Austeridad con sentido
Las masivas protestas europeas indican que se ha explicado mal la urgencia de los recortes p¨²blicos
Los recortes de gasto p¨²blico, nacionales o auton¨®micos, est¨¢n generando protestas sociales de una intensidad desconocida en los ¨²ltimos 30 a?os. Los ajustes exigidos para cuadrar las cuentas de Estados y autonom¨ªas suscitan inquietud social, porque se consideran como una reducci¨®n arbitraria (no pactada) de los derechos b¨¢sicos y como causa de un probable deterioro (peor educaci¨®n y sanidad p¨²blica) de las econom¨ªas nacionales y regionales durante los pr¨®ximos a?os. Ese es el sentido de la abrumadora huelga de empleados p¨²blicos brit¨¢nicos contra los recortes del premier David Cameron; ese es el sentido tambi¨¦n de las huelgas de la ense?anza convocadas en toda Espa?a, de las acontecidas y por acontecer en Grecia y de la que se amenaza con convocar en Catalu?a a ra¨ªz de las propuestas de reducci¨®n salarial y de empleo p¨²blico de la Generalitat.
El Gobierno que encabeza la pol¨ªtica de ajustes en Espa?a es, sin duda, el de la Generalitat, cuya situaci¨®n de endeudamiento y d¨¦ficit excesivo obligaba a actuaciones urgentes y dr¨¢sticas. Los recortes en Sanidad ya han provocado conflictos, pero el ajuste que propone la Generalitat para la Administraci¨®n (rebaja de los complementos salariales, revisi¨®n de las plantillas de interinos, supresi¨®n de complementos y Fondo de Acci¨®n Social) preludia protestas m¨¢s graves y continuadas. La inercia de la contracci¨®n presupuestaria, obligada desde el momento en que la situaci¨®n actual de la Administraci¨®n p¨²blica catalana no puede financiarse, desemboca en p¨¦rdidas de renta y de derechos. Algo se ha hecho mal cuando no solo los afectados por los ajustes, sino tambi¨¦n los ciudadanos rechazan la austeridad propuesta.
El ajuste catal¨¢n es solo una maqueta del que tendr¨¢ que aplicar el nuevo Gobierno a partir del 23 de diciembre para cumplir con las exigencias de estabilidad pactadas con Europa. Sea cual sea el programa econ¨®mico que hasta ahora no ha desvelado Mariano Rajoy, una gran parte de su gesti¨®n consistir¨¢ en dise?ar medidas contractivas que acarrear¨¢n recortes dolorosos en el gasto p¨²blico, congelaci¨®n o recorte de las retribuciones p¨²blicas, subidas de impuestos y un descenso dr¨¢stico de las rentas privadas. Esa es la direcci¨®n de la reforma laboral que prepara el triunfador de las elecciones. Desde la perspectiva del PP, una ca¨ªda salarial r¨¢pida es b¨¢sica para la recuperaci¨®n de la econom¨ªa.
Pero la austeridad p¨²blica se aplica de varias maneras y no todas da?an de igual manera la m¨¦dula social del Estado de bienestar. En general, las contracciones fiscales decididas en Espa?a desde 2009 se han aplicado siguiendo el criterio ¨²nico de inmediatez y control del gasto estructural, de forma que han afectado principalmente a inversi¨®n, pensiones y salarios p¨²blicos. En los ajustes venideros, m¨¢s dif¨ªciles que los habidos, deber¨ªan tenerse en cuenta tambi¨¦n ciertas prioridades: como la educaci¨®n y limitar los da?os en el sistema p¨²blico de salud. Hay que evitar el mensaje destructivo de que la solvencia de la deuda se traduce en personas que mueren sin atenci¨®n en los hospitales p¨²blicos.
Para gestionar un periodo de depresi¨®n econ¨®mica, con el agravante de una moneda que se tambalea, el Gobierno necesita de algunas virtudes. No basta con comprometerse con el ajuste del d¨¦ficit a trav¨¦s de una invocaci¨®n gen¨¦rica; ha de explicar c¨®mo se cumplir¨¢ ese compromiso. No es suficiente reclamar austeridad a las comunidades aut¨®nomas; es obligado detallar c¨®mo se impondr¨¢ la disciplina fiscal. Tampoco es recomendable presentarse ante la opini¨®n p¨²blica con recortes en la sanidad o en la educaci¨®n sin haber agotado antes todas las dietas de adelgazamiento de la Administraci¨®n. Lo anterior sirve para Mas y para Rajoy. Los ciudadanos entienden bien la necesidad de recortar gastos p¨²blicos; pero entienden todav¨ªa mejor que la tijera debe respetar prioridades.
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