Chiringuitos, s¨ª; investigadores, no
Ma?ana, por primera vez en la historia, un expresidente de la Generalitat se sentar¨¢ en el banquillo. A Francisco Camps se le juzgar¨¢ por un presunto delito de cohecho pasivo impropio al haber aceptado varias prendas de vestir de una trama corrupta que obtuvo numerosos contratos del Gobierno que presid¨ªa. La imagen del expresidente en el Tribunal Superior de Justicia, con ser lamentable para su persona y para la instituci¨®n que encarn¨®, no es, con mucho, la peor de las herencias que deja Camps a los valencianos. Vaya por delante que soy de los que siguen convencidos de que si de algo no se le puede acusar es de haberse lucrado mientras estuvo en el cargo. Fueron otros los que se enriquecieron y se corrompieron hasta las trancas pero no ¨¦l, que es responsable -y no es poca cosa- de haber permitido que todo ello ocurriera durante su mandato sin adoptar medida alguna. Su inacci¨®n ante tanto fraude, falsedad y estafa justifica sobradamente su expulsi¨®n del Palau de la Generalitat.
El Consell tiene 15 millones para salvar la F-1, pero no cinco para la investigaci¨®n
El final de su trayectoria en el Consell es parad¨®jico. Lleg¨® al cargo con aires regeneracionistas y de ruptura con la etapa de su antecesor, Eduardo Zaplana -un poco como ocurre ahora con Alberto Fabra-; pero su legado es, adem¨¢s de detestable, absolutamente contradictorio con sus ideas originales. Si entr¨® valencianista, sali¨® espa?olista. Se present¨® como austero y ha acabado como despilfarrador y con la hacienda auton¨®mica quebrada. Como H¨¦rcules redivivo aspir¨® a limpiar los establos de Aug¨ªas y el poco o mucho esti¨¦rcol que hab¨ªa lo extendi¨® por toda la Comunidad Valenciana. De norte a sur el PP se llen¨® de presuntos casos de corrupci¨®n: Fabra, G¨¹rtel, Emarsa, Brugal... El remate final lleg¨® con la quiebra del sistema financiero valenciano, que ya ven¨ªa tocado por el sometimiento de Bancaja y la CAM a los caprichos de la Generalitat. Pero la arriesgada apuesta de ambas entidades y la del Banco de Valencia por el sector de la construcci¨®n, la ausencia de control por parte del Banco de Espa?a y del Instituto Valenciano de Finanzas (que alguna responsabilidad tambi¨¦n tiene por mucho que el PP se empe?e en mirar para otro lado), m¨¢s la inepcia pol¨ªtica del Consell hundieron en la miseria -literalmente- a todo el sistema. La ¨²nica acci¨®n que se le conoce a Camps para evitar el desastre, lejos de evitarlo lo empeor¨®. El expresidente se opuso a la fusi¨®n de la CAM con Caja Madrid y no solo no ayud¨® a la primera, sino que dej¨® Bancaja en manos de Rodrigo Rato. Genial.
Pero la herencia m¨¢s envenenada y corrosiva que deja este hombre, v¨ªctima, entre otras muchas cosas, de su debilidad ante los pelotas profesionales (?lvaro P¨¦rez, El Bigotes) y los miembros de la Casa Real (Urdangarin), es su apuesta desmedida por el espect¨¢culo y su desd¨¦n por la cultura del esfuerzo. La suma de pan, circo y victimismo fue muy rentable electoralmente para ¨¦l y para el PP y una aut¨¦ntica desgracia para los valencianos. Coletazos de esa forma de entender y practicar la acci¨®n de Gobierno todav¨ªa los vivimos en la actualidad. La forma en que el Consell de Alberto Fabra ha conducido la crisis del Centro de Investigaciones Pr¨ªncipe Felipe (CIPF) revela cu¨¢l es el objetivo ¨²ltimo de una pr¨¢ctica pol¨ªtica muy concreta. Este Gobierno en la ruina es muy capaz de encontrar 15 millones de euros para salvar el campeonato de f¨®rmula 1, pero no sabe de d¨®nde sacar cinco para recuperar a los 103 investigadores despedidos del CIPF y mantener la actividad del centro.
La grave herida infligida al CIPF resulta mucho m¨¢s sangrante si se compara cu¨¢l fue la actitud del Consell en la falsa crisis de ocho chiringuitos de la zona de Pinedo en Valencia a los que Costas quiso limitar la superficie de sus terrazas. Los cargos p¨²blicos se despacharon a gusto contra el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero. Vale la pena recordar algunos de aquellos disparates: "Los chiringuitos son una de nuestras se?as de identidad". "Este Gobierno es nefasto. No podemos seguir as¨ª. Pido que lo cambien, que pongan a otros, que vengan aqu¨ª". "No entiendo por qu¨¦ tiene que estar presionando a los propietarios de los chiringuitos, asust¨¢ndolos permanentemente" (Rita Barber¨¢, alcaldesa de Valencia). "[La posici¨®n del Gobierno] es algo que ya clama al cielo y que no merece m¨¢s espera. Queremos hechos, soluciones" (Seraf¨ªn Castellano, consejero de Gobernaci¨®n). "Es una verg¨¹enza m¨¢s del Gobierno de Zapatero que ha llevado a poner contra las cuerdas a un sector tan importante como el tur¨ªstico" (Rafael Blasco, portavoz del grupo parlamentario popular en las Cortes Valencianas). "Actualmente se produce un ataque indiscriminado al turismo valenciano y no lo vamos a consentir" (Juan Carlos Gelabert, presidente de la Asociaci¨®n de Hosteleros). El Consell de Camps dijo que apoyar¨ªa las protestas en la calle, provoc¨® la intervenci¨®n del Consejo Jur¨ªdico Consultivo e incluso forz¨® a Mariano Rajoy a pronunciarse a favor de los chiringuitos. Ocho chiringuitos situados en la playa de Pinedo en Valencia.
Ahora ninguno de estos: Ni la alcaldesa, ni el consejero de Gobernaci¨®n, ni el portavoz parlamentario, ni el futuro presidente del Gobierno de Espa?a, mucho menos el actual presidente de la Generalitat han dicho ni p¨ªo sobre los despidos en el CIPF. Ese es el legado de Camps y ese el objetivo pol¨ªtico del PP. Prefieren una sociedad de camareros y de alba?iles a una de investigadores. ?Que es una exageraci¨®n? Tal vez. Pero los hechos son los que son. Mal que les pese.
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