?Qu¨¦ pinta Hedy Lamarr en tu wifi?
La mujer m¨¢s bella del Hollywood de los cuarenta escandaliz¨® escenificando un orgasmo en pantalla, pero en la intimidad cultiv¨® una vida sosegada entregada a la ciencia. Uno de sus inventos constituy¨® el germen de Internet y la telefon¨ªa m¨®vil
Es f¨¢cil ser glamurosa. Lo ¨²nico que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer est¨²pida".
A quien acu?¨® esta cita tan redonda le ayud¨® ser oficialmente "la mujer m¨¢s bella del mundo". Es Hedy Lamarr, tanto la misteriosa Dalila en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de Cecil B. DeMille (1949) como la primera en desnudarse e interpretar un orgasmo en pantalla en Ektase (1933) sin haber llegado siquiera a la mayor¨ªa de edad.
Si de d¨ªa se colocaba un enjoyado penacho de plumas de pavo real en Las chicas de Ziegfeld, aquel musical que se anunciaba con "100 mujeres bellas", al llegar a casa se sentaba ante una mesa de trabajo y concretaba un sistema de guiado de misiles. "Odiaba las fiestas, no beb¨ªa. Su principal hobby era inventar", asegura por tel¨¦fono Richard Rhodes, autor de Hedy's Folly: The life and breakthrough inventions of Hedy Lamarr, the most beautiful woman in the world (en ingl¨¦s en Doubleday, 15,78 euros). "Hasta el punto que dise?¨® un 'sistema de comunicaci¨®n secreto' que constituye la base del GPS, los tel¨¦fonos celulares, el Bluetooth o el wifi", resalta Rhodes, todo un Pulitzer entregado durante un a?o a investigar la vertiente inventora de la estrella y de su colaborador, el m¨²sico Georges Antheil, inquieto integrante del magma cultural del Par¨ªs de entreguerras.
Filmaba un musical de d¨ªa e ideaba de noche un sistema para guiar misiles
Rhodes consigui¨® documentos originales y la ayuda de los hijos de Lamarr, la actriz que cumpli¨® en sus 86 a?os de vida (casi 40 como int¨¦rprete) muchos t¨®picos de Hollywood: seis matrimonios, incontables seducciones de hombres poderosos, cirug¨ªas pl¨¢sticas en serie que volatilizaron su hermoso rostro y la identidad sepultada con el apellido de una malograda actriz yonqui (Barbara La Marr) amante de su descubridor.
?C¨®mo lleg¨® una actriz vienesa sin estudios al origen de tecnolog¨ªas m¨¢s que indispensables? Bueno, el padre era un banquero maravillado por los adelantos mec¨¢nicos. La madre la convirti¨® en concertista de piano. Con su primer esposo, Friedrich Mandl, acaudalado fabricante de armas, comparti¨® sobremesas con diplom¨¢ticos, estadistas (Mussolini fue uno de los invitados) y militares alemanes que discut¨ªan la ¨²ltima innovaci¨®n b¨¦lica.
Quiz¨¢ ella en aquellas cenas pareciese una esfinge est¨²pida.
"No. Fue una mujer de gran determinaci¨®n", asevera Rhodes, "en cualquier cosa que acometiera; para convertirse en actriz, abandonar al marido celot¨ªpico que la encarcel¨® en sus mansiones o embarcarse hacia Estados Unidos sin m¨¢s equipaje que compartir traves¨ªa con el ejecutivo de un gran estudio. Su obra no consisti¨® en escuchar y copiar. No fue ninguna farsante".
Hollywood, 1940. George Antheil compone m¨²sica para pel¨ªculas y escribe en Esquire art¨ªculos sobre endocrinolog¨ªa aplicada a la seducci¨®n (sic). Se encuentran en una cena. Hedy le pregunta si puede hacer algo para aumentar el tama?o de sus pechos. An¨¦cdotas aparte, el encuentro resulta magn¨¦tico.
A?os atr¨¢s, Antheil hab¨ªa protagonizado en Par¨ªs el segundo mayor esc¨¢ndalo esc¨¦nico despu¨¦s del estreno de La consagraci¨®n de la Primavera, de Stravinski. El furor de su Ballet m¨¦canique (encargado para una pel¨ªcula de L¨¦ger), un enjambre sonoro de pianolas, martillos y h¨¦lices de avi¨®n, provoc¨® que los distinguidos espectadores (Picasso, Joyce, Satie, Man Ray o Mir¨®, entre ellos) aullaran, arrancaran sus butacas y las lanzaran al foso de la orquesta. En aquella performance, el creador de la ahora rehabilitada composici¨®n hab¨ªa conseguido sincronizar sin cables seis pianos mec¨¢nicos.
George y Hedy, quien ten¨ªa solo 26 a?os, trabajan durante seis meses en un sistema de comunicaci¨®n entre barcos y torpedos mediante se?ales de radio que cambian constantemente de frecuencia. Aprovechan la experiencia de ¨¦l en la conexi¨®n de las pianolas y lo patentan en 1941. Pero ayud¨® m¨¢s a la causa americana la exitosa gira de Hedy para vender bonos de guerra. "La Armada de EE UU no entendi¨® un mecanismo basado en la conexi¨®n de las pianolas. Estaba demasiado ocupada en solucionar su gran problema: los torpedos fallaban en el 60% de las ocasiones", explica Rhodes. En 1954, la idea fue rescatada en el sonobuoy (un minis¨®nar integrado en una boya port¨¢til). D¨¦cadas despu¨¦s, los creadores de dispositivos de comunicaci¨®n sin cable (GPS, wifi, Bluetooth) utilizaron la tecnolog¨ªa de "espectro ensanchado por salto de frecuencia", cuyo germen est¨¢ en el invento de Lamarr y Antheil. "Si se usa en todo el mundo, ?por qu¨¦ no he recibido ni una carta?", se lamentaba ella, que, seg¨²n su bi¨®grafo, tan solo tem¨ªa la decadencia f¨ªsica.
En 1997, tres a?os antes de su muerte, recibi¨® el primer reconocimiento. Hedy, convertida en litigante profesional y ocasional clept¨®mana, rehus¨® recoger la distinci¨®n. Demasiada cirug¨ªa est¨¦tica para que lo que quedaba de la mujer m¨¢s hermosa del mundo pudiese presentarse en p¨²blico.
La inventora, el m¨²sico y coca-cola en cubitos
Hedy Lamarr se abstuvo de fiestas, licores y lecturas, contrariamente a lo que se estilaba en Hollywood. Su pasatiempo consist¨ªa en inventar. Estas son algunas de sus aportaciones:
? Torpedos infalibles. El m¨¢s importante (en colaboraci¨®n con el m¨²sico de vanguardia Georges Antheil, autor del Ballet M¨¦canique) fue un "sistema secreto de comunicaciones" (1941) entre aviones y barcos para dirigir un torpedo con se?ales de radio cort¨ªsimas que cambian de frecuencia arbitraria y simult¨¢neamente para evitar ser interceptadas. Es el germen de sistemas como el GPS, Bluetooth, tel¨¦fono m¨®vil y wifi. Tambi¨¦n trabaj¨® en un escudo antia¨¦reo.
? Coca-cola instant¨¢nea. Ide¨® una pastilla que se disolv¨ªa en agua para conseguir un refresco de cola. Howard Hughes le facilit¨® dos qu¨ªmicos para asesorarla. Finalmente, no funcion¨®.
? Lifting y otras ideas. Trabaj¨® en un sistema de "estiramiento de piel basado en el acorde¨®n", imagin¨® el collar fluorescente para perros, un nuevo tipo de sem¨¢foro o cambios del dise?o del Concorde.
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