La rebeld¨ªa de una mujer
Ahora que toda una generaci¨®n se est¨¢ criando bajo el lamentable paraguas del amor de la saga Crep¨²sculo, pensando que el romanticismo es una revisi¨®n de las novelas fucsias con mordiscos de chicle, ca¨ªdas de ojos y est¨¦tica new age de baja estofa, no hay mejor remedio que volver la vista a los cl¨¢sicos, a la conciencia de la individualidad, a la pasi¨®n revolucionaria. El romanticismo verdadero va en direcci¨®n contraria a la literatura de evasi¨®n y en paralelo a la rebeld¨ªa moral. Y ah¨ª siempre perdurar¨¢n las hermanas Bront?, con sus dolorosos delirios de clase y sus sobrecogedores fantasmas sentimentales, f¨ªsicos y espirituales. Cumbres borrascosas, de Emily, Jane Eyre, de Charlotte, amores de fuego, hielo y hambre.
JANE EYRE
Direcci¨®n: Cary Fukunaga. Int¨¦rpretes: Mia Wasikowska, Michael Fassbender, Jamie Bell, Judi Dench.
G¨¦nero: drama rom¨¢ntico.
Reino Unido, EE UU, 2011.
Duraci¨®n: 120 minutos.
Fukunaga convierte a su hero¨ªna en un personaje a¨²n m¨¢s fuerte
En comparaci¨®n con otras adaptaciones anteriores, el estadounidense de origen japon¨¦s Cary Fukunaga ha optado en su Jane Eyre por un fortalecimiento de las motivaciones morales y pol¨ªticas. Ha convertido a su hero¨ªna en un personaje a¨²n m¨¢s fuerte, con m¨¢s car¨¢cter, inteligencia, estilo y percepci¨®n de que se puede evolucionar desde la voluntad. Como un presagio del concepto del feminismo (inexistente por entonces), su Jane Eyre se hermana con los personajes de otra Jane, Austen, y su pel¨ªcula con las m¨¢s recientes adaptaciones de la escritora de Sentido y sensibilidad y Orgullo y prejuicio. Como contrapartida, Fukunaga y su guionista, la inglesa Moira Buffini, han rebajado el poder¨ªo de las almas m¨¢s all¨¢ de los cuerpos, esos espectros de amor cercanos al cine de terror, entre brumas, sombras y p¨¢ramos en blanco y negro, que tan bien supieron vigorizar William Wyler en su Cumbres borrascosas (1939) y Robert Stevenson en la m¨¢s famosa adaptaci¨®n de Jane Eyre, la de 1944.
Mientras, la estructura dram¨¢tica vira de la linealidad cronol¨®gica a un encadenamiento (no excesivo) de flashbacks, y la impecable factura, a un paso del clich¨¦ brit¨¢nico, se contrapone a la fuerza interpretativa de Mia Wasikowska, que cuando aparece por vez primera con su rostro enfermizo parece que ser¨¢ devorada por el mundo y cuando finaliza la pel¨ªcula es una irresistible fuerza de la naturaleza.
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