Cuando la pantalla se traga la Tierra
Las fantas¨ªas acerca del apocalipsis nacieron con t¨ªtulos como La fin du monde (1920), de Abel Gance y basado en un libro prof¨¦tico del astr¨®nomo Camille Flammarion. El perfeccionamiento de los trucajes, aliado con la paranoia de la Guerra Fr¨ªa, dieron un sesgo pol¨ªtico al tema, cuando en The Red Planet Mars (1952), de Harry Horner, se imput¨® la tragedia c¨®smica al imperio rojo de Stalin. Entre ambos t¨ªtulos surgi¨® King Kong (1933), cuyos da?os se limitaron a la destrucci¨®n de edificios y del tren elevado de Nueva York, para que soci¨®logos de sal¨®n diagnosticaran que era una par¨¢bola de la destrucci¨®n del capitalismo por la Gran Depresi¨®n.
Una de las pel¨ªculas m¨¢s interesantes del ciclo antisovi¨¦tico fue El enigma de otro mundo (1951), de Christian Nyby, que, ante una amenaza extraterrestre, propon¨ªa la superioridad del poder militar sobre el contemporizador y poco fiable poder cient¨ªfico, como se demostr¨® por entonces con la sanci¨®n al f¨ªsico at¨®mico Robert Oppenheimer.
El t¨ªtulo m¨¢s emblem¨¢tico de esta saga procedi¨® de la novela de H. G. Wells La guerra de los mundos (1897), que ya hab¨ªa permitido a Orson Welles provocar el primer p¨¢nico radiof¨®nico de la Historia en 1938.
Byron Haskin desplaz¨® en la pantalla su acci¨®n de la Inglaterra victoriana a la California de 1953 y Steven Spielberg retom¨® el texto en 2005, tras el ataque de Al Qaeda a los Estados Unidos en 2001, lo que permiti¨® que el hijo del protagonista, en pleno cataclismo, preguntase a su padre (Tom Cruise): "?Pap¨¢, son terroristas?". Una pregunta que jam¨¢s se le habr¨ªa ocurrido a alguien como H.G. Wells.
El terreno hab¨ªa sido preparado por Night Shyamalan con Se?ales (2002), cuando el imperio sovi¨¦tico se hab¨ªa hundido, al igual que las Torres Gemelas. Esta vez se trat¨® de una infiltraci¨®n silenciosa de extraterrestres, comparables con la peste (el ¨¢ntrax, la viruela), que tratan de destruir la sana sociedad norteamericana. Su clausura con un mensaje religioso llev¨® la impronta de la era Bush. Muy distinto de La amenaza de Andr¨®meda (1970), adaptaci¨®n de una novela de Michael Crichton por Robert Wise, donde un equipo norteamericano trataba de aislar y destruir un devastador microorganismo transportado en el regreso de una astronave. As¨ª se denunciaba la ambici¨®n expansionista humana, a la vez que los preparativos militares para la guerra biol¨®gica en Vietnam. Pero ahora sabemos que en la era digital es m¨¢s f¨¢cil y barato hundirnos en el apocalipsis.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.