ERE a la investigaci¨®n contra el c¨¢ncer
En nuestro laboratorio no vamos a curar ning¨²n tipo de c¨¢ncer ma?ana. Pero haremos todo lo posible para que algunos c¨¢nceres se curen cuanto antes. Si nos dejan. El cromosoma Filadelfia, una translocaci¨®n de material gen¨¦tico entre los cromosomas humanos 9 y 22, que produce la fusi¨®n de dos genes y da lugar a una prote¨ªna oncog¨¦nica (BCR-ABL), fue descrito en el a?o 1960. La importancia cl¨ªnica del descubrimiento era desconocida, y se identific¨® el nuevo cromosoma con el nombre de la ciudad donde trabajaban los cient¨ªficos que lo descubrieron. Diez a?os m¨¢s tarde, la translocaci¨®n Filadelfia fue identificada como el origen de la leucemia mieloide cr¨®nica (LMC), un tipo de c¨¢ncer que genera un exceso de gl¨®bulos blancos. La mayor¨ªa de los pacientes con LMC presenta esta translocaci¨®n, lo que constituye uno de los principales criterios diagn¨®sticos de este c¨¢ncer. Hasta hace pocos a?os, la terapia m¨¢s eficaz contra la LMC era el trasplante de m¨¦dula ¨®sea (s¨®lo posible en el 20% de los casos), con tasas de supervivencia a cinco a?os del 40-70%. A lo largo de la d¨¦cada de los noventa, m¨²ltiples trabajos de investigaci¨®n culminaron con la identificaci¨®n de un compuesto, el Imatinib, que inhibe la acci¨®n oncog¨¦nica de la prote¨ªna BCR-ABL. En el a?o 2001, el Imatinib fue comercializado con el nombre de Glivec. Este compuesto es utilizado en la actualidad como primera l¨ªnea de tratamiento de la LMC, con una efectividad tal que la mortalidad asociada a este tipo de c¨¢ncer ha sido, pr¨¢cticamente, erradicada. Este es un ejemplo de que, actualmente, algunos tipos de c¨¢ncer se curan. Despu¨¦s de m¨¢s de 30 a?os de investigaci¨®n b¨¢sica y cl¨ªnica.
A la sociedad no debieran valerle las excusas econ¨®micas de los responsables pol¨ªticos
Hasta aqu¨ª las buenas noticias. Ahora vienen las malas. A lo largo de las ¨²ltimas semanas, la opini¨®n p¨²blica ha sido conocedora del severo expediente de regulaci¨®n de empleo (ERE) que afecta al Centro de Investigaci¨®n Pr¨ªncipe Felipe (CIPF) de Valencia, el principal instituto de biomedicina de nuestra Comunidad auspiciado por la Generalitat Valenciana. Las principales causas de este ERE, el primero aplicado a un centro de investigaci¨®n en Europa, son conocidas por todos: la dr¨¢stica disminuci¨®n de subvenciones para el funcionamiento del CIPF por parte de la Consejer¨ªa de Sanidad, su principal patrocinador. Las consecuencias del ERE para la plantilla del CIPF ser¨¢n nefastas, con alrededor de 100 puestos de trabajo de personal de investigaci¨®n y de apoyo a la investigaci¨®n perdidos. Las consecuencias para la ciencia desarrollada en el CIPF no ser¨¢n mejores: m¨¢s de la mitad de los laboratorios, l¨ªneas de investigaci¨®n y servicios tecnol¨®gicos se cerrar¨¢n, y los que queden abiertos funcionar¨¢n bajo m¨ªnimos. El CIPF contaba con dos laboratorios que trabajaban directamente en investigaci¨®n oncol¨®gica, dentro de su programa de Biolog¨ªa del C¨¢ncer, el cual se da por cancelado con la aplicaci¨®n del ERE: el Laboratorio de Biolog¨ªa Molecular del C¨¢ncer y el Laboratorio de Biolog¨ªa Celular y Molecular. Las l¨ªneas de investigaci¨®n del Laboratorio de Biolog¨ªa Molecular del C¨¢ncer inciden en el estudio de supresores tumorales y oncogenes relacionados con la fosforilaci¨®n de l¨ªpidos y prote¨ªnas, de importancia en oncolog¨ªa cl¨ªnica, y su relaci¨®n con enfermedades hereditarias que cursan con c¨¢ncer. La investigaci¨®n de este laboratorio hace un especial ¨¦nfasis en el c¨¢ncer de mama, el tipo de c¨¢ncer m¨¢s frecuente en mujeres y el segundo tipo de c¨¢ncer m¨¢s frecuente considerando los dos sexos, despu¨¦s del c¨¢ncer de pulm¨®n. Los laboratorios del programa de Biolog¨ªa del C¨¢ncer ser¨¢n cerrados, sus investigadores y personal t¨¦cnico ser¨¢n despedidos y sus l¨ªneas de investigaci¨®n ser¨¢n canceladas (con proyectos financiados en los ¨²ltimos a?os por la Uni¨®n Europea, el MICINN, la Fundaci¨®n Mutua Madrile?a, la fundaci¨®n valenciana Gent per Gent, entre otros). Que el Patronato del CIPF, cuyo presidente es el actual consejero de Sanidad, Luis Rosado, haya decidido que la investigaci¨®n oncol¨®gica no le interesa a este centro de investigaci¨®n, es muy mala noticia para la lucha contra el c¨¢ncer en nuestra Comunidad.
Que las consecuencias de la crisis econ¨®mica que nos atenaza se manifiesten, en la Comunidad Valenciana, en forma de un dr¨¢stico ERE contra el trabajo de investigaci¨®n gestado a lo largo de varias decenas de a?os por profesionales de la ciencia altamente cualificados, es algo incomprensible en una sociedad avanzada. Que dicho trabajo de investigaci¨®n est¨¦ encaminado a paliar los efectos de enfermedades humanas como el c¨¢ncer (?qui¨¦n no tiene alg¨²n familiar, alg¨²n vecino, afectado por el c¨¢ncer?), hace todav¨ªa m¨¢s incomprensible la aplicaci¨®n de dichas medidas. A la sociedad no debieran valerle las excusas econ¨®micas que presentan los responsables pol¨ªticos -Luis Rosado como consejero de Sanidad; Alberto Fabra como presidente de la Generalitat Valenciana- para justificar el cierre de laboratorios y de l¨ªneas de investigaci¨®n en el CIPF. Colindante con este centro de investigaci¨®n, hay un solar ocupado por malas hierbas desde hace varios a?os, cuyo destino iba a ser albergar las torres m¨¢s altas de Europa -cuando se construyeran, claro-, seg¨²n un proyecto de Santiago Calatrava que est¨¢ guardado en el caj¨®n. Este proyecto le ha costado a la Generalitat la friolera de 15 millones de euros. Con esos 15 millones se hubiera podido rescatar al CIPF, y dotarlo de los medios que necesita para funcionar como un centro de investigaci¨®n de calidad durante bastantes a?os. Es s¨®lo un ejemplo de c¨®mo el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, establece las prioridades presupuestarias en nuestra Comunidad. En palabras del presidente, las torres de Calatrava en Valencia iban a ser un escaparate de modernidad para el mundo. Habr¨ªa que a?adir, como atractivo tur¨ªstico, que este escaparate -si es que las torres se construyen alguna vez- reflejar¨¢ las ruinas de lo que iba a ser el buque insignia de la investigaci¨®n biom¨¦dica en la Comunidad Valenciana. Bajo esas ruinas, junto a los restos de otros laboratorios que han estado trabajando durante muchos a?os para combatir enfermedades metab¨®licas, autoinmunes o neurodegenerativas, el turista podr¨¢ encontrar las huellas de los laboratorios que hicieron lo posible, durante su existencia en el CIPF, para que algunos tipos de c¨¢nceres se curaran cuanto antes.
Rafael Pulido es investigador jefe del Laboratorio de Biolog¨ªa Molecular del C¨¢ncer y presidente del comit¨¦ de empresa del CIPF.
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