Arte para perder el sentido
La artista Amaya Gonz¨¢lez Reyes, natural de Sanxenxo, muestra en el Marco de Vigo una docena de instalaciones y esculturas sobre el goce de la desorientaci¨®n
La presencia de la artista Amaya Gonz¨¢lez Reyes (Sanxenxo, 1979) en el Museo de Arte Contempor¨¢nea de Vigo (Marco) no constituye su primera exposici¨®n individual. Tampoco es su debut profesional en su propia tierra. Pero s¨ª que se trata, sin embargo, de su estreno en un museo gallego. "A diferencia de una galer¨ªa, que est¨¢ en el mercado, el museo forma parte del sistema art¨ªstico y me parece importante establecer esta diferencia; adem¨¢s, no hay muchas oportunidades de este tipo para la visualizaci¨®n de nuestro trabajo", valora esta creadora, licenciada en Bellas Artes por la Universidade de Vigo.
Hasta mediados del pr¨®ximo mes de mayo, las salas del piso superior de la instituci¨®n viguesa acogen su muestra Entrar na obra. Perder(se) nela, con la que se clausura un ciclo comisariado a la vez por el director del Marco, I?aki Mart¨ªnez Antelo, y por la responsable de las exposiciones, Agar Ledo, y que ha tenido como hilo conductor la interpretaci¨®n del concepto de espectador dentro de cada una de las cinco propuestas art¨ªsticas seleccionadas.
"Dejarse seducir y jugar con lo que te gusta forma parte de la vida", expone
En este sentido, la artista presenta una docena de piezas con variantes gen¨¦ricas y entre las que hay instalaciones, esculturas-objetos, una proyecci¨®n de v¨ªdeo y cinco fotograf¨ªas. "Utilizo el t¨¦rmino perderse para aludir a algo parecido a la sensaci¨®n de llegar a una ciudad en la que no vives y te puedes permitir perderte; es un goce, no una tragedia", explica la artista. La capacidad del propio autor para ensimismarse en su propio trabajo, as¨ª como la vivencia del arte desde la perspectiva del p¨²blico como un mero acto contemplativo, son ideas que tambi¨¦n planean sobre este conjunto de propuestas. "La muestra juega con las ideas de perder el tino, formular conexiones entre las obras y crear asociaciones libres entre ellas".
Est¨¦ticamente, la disposici¨®n de algunas de estas piezas, como Jard¨ªn, que es un primoroso laberinto confeccionado con abalorios, Pesadilla, una l¨¢mpara de cristal hecha a?icos en el suelo, o Sin t¨ªtulo, una carretilla forrada de terciopelo negro, tiene la capacidad de evocar al lujo y al confort. Gonz¨¢lez Reyes desecha cualquier protagonismo que se quiera conceder a esas caracter¨ªsticas, que interpreta a la manera de un decorado casual con el que transmitir de una manera m¨¢s directa una noci¨®n determinada: "El lujo es una idea recurrente para hablar de la fascinaci¨®n y de nuestra disposici¨®n a embriagarnos con objetos y materiales que son suntuosos por algo, bien sea por su exquisitez o bien por la precisi¨®n con la que est¨¢n construidos. Podr¨ªa tener relaci¨®n con el momento actual y la sensaci¨®n de p¨¦rdida que tienen el 90% de las personas. Yo dir¨ªa que dejarse seducir y jugar con lo que te gusta y te da placer forman parte de lo que es la vida, si no casi nada tendr¨ªa sentido".
La utilizaci¨®n de su propia imagen en algunas de sus piezas es ya una constante en su trayectoria. Y aqu¨ª, en Entrar na obra. Perder(se) nela, lo vuelve a hacer en el audiovisual Vivencias dunha pega (un ensaio sobre o exceso e o luxo) y en los retratos de la serie Asalto (est)¨¦tico. "Siempre he estado f¨ªsicamente presente en mis trabajos. Ya desde la facultad, considero que nosotros mismos somos la primera herramienta con la que podemos trabajar y me gusta explorarla".
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