Catarsis para una posguerra
Tomaz Pandur evoca el horror de los Balcanes en su versi¨®n de 'Guerra y paz'
El ¨¦xito lleg¨® antes de la primera representaci¨®n. Uno de los grandes logros de la versi¨®n teatral de Guerra y Paz, de Le¨®n Tolstoi, que ha puesto en pie el director esc¨¦nico esloveno Tomaz Pandur, se produjo en el patio de butacas, antes de que se levantara el tel¨®n del monumental Teatro Nacional de Croacia, en Z¨¢greb, la noche de su estreno. El p¨²blico protagoniz¨® el primer triunfo de este montaje, ya que entre los espectadores, mezclados y en armon¨ªa, estaban numerosos representantes de la vida pol¨ªtica, social y cultural de Eslovenia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Croacia. La Yugoeslavia que se desgaj¨® tras la Guerra de los Balcanes, volv¨ªa a unirse en una noche que todos ellos viv¨ªan hist¨®rica para la cultura de esa zona de Europa, algo que a lo largo de d¨ªas dejaron claro los medios de comunicaci¨®n de esos pa¨ªses, primero comentando el acontecimiento y despu¨¦s con encendidas y positivas cr¨ªticas.
"Lo que los pol¨ªticos destruyen y separan el teatro lo recompone y une", comentaba victorioso Pandur minutos despu¨¦s de ser vitoreado por ese p¨²blico que, al final de la representaci¨®n, vivi¨® con gran regocijo la valiente haza?a de poner en escena nada menos que Guerra y Paz, una de las novelas m¨¢s importantes de la historia de la literatura universal, y no precisamente corta, con la que tan s¨®lo se han atrevido en teatro muy pocas compa?¨ªas rusas y alguna anglosajona, sin olvidar la ¨®pera con m¨²sica y libreto de Prok¨®fiev, y las m¨²ltiples versiones en cine, desde las primeras ¨¦pocas de la etapa muda, e incluso la televisi¨®n.
Todo apunta a que Pandur tiene entre las manos uno de los incuestionables ¨¦xitos de su carrera, a veces pol¨¦mica por lo rompedor de sus propuestas. La g¨¦nesis de esta adaptaci¨®n a la escena, realizada por el escritor Darko Luki?c, se encuentra precisamente en la guerra, que no hace tanto, han vivido la pr¨¢ctica totalidad de los profesionales que intervienen en este montaje. Luki?c y Pandur, amigos y colaboradores desde su juventud, quedaron separados durante el conflicto b¨¦lico. Su primer encuentro fue despu¨¦s de que el escritor abandonara un bunker de un edificio p¨²blico de Sarajevo, en el que hab¨ªa estado viviendo durante dos a?os con su madre, sin electricidad, ni agua, ni tel¨¦fono y en las peores condiciones imaginables. Pandur le pregunt¨® c¨®mo se pod¨ªa sobrevivir en esas circunstancias y Levik le dijo que, mientras uno est¨¢ inmerso en la tragedia, le sostienen los recuerdos m¨¢s o menos felices de tiempos anteriores, pero que lo malo era poder sobrevivir en tiempos de paz con los recuerdos de la guerra golpeando constantemente la memoria. "Aquella reflexi¨®n se me grab¨® para toda la vida", dice Pandur, "aquel d¨ªa hablamos de guerra y de paz, pero no de la de Tolstoi, de las nuestras y esa conversaci¨®n inici¨® este trabajo que ahora hemos hecho con una distancia emocional e intelectual, y desde el conocimiento del estado en el que estamos ahora, no s¨®lo en los Balcanes, que no es otro que el de la inquietud".
Con esas tres situaciones, la paz, la guerra y la inquietud, que Pandur considera son todo un compendio de lo que hay en las sociedades de nuestro tiempo, se han sumergido en la obra de Tolstoi: "Lo que tiene de bueno este estadio en el que nos encontramos es que te sacude, en el sentido creativo, pero no olvidemos que en el lado oscuro de esta inquietud, habita tambi¨¦n el miedo", se?ala el director, quien ha planteado la obra de Tolstoi en tres grandes actos. El primero y el segundo, con la guerra trufada con otras pasiones y hechos, los ha planteado con una sensibilidad y est¨¦tica similar a la de los grandes maestros de la escena rusa del siglo pasado, sin faltar t¨¦cnicas stanivslaskianas desde las que los actores muestran todas sus emociones y sentimientos. Pero el tercer acto, el de los tiempos de paz, da un giro copernicano, sit¨²a la acci¨®n en una posible posguerra de la 2? Guerra Mundial y lo hace con una buscada frialdad y distanciamiento de cualquier emoci¨®n, como lo hacen los gur¨²s del teatro germano. Con ello Pandur parece querer mostrar la imposibilidad de vivir en una armon¨ªa que pertenece a un pasado: "Esa paz que nosotros casi no conocemos, en la funci¨®n es como un flash as¨¦ptico, congelado, fr¨ªo, lejos de esa especie de cuadros rom¨¢nticos, que no son de este mundo, porque este mundo sangra, tiembla y no tiene nada que ver con el estado de paz".
De ah¨ª que al realismo de Tolstoi, a su cristiano y anarquista pacifismo, el esloveno Pandur ha incorporado sus propias guerras interiores. Todo envuelto en una enso?aci¨®n escenogr¨¢fica creada por Numen, el colectivo con el que habitualmente trabaja Pandur, el vestuario de Danica Dedijer y sobre todo esa luz, que siempre convierte en un personaje m¨¢s, de Juan G¨®mez-Cornejo, el m¨¢s internacional iluminador que hay en Espa?a y ¨²ltimo Premio Nacional de Teatro. Todos, junto a los solventes actores del Teatro Nacional de Croacia, han puesto en pie un excepcional espect¨¢culo que Pandur ha querido dedicar a "aquellos que siempre viven en exilios, interiores y exteriores".
Pandur sostiene que hay una gran necesidad de hablar de estos temas: "M¨¢s a¨²n aqu¨ª, donde la memoria emocional est¨¢ viva y las heridas todav¨ªa abiertas; hablar de estos temas nos duele, pero provoca que nos hagamos nuevas preguntas, y esa es la fundamental misi¨®n del teatro", se?ala este hombre que adem¨¢s de ser reclamado por diferentes teatros internacionales, ha recalado en Espa?a en los ¨²ltimos a?os con controvertidos montajes como Infierno, Barroco, Hamlet, Medea y La ca¨ªda de los dioses, montaje que acaba de terminar su gira por Espa?a.
Pandur lamenta que en Europa, durante las guerras balc¨¢nicas, se pensaba que la cosa no iba con ellos: "Todas las guerras, todas, son nuestras guerras, y el teatro est¨¢ para abrirnos los ojos y recordarnos que todos estamos en la misma barca".
Con ese objetivo su montaje de Guerra y Paz, que permanecer¨¢ en Z¨¢greb hasta fin de a?o, dentro del repertorio del Teatro Nacional de Croacia, viajar¨¢ el pr¨®ximo a?o a Maribor (Capital Cultural 2012), Ljubljana, San Petersburgo, Mosc¨², Mil¨¢n, Berl¨ªn, Bogot¨¢ y altamente probable a Madrid.
Pandur se encuentra precisamente en Espa?a ya que ha elegido el Centro de Nuevos Creadores de Cristina Rota para ofrecer un seminario en el que "trabajar con libertad, con actores profesionales".
Babelia
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