El AVE y el corredor mediterr¨¢neo
Hace un a?o llegaba el AVE a Valencia. Es interesante echar la vista atr¨¢s y recordar c¨®mo, hace tan solo unos meses, all¨¢ hacia finales de 2010, todav¨ªa viv¨ªamos como sociedad idiotizados entre los vapores et¨ªlicos de la juerga del ladrillo que nos hab¨ªamos corrido. Llegaba el AVE y todo era fanfarria. Casi nadie os¨® criticar unos n¨²meros inflad¨ªsimos y unas previsiones econ¨®micas asociadas a la infraestructura manifiestamente fantasiosas. Hac¨ªa a?os que Lehman Brothers hab¨ªa quebrado pero aqu¨ª segu¨ªamos empe?ados en que esto ser¨ªa una cosilla pasajera, una tormenta de verano que ya no pod¨ªa durar mucho m¨¢s. Con gran despliegue se festejaban los supuestos cuatro millones de pasajeros anuales que iba a transportar el nuevo tren.
Un a?o despu¨¦s se confirma que apenas dos millones de pasajeros han empleado el AVE durante sus primeros 12 meses de vida. Las frecuencias de paso para ciudades como X¨¤tiva son peores, los Alaris (m¨¢s lentos pero que permit¨ªan viajar a precio m¨¢s asequible) fueron liquidados por Renfe en cuanto comprobaron que mucha gente prefer¨ªa pagar menos aunque el viaje durara m¨¢s y hay estaciones nuevas, como las de Requena-Utiel, que se yerguen en medio de la nada, sin apenas trenes que paren all¨ª y con un movimiento de pasajeros rid¨ªculo. La inversi¨®n p¨²blica de una decena de miles de millones de euros ha logrado, eso s¨ª, desplazar al avi¨®n y que los viajeros frecuentes tengan un medio de transporte muy c¨®modo (y subvencionado por todos) para llegar a la capital. El problema es su coste, incluido el de oportunidad, cuando ya es evidente, a estas alturas, que la infraestructura es de imposible rentabilizaci¨®n. ?Acaso no habr¨ªa sido mejor dedicar el dinero de todos a potenciar cercan¨ªas y servicios regionales funcionales, con buenas frecuencias y mucha m¨¢s rentabilidad social?
A la vista de la experiencia relatada y de la falta de sentido cr¨ªtico frente a las pretensiones y proyecciones oficiales que como sociedad hemos demostrado tantas veces, empieza a resultar inquietante escuchar y leer los planes de nuestras Administraciones, central y auton¨®mica, sobre el corredor mediterr¨¢neo. Una infraestructura que en lugar de tratar de garantizar de forma funcional el transporte de mercanc¨ªas y una capacidad suficiente para soportar tr¨¢ficos intensos y bien ordenados de cercan¨ªas parece que, de nuevo, se plantea como una megal¨®mana inversi¨®n de alta velocidad para pasajeros. Es para echarse a temblar, la verdad.
La alegr¨ªa con la que hemos enterrado entre todos much¨ªsimo dinero, tanto en el sector p¨²blico como en el privado, en obras in¨²tiles dice muy poco de nuestra capacidad como sociedad para asumir cu¨¢les son las verdaderas prioridades. Aunque hay indicios que apuntan a que ciertos cambios comienzan a producirse, normalizando la manera en que se desarrollan las cosas en Espa?a y equipar¨¢ndola a la de los pa¨ªses de nuestro entorno. As¨ª, Juan Roig, que presentando hace m¨¢s o menos un a?o (a la vez que se festejaba la inauguraci¨®n del AVE) los resultados de Mercadona dijo aquello de que 2010 s¨®lo hab¨ªa tenido una cosa buena, "que ser¨ªa mejor que 2011", dando un ba?o de realismo a casi todo el mundo que se ha demostrado muy acertado, se ha convertido en el primer empresario espa?ol que pide que se suban impuestos a los ricos. Algo es algo.
.http://www.elpais.com/espana/cvalenciana
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