas poco realistas en la arena que cruz¨® repetidamente.
El problema se ha convertido en una crisis que solo puede resolverse reuniendo el apoyo de la voluntad popular. El Gobierno democr¨¢tico tendr¨ªa que hacer eso en caso de emergencia. Ha habido arranques de unidad nacional en Irlanda y en Portugal. Pero el pueblo de Grecia y sus l¨ªderes han quedado atrapados en una discordia destructiva. Al menos, ahora parece que un Gobierno de coalici¨®n podr¨ªa ser un primer paso adelante.
Por tanto, un pa¨ªs peque?o y mal gobernado logr¨® llevar a toda la regi¨®n -y a todo el mundo financiero- al borde del desastre. La secuencia de m¨²ltiples fallos parece indicar la existencia de graves defectos de dise?o. El d¨¦ficit democr¨¢tico de la UE, su desequilibrada autoridad fiscal y monetaria y los medios de comunicaci¨®n hostiles e ignorantes son en parte responsables. Todos los fallos pueden corregirse si los europeos deciden que quieren hacerlo. Pero la necesidad de arreglar el sistema es urgente. No es demasiado tarde, pero queda muy poco tiempo.
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