Justificando
Uno de los mejores regalos que he recibido estas navidades es un c¨®mic. Prefiero no revelar si fue el Olentzero, Pap¨¢ Noel, Santa Claus o los Reyes Magos para evitar que me cal¨¦is. ?No os da pereza que hasta los regalos navide?os est¨¦n politizados? Pero a lo que iba: no soy un gran coleccionista de tebeos pero me gusta leer alguno si viene recomendado por un buen amigo. En Pagando por ello. Memorias en c¨®mic de un putero (regalo de mi hermano y su novia), Chester Brown narra su iniciaci¨®n como cliente de prostitutas. Es una novela gr¨¢fica basada en sus experiencias reales: c¨®mo decidi¨® no volver a tener novia, a quitarse los prejuicios sobre la prostituci¨®n y a convertirse en un usuario regular y sin complejos. Lo malo es que tras decenas de p¨¢ginas en las que describe sus (a veces divertidas, a veces melanc¨®licas) andanzas por el mundo de las cortesanas dedica el tramo final del libro a teorizar, a razonar su comportamiento bas¨¢ndose en la imposibilidad del amor rom¨¢ntico o en las convenciones sociales que conducen a la monogam¨ªa.
El pueblo vasco, que tiene fama (y datos estad¨ªsticos) de ser un gran gastador en este sector, no ha necesitado nunca de premisas intelectuales para visitar bares de alterne. Simplemente lidia con su sentimiento de culpa o su timidez. O se pilla un vuelo a Cuba.
Normalmente desconf¨ªo de las personas que hacen una cosa y luego ponen en pie un aparato te¨®rico para justificar su comportamiento. Me recuerda a amigos porretas adolescentes que, tras a?os de consumir costo, empiezan a citar a Escohotado para dar una coartada cultural a sus h¨¢bitos. En primer lugar se dedican en poner en marcha la parte pr¨¢ctica y despu¨¦s hay que sostenerla con la creaci¨®n de un corpus ideol¨®gico. Y lo peor es que sol¨ªan ser muy monotem¨¢ticos con el asunto. S¨®lo hablaban de porros, peyote o ayahuasca durante horas y horas, como si un aficionado al caldo de pollo no hablase de otra cosa que de Starlux o Gallina Blanca.
Algo parecido sucede con las descargas de pel¨ªculas o m¨²sica. Se hace porque es gratis y punto, pero el deseo de justificar acciones lleva a invocar la libertad, igualdad y fraternidad. Vamos, que se nos llena la boca a la primera de cambio. No podemos hacer algo porque simplemente nos da la gana, hay que dar a entender que "es imposible no hacerlo". Ajustamos la teor¨ªa a la pr¨¢ctica, no al rev¨¦s. Si uno hace algo mal prefiere justificarlo a reconocer su error. Decir "lo siento, me equivoqu¨¦" est¨¢ menos de moda que nunca. Y en cambio, la hu¨ªda hacia adelante, el "no me bajo de este burro" es la consigna a seguir.
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