Se acabaron las anomal¨ªas
En el eje pol¨ªtico-ideol¨®gico derecha-izquierda, la mayor¨ªa ciudadana se desplaz¨® en las elecciones del pasado d¨ªa 20 hacia la derecha respecto a las anteriores legislativas, las de 2008. Ahora, las dos fuerzas de la derecha han sumado el 50,1% de los votos (29,4% de CiU, m¨¢s 20,7% de PP), mientras que en 2008 se hab¨ªan quedado entre las dos en el 37,3%. A la inversa, los tres partidos de la izquierda han retrocedido en conjunto en 2011 hasta el 42,8% de los votos (26,6% del PSC, 8,1% de ICV, 7,1% de ERC) desde el 58,1% que hab¨ªan alcanzado en 2008 (con el 45,4% del PSC, el 4,9% de ICV y el 7,8% de ERC).
Este decidido decantamiento de la mayor¨ªa electoral hacia la derecha en Catalu?a por primera vez en el actual periodo democr¨¢tico no es estrictamente una novedad ni una excepci¨®n si se sit¨²a en un contexto m¨¢s amplio. Una mayor¨ªa del mismo signo se hab¨ªa expresado en las urnas hace justamente un a?o en las elecciones auton¨®micas despu¨¦s de los 11 a?os de auge de las izquierdas iniciados cuando Pasqual Maragall lanz¨® su primera candidatura a la presidencia de la Generalitat. Las derechas sumaron el 50,7% de los votos en las elecciones de 2010 al Parlament, frente al 32,6% que recibieron los tres partidos de la izquierda. Como se ve, un porcentaje pr¨¢cticamente id¨¦ntico al de la semana pasada. En cambio, en las elecciones municipales celebradas hace solo medio a?o, aquellas en las que la derecha logr¨® una gran victoria al hacerse con la alcald¨ªa de Barcelona y el gobierno de las cuatro diputaciones provinciales, hubo en conjunto m¨¢s votos para los partidos de la izquierda, el 42,5% entre los tres, que para los dos de la derecha, que fue del 39,8%.
En contra de lo que dice Duran, en Catalu?a las mayor¨ªas de izquierdas son m¨¢s habituales que las de derechas
Se equivocaba, pues, el secretario general y primer candidato de CiU en las pasadas legislativas, Josep Antoni Duran Lleida, cuando calificaba de "anomal¨ªa" la ininterrumpida sucesi¨®n de victorias del PSC en las elecciones generales surgidas de las urnas desde 1977. Las estad¨ªsticas indican que, si acaso, la anomal¨ªa habr¨ªan sido las mayor¨ªas de derechas registradas en las elecciones auton¨®micas entre 1984 y 1996, porque en todas las dem¨¢s citas a las urnas el voto popular hab¨ªa arrojado siempre en Catalu?a mayor¨ªas de izquierdas tanto en las legislativas como en las municipales e incluso en las auton¨®micas de 1980 y las de 1999, 2003 y 2006. En estas ¨²ltimas, las elecciones de 2006 al Parlamento catal¨¢n, la izquierda sum¨® el 54,7% de los votos, frente al 42,7% de las derechas.
En sentido estricto, es m¨¢s an¨®malo que la derecha haya ganado las elecciones legislativas en Catalu?a que lo contrario. Lo normal, habitual, era que las perdiera siempre. Pero, precisamente por ello, es m¨¢s destacable este triunfo de la pareja CiU-PP y m¨¢s comprensible la depresi¨®n en que ha quedado inmerso el partido socialista y, en general, la ciudadan¨ªa de izquierdas. El PSC se hab¨ªa acostumbrado a flotar encima de una mayor¨ªa social progresista gracias a la cual desde 1977 le tocaba ejercer la funci¨®n de partido dirigente, con una nutrida representaci¨®n en las instituciones locales y, seg¨²n el turno, tambi¨¦n en el Gobierno de Espa?a y en el de Catalu?a. Ahora se encuentra con que esta mayor¨ªa se ha esfumado o, al menos, le ha vuelto la espalda y ha rechazado manifestarse en las urnas. Adem¨¢s del da?o pol¨ªtico, el choque psicol¨®gico es enorme y lo es m¨¢s porque esta mayor¨ªa se ha dispersado hacia los cuatro puntos cardinales inmediatamente despu¨¦s de un periodo en el que los socialistas hab¨ªan acumulado la mayor cota de poder en las instituciones desde 1977.
Esta es la raz¨®n por la que los socialistas hablan estos d¨ªas de renovaci¨®n de ideas, de proyecto y de organizaci¨®n, de reconstrucci¨®n de su partido, de cambio de dirigentes y de l¨ªderes, todo en t¨¦rminos bastante radicales y con aires de urgencia. Desde luego, les conviene tener una ajustada conciencia del momento que viven. Pero lo esencial de la nueva situaci¨®n en Catalu?a es que, m¨¢s que nunca desde 1977, las derechas suman ahora el monopolio del poder institucional en los tres niveles de gobierno al poder econ¨®mico que por propiedad les corresponde y a la hegemon¨ªa medi¨¢tica de que disfrutan. Eso es probablemente lo que Duran Lleida quer¨ªa decir: el poder corresponde a las derechas y lo dem¨¢s son anomal¨ªas.
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