Negro sobre blanco

Como culminaci¨®n de su aniversario, Jimmy Glass ha montado un festival basado en jazzistas que recogen propuestas del actual panorama jazz¨ªstico. Al margen del adocenado y rutinario circuito de los festivales estivales, ampl¨ªa el conocimiento de m¨²sicos de menor entidad cuyos atractivos y buen hacer pueden resultar estimulantes. Tras Greg Osby y Antonio S¨¢nchez, volv¨ªa por aqu¨ª Mark Turner (1965). El saxo tenor afroamericano se ha inspirado en la escuela blanca de Tristano, especialmente en Warne Marsh. De ah¨ª proviene la riqueza arm¨®nica de sus solos y ese fraseo reflexivo, sinuoso y rico en contrastes. No solo es eso. La variedad r¨ªtmica y los segmentos repetitivos, que crean una tensi¨®n in crescendo, remiten a Trane. Sin duda, es un valor contrastado de su generaci¨®n. No se puede decir lo mismo del l¨ªder Mikkel Ploug. Lo ensuci¨® todo. Su horroroso timbre met¨¢lico y el abuso del eco se suman a un fraseo vacuo, incongruente e inconexo, que poco tiene que ver con el jazz. Por supuesto, el swing y el feeling le son ajenos al joven y pretencioso guitarrista dan¨¦s. Su prescindible acompa?amiento interfer¨ªa las prestaciones de Turner con la r¨ªtmica. Encima, abrum¨® con temas propios insustanciales, de un minimalismo rampl¨®n o deshilachadas resonancias de otras m¨²sicas. No debe saber tocar el blues o un mal 32. As¨ª lo demostr¨® en una pieza con burdas referencias a las progresiones del Misterioso de Monk. Un desastre. El contrabajista dan¨¦s y el bater¨ªa irland¨¦s cumplieron y, al menos, se pudo escuchar a Mark Turner en buena forma.