Rajoy queda inaugurado
Ambiente de las grandes ocasiones. Aglomeraci¨®n de conductores y de escoltas en la calle de Zorrilla. Nube de fot¨®grafos y de c¨¢maras de televisi¨®n detr¨¢s del cord¨®n preceptivo. Informadores en el ¨¢rea de prensa, en los pasillos e incluso en la tribuna reservada del hemiciclo. El semblante de los diputados delata su adscripci¨®n pol¨ªtica. Los salientes socialistas con cara de circunstancias, los entrantes populares con euforia indisimulable. Los ujieres y los agentes de la Polic¨ªa Nacional en el momento delicado del cambio de lealtades. Algunos llegan por pen¨²ltima vez a bordo de sus coches oficiales, que el jueves dar¨¢n servicio a quienes pasen a ser titulares del nuevo Gobierno. Est¨¢ convocado el Pleno del Congreso para la sesi¨®n de investidura del candidato, que cuenta con holgada mayor¨ªa para obtener la confianza de la C¨¢mara en la votaci¨®n del martes y quedar¨¢ investido como presidente.
Ya tenemos programa de gobierno, sin que todav¨ªa tengamos Gobierno del que colgarlo
Mariano Rajoy expone durante 78 minutos "el programa pol¨ªtico del Gobierno que pretende formar". En esos t¨¦rminos habla tanto la Constituci¨®n en su art¨ªculo 99 como el Reglamento del Congreso en su art¨ªculo 171. Ambas disposiciones anteponen la presentaci¨®n del programa pol¨ªtico del Gobierno a la propia determinaci¨®n de quienes hayan de componerlo. De modo que ya tenemos programa de gobierno, sin que todav¨ªa tengamos Gobierno del que colgarlo. O sea, que el programa que expone Rajoy es de su personal y exclusiva responsabilidad. No es resultado de una deliberaci¨®n de los integrantes de un Gobierno a¨²n inexistente, sino la pauta que el aspirante a ser investido presidente traza para orientar la futura andadura del Gabinete non nato que designar¨¢ el mi¨¦rcoles 21. La acci¨®n de exponer precede al sujeto al que de modo indebido se atribuye el programa, siendo as¨ª que todav¨ªa el Gabinete se encuentra en la indefinici¨®n de la nebulosa, pendiente de configurarse.
En cuanto a la intervenci¨®n de Rajoy, muchos podr¨¢n blasonar de haber metido cuchara pero solo a ¨¦l puede ser atribuida. Este es el primer paso de Mariano por la senda que han de recorrer los presidentes del Gobierno. De la misma forma que les compete tambi¨¦n concluirla, sin que puedan escaquearse para esquivar una responsabilidad indivisible. Porque, conforme al art¨ªculo 115 de la Constituci¨®n, al final es el presidente del Gobierno, previa deliberaci¨®n del Consejo de Ministros y bajo su exclusiva responsabilidad, quien propone la disoluci¨®n del Congreso del Senado o de las Cortes Generales, que deber¨¢ decretar el Rey. Se nos dir¨¢ que Mariano Rajoy llega despu¨¦s de haber sido presidente de la Diputaci¨®n de Pontevedra, vicepresidente de la Xunta de Galicia, ministro de Educaci¨®n, de Administraciones P¨²blicas, de Presidencia y de Interior y vicepresidente en el Gobierno de Aznar. Pero es ahora, precisamente ahora, cuando acaba de ser inaugurado como primer eslab¨®n de la cadena de autoridades del Estado que han de rendir cuentas al Parlamento.
Del discurso quedar¨¢ el estilo de guante blanco hacia el Gobierno saliente despu¨¦s de tantas crispaciones sin sentido, con resultado de p¨¦rdida de credibilidad de la naci¨®n. Parece un intento de evitarse la bronca en el Congreso y en la calle. La afirmaci¨®n m¨¢s l¨²cida de Rajoy es la de que la mayor¨ªa es un instrumento excelente para ejecutar las decisiones pero no es forzosamente el mejor para dise?arlas. Si la tuviera desde el principio en cuenta tendr¨ªamos mucho terreno ganado, el mismo que perder¨ªan los energ¨²menos del maximalismo rampante que tan fieramente se dejan o¨ªr. Rajoy declara abolida la obsesi¨®n por el retrovisor y la petici¨®n de responsabilidades a los predecesores, una actitud que aliviar¨ªa la pesadumbre de otras legislaturas. Otra cosa es que faltara la f¨®rmula magistral capaz de armonizar de una parte el cumplimiento del d¨¦ficit acordado con la Uni¨®n Europea, el recorte de las inversiones, la reducci¨®n del personal contratado en las Administraciones y los regalos fiscales y de otra, la creaci¨®n de empleo y la obtenci¨®n de los recursos necesarios para el mantenimiento de los servicios p¨²blicos b¨¢sicos.
Significativos los aplausos al mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones y a la igualdad de los espa?oles que, en adelante, ser¨¢n todos buenos. De la corrupci¨®n ni una palabra propia ni ajena. Del l¨ªder de la oposici¨®n socialista, P¨¦rez Rubalcaba, que anuncia su voto en contra, destaca el esfuerzo por no aguar la fiesta y la disposici¨®n adelantada a pactar siempre por nuestro bien. En cuanto al reparto de los otros papeles, deber¨¢ revisarse el pr¨®ximo d¨ªa lectivo. Atentos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.