Refundar Europa
La uni¨®n fiscal de Merkel y Sarkozy debe acompasarse con nuevas funciones del BCE
Europa, o sea, la Uni¨®n Europea que es su expresi¨®n pol¨ªtica, afronta la m¨¢s grave crisis desde su fundaci¨®n en 1957. Conscientes de ello, y como pr¨®logo y maceraci¨®n de la pr¨®xima cumbre del d¨ªa 9, el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, han pronunciado sendos solemnes discursos, reivindicando la refundaci¨®n de Europa a trav¨¦s de una estrecha uni¨®n fiscal que reformule los actuales Tratados de Lisboa.
Ambas comparecencias son m¨¢s que oportunas en una coyuntura de crisis galopante de las deudas soberanas y de radical desconfianza hacia el liderazgo pol¨ªtico de la Uni¨®n. Aunque vengan a subrayar tambi¨¦n el papel de tristes figuras que desempe?an hoy los presidentes de las instituciones comunitarias, particularmente el de la Comisi¨®n y el del Consejo Europeo.
Un nuevo y radical impulso: es algo que no solo exigen los ciudadanos europeos. La OCDE ha lanzado una dram¨¢tica voz de alerta sobre las amenazas de que sobrevenga no ya una recesi¨®n, sino una depresi¨®n mundial, en buena parte causada por la crisis europea. Y el presidente norteamericano, Barack Obama, viene insistentemente reclamando que los europeos act¨²en "con decisi¨®n y contundencia", acabando as¨ª con sus lentitudes y vacilaciones, para poner un "cortafuegos" a su crisis, lo que eliminar¨ªa algunas de las incertidumbres que pesan sobre la econom¨ªa de EE UU.
La experiencia aconseja tomar distancia ante anuncios tan enf¨¢ticos. El presidente franc¨¦s ha utilizado la misma expresi¨®n que en oto?o de 2008, cuando propugn¨® "refundar el capitalismo", y la secuencia de reuniones del G-20 pronto demostr¨® que la comunidad internacional apenas lograba parchearlo. Las frustraciones generadas por las dos ¨²ltimas cumbres, en julio y octubre, que deb¨ªan ser "decisivas" para cercenar la crisis de la deuda a trav¨¦s de la reforma del Fondo de Estabilidad, abonan tambi¨¦n la actitud de prudencia. La aparente solidez del discurso franco-alem¨¢n, flanqueado por el del presidente del BCE, Mario Draghi, encubre adem¨¢s claras fisuras entre Par¨ªs y Berl¨ªn, susceptibles de retrasar a¨²n m¨¢s las soluciones.
Pero la necesidad de una soluci¨®n es urgente: la ans¨ªan los at¨®nitos ciudadanos de la UE, la requieren los mercados y la exige el prestigio de una moneda ¨²nica pensada como catapulta del poder pac¨ªfico europeo y hoy casi arrinconada al desv¨¢n de las divisas apestadas.
De modo que la ret¨®rica deber¨¢ traducirse en actos. Que la uni¨®n fiscal es indispensable como complemento de la monetaria, como proponen Merkel y Sarkozy, casi nadie lo duda. Pero ya no est¨¢ tan claro cu¨¢l sea la mejor v¨ªa para lograrla: si una reforma de los tratados, nuevos protocolos, una cooperaci¨®n reforzada o una recua de tratados bilaterales (esta, por anticomunitaria, es la peor opci¨®n).
En momentos dram¨¢ticos como el actual, hay que distinguir entre lo que es necesario inmediatamente y lo que es indispensable a medio plazo. Lo inmediato es atajar la sangr¨ªa de las deudas soberanas en los pa¨ªses perif¨¦ricos, y su contagio a los dem¨¢s. Para ello se necesita facilitar que el BCE compre por s¨ª o por delegaci¨®n cuantos bonos convenga; y dise?ar un sistema de deuda europea unificada. Con raz¨®n Alemania y otros temen que sin atar las tuercas presupuestarias de los incumplidores (que, contra lo que Berl¨ªn olvida, son todos los socios de la Uni¨®n), el esfuerzo ser¨ªa in¨²til, por lo que exigen alterar el orden de los factores, colocando el medio plazo por delante de lo inmediato, tal como subray¨® de forma precisa el presidente del BCE.
Encuentren en buena hora los europeos la forma de acompasar una y otra reforma, para lo que resultar¨¢ indispensable un cierto grado de simultaneidad. Y no olviden que los traspasos de competencias deben acompa?arse con transferencias de control democr¨¢tico.
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