A la pata coja
Merkel y Sarkozy avanzan en la disciplina del euro pero apenas en la uni¨®n fiscal
El plan para desatascar a la UE de la crisis de la deuda soberana que desvelaron ayer la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, contiene importantes apuestas de profundizaci¨®n econ¨®mica, sobre todo de rigor presupuestario. Pero le faltan muchas cosas: casi todas las relativas a la solidaridad, es decir, a la mutualizaci¨®n de las responsabilidades. Es un plan a la pata coja, aunque, al cabo, el simple hecho de que Par¨ªs y Berl¨ªn hayan alcanzado un acuerdo fue bien recibido por los expectantes mercados: de valores, de divisas y de bonos de deuda.
Como se trata de una contribuci¨®n anticipadora de la cumbre del pr¨®ximo fin de semana, debe ser completada con otras, mediante redactado del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Conviene que este sea de entrada consciente de que solo un paquete final muy equilibrado, en el que palo y zanahoria compartan protagonismo, es susceptible de generar consensos profundos y de alcanzar la viabilidad que contribuya al encauzamiento de la crisis.
La propuesta central del d¨²o germano-franc¨¦s consiste en una reforma de los Tratados de Lisboa, a consensuar si es posible entre los 27 Estados miembros, pero si no, al menos entre los 17 de la eurozona, con un calendario expr¨¦s: para marzo pr¨®ximo. En esa reforma se atornillar¨ªa la disciplina fiscal con sanciones autom¨¢ticas para los incumplidores; se elevar¨ªa a todas las Constituciones la regla del equilibrio presupuestario; y se dar¨ªa vara alta al Tribunal de Luxemburgo para verificar si el alcance de esas reformas nacionales resulta suficiente.
Ninguna de estas ideas parece de entrada una salida de tono. Pero su conjunto es insuficiente y cada pieza, discutible. Es insuficiente porque Merkel y Sarkozy no dibujan, contra lo que reiteran, una uni¨®n fiscal, que requerir¨ªa tambi¨¦n el dise?o com¨²n de pol¨ªticas impositivas, sino un mero ¨¦nfasis en la disciplina presupuestaria. Una reforma del Tratado bajo amenaza se har¨¢ solo para la eurozona en caso de boicot de unos pocos y presiona a todos; pero tambi¨¦n abre la caja de Pandora de interminables y paralizantes discusiones bizantinas: los actuales Tratados costaron 10 a?os. El automatismo de unas sanciones que no se especifican podr¨ªa haberse establecido en el reciente paquete de seis medidas de la Comisi¨®n, que as¨ª lo pretend¨ªa. Y en cuanto al papel del Tribunal europeo es m¨¢s propio de un Consejo de Estado comunitario.
Pero las mayores deficiencias radican en la indefinici¨®n de los mecanismos urgentes para la superaci¨®n de la crisis. Apenas hay una referencia al adelanto a 2012 del fondo de rescate definitivo; una marcha atr¨¢s sobre las quitas privadas como la arbitrada en el caso griego; un clamoroso silencio sobre el papel indispensable del BCE y un lamentable rechazo de los eurobonos. Exigua cosecha: si no se mejora en la cumbre, dif¨ªcilmente la alegr¨ªa de los mercados ser¨¢ duradera.
Las grandes saltos adelante deben seguir hojas de ruta completas, con paquetes equilibrados y medidas de efectos inmediatos. Es lo que simult¨¢neamente plante¨® el primer ministro italiano, Mario Monti. Su duro paquete de austeridad (30.000 millones), que afecta de lleno a las pensiones, no deber¨ªa haberse planteado si su predecesor, Silvio Berlusconi, hubiera cumplido el suyo. Pero adem¨¢s, el plan actual mejora al anterior por cuanto acompa?a al rigor con algo m¨¢s de equidad (impuestos al lujo, aumento del tipo marginal del IRPF) y, sobre todo, rompe la miop¨ªa del monocultivo del rigor presupuestario, para lanzar medidas de est¨ªmulo selectivo al crecimiento. Si ese paquete se abre paso, podr¨¢ convertirse en una referencia para toda la UE.
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