Nada del otro mundo
Narrativa. Imagino a un buen pu?ado de lectores desorientados ante este nuevo t¨ªtulo de Mu?oz Molina. El joven autor que escribe casi todos los cuentos de Nada del otro mundo no ha escrito todav¨ªa casi ninguna de sus hermosas novelas breves (como Carlota Fainberg) ni ha regresado a su vida de uniforme militar en Ardor guerrero, ni ha ido adensando su articulismo de gui?os morales expl¨ªcitos, ni ha abordado con voluntad de novela total la cat¨¢strofe de la guerra en una novela muy larga, como La noche de los tiempos, ni tampoco ha explorado la intersecci¨®n entre ensayo, confesi¨®n y relato (como hizo en Sefarad o en Ventanas de Manhattan) y ni siquiera es acad¨¦mico a¨²n. Y lo que imagino es una reacci¨®n de sorpresa y gratitud, de asombro ante la solvencia de un narrador de aliento largo que aqu¨ª es siempre corto y tenso, a menudo fant¨¢stico, a ratos e incluso con frecuencia ir¨®nico y casi nada hura?o o sombr¨ªo. Releer estos relatos reunidos por primera vez en 1993 (excepto dos que son posteriores, y uno de ellos in¨¦dito y conmovedor) ha sido refrescante e higi¨¦nico, como si uno estuviese recuperando en la lectura no al lector que fue hace veinte a?os sino al autor que el mismo Mu?oz Molina iba haci¨¦ndose, cuando todav¨ªa las posibilidades y los caminos quedaban muy abiertos. Mu?oz Molina juega aqu¨ª con una libertad de intenci¨®n que no es ni fr¨ªvola ni caprichosa pero muchas veces sobrelleva mejor, incluso alegremente, la responsabilidad de la escritura y la ficci¨®n. En su pr¨®logo de 1993 advert¨ªa ¨¦l mismo algo que se cumplir¨ªa en su obra y tiene que ver con la ligereza o la naturalidad con la que nacen los relatos frente a la rigidez severa de la novela. Y aunque otras obras suyas, como El jinete polaco o El viento de la luna, hayan recreado tan bien y tan meticulosamente el tiempo funerario de la posguerra, varios de estos relatos lo hacen con una gracia y una intensidad emocional que se antoja casi m¨¢s eficaz y pura. E imagino, por fin, que para ese mismo lector desorientado, el primer relato extenso seguir¨¢ siendo una valiente y jugosa f¨¢bula sobre la fantas¨ªa de la literatura cuando vivir de la literatura era, en realidad, pura fantas¨ªa.
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