Un mill¨®n de senos
Aprovechando unos d¨ªas de descanso familiar en Caracas, es imposible no hacerse eco de la gran preocupaci¨®n de miles de venezolanos. Aparte de la ya tradicional conducta histri¨®nica del presidente Ch¨¢vez, que aprovecha una ofrenda a la patrona nacional, la Virgen de Coromoto, para informar los cambios de su gabinete y el Ejecutivo desde el mism¨ªsimo altar del templo; superando el acecho de la inseguridad en las calles del pa¨ªs, lo que preocupa a los venezolanos es el caso PIP, los implantes de silicona fabricados en Francia por la empresa Poly Implant Proth¨¨se.
La empresa, creada en 1991, lleg¨® a ser la tercera en volumen de ventas de pr¨®tesis a nivel mundial. Y Venezuela, uno de sus ansiosos clientes. Desde 2010 se detectaron casos de rotura de los implantes y por ello Espa?a y Francia prohibieron su uso. Las ¨²ltimas informaciones sobre las pr¨®tesis son que los implantes contendr¨ªan un aditivo para carburantes, que tambi¨¦n se emplea en la construcci¨®n de materiales de nav¨ªo y en componentes electr¨®nicos. Dejaron de ser unas mamas del siglo XX para devenir en engendros tecnol¨®gicos del siglo XXI. A pesar de la prohibici¨®n, en Francia se estiman 20 casos de c¨¢ncer en mujeres con estos implantes. No se conoce con certeza cu¨¢ntas mujeres podr¨ªan llevar estas pr¨®tesis aterradoras en Espa?a. Pero en el mundo podr¨ªan existir 500.000 mujeres portadoras de los senos PIP. Un mill¨®n de aterradores senos de mentira.
La elegancia se asocia a lo natural. el 'glamour', como las mamas, la corrupci¨®n o el despilfarro, se adquieren y est¨¢n hechos de artificio
En algunos pa¨ªses subdesarrollados, las operaciones de est¨¦tica son consideradas s¨ªmbolos de estatus. A lo mejor tambi¨¦n ocurri¨® en los pa¨ªses PIGS (siglas en ingl¨¦s para Portugal, Italia, Grecia y Espa?a), que precisamente durante los a?os noventa vieron sus ¨ªndices econ¨®micos inflarse sin fin aparente. As¨ª como se inflaba la econom¨ªa, se instalaban las pr¨®tesis inflamadas.
En esos a?os, en Espa?a se oy¨® la leyenda urbana de que Ana Obreg¨®n habr¨ªa visto c¨®mo uno de sus senos explotaba durante un vuelo comercial. El tipo de silueta Obreg¨®n se convirti¨® en un referente casi obligado para mujeres m¨¢s o menos celebres, y m¨¢s o menos telespectadoras.
Operarse senos, labios, gemelos, gl¨²teos, narices y caderas fue pr¨¢cticamente una religi¨®n moderna en nuestro pa¨ªs. Muchos novios felicitaban a los cirujanos en las fiestas, agradeci¨¦ndoles los senos de sus esposas. Nadie pregunt¨® si alg¨²n d¨ªa llegar¨ªamos a extra?ar el tacto y el tama?o de los senos naturales. El tiempo fue pasando, el euro creciendo en poder adquisitivo, y en programas de televisi¨®n aparec¨ªan mujeres que romp¨ªan r¨¦cords Guinness de ensanchamiento de senos mientras contertulias se re¨ªan y aproximaban para establecer comparaciones y calibrar inquietudes.
Uno de los m¨¢s importantes picos de audiencia de nuestra televisi¨®n fue la aparici¨®n de Bel¨¦n Esteban rehecha por la ciencia. Seis millones de espa?oles creyeron ver esa noche una escapatoria a los agobios de la crisis econ¨®mica. S¨ª, el dinero, o la sensaci¨®n de tenerlo, siempre ha estado asociado al deseo de renovar el aspecto que el destino nos entrega. No hay que ser hereje ni llevar una conducta sexual desorganizada para decidir cambiar de cara o de cuerpo. Ni tener una ideolog¨ªa determinada. Aquella alcaldesa de Marbella v¨ªctima de la corrupci¨®n fue detenida exactamente cuando iniciaba el posoperatorio de una liposucci¨®n. En Caracas, diputadas chavistas y votantes de la oposici¨®n compiten tambi¨¦n detect¨¢ndose cu¨¢nto botox y PIP llevan en el cuerpo.
En aquella espiral de consumo y despilfarro que vivimos hasta 2008, nuestros cuerpos adquir¨ªan cada vez formas m¨¢s avanzadas. Mujeres tigre, hombres King Kong, labios medusa, pechos asfixiantes. La cirug¨ªa lo pod¨ªa todo y el PIP se sumaba al PIB. M¨¢s todo. Las mujeres, pechos; los hombres, tatuajes. Ahora que la burbuja explot¨®, muchas mamas tambi¨¦n, y deben ser revisadas.
Varias asociaciones de mujeres afectadas en Argentina y Venezuela exigen que el Estado se haga cargo de la retirada y recolocaci¨®n de implantes PIP por otros buenos en sus cuerpos. Ya hay quienes se atreven a decir que la decisi¨®n de alterar los l¨ªmites de la naturaleza es individual y no del Estado, el cl¨¢sico debate entre lo p¨²blico y lo privado. Otros esgrimen que los pa¨ªses permitieron la importaci¨®n de las temibles PIP. En Venezuela, un pa¨ªs que vive una evidente liquidez econ¨®mica, las implantadas quieren tambi¨¦n aprovechar la intervenci¨®n para redise?ar sus senos, alej¨¢ndose del look vixen para obtener uno m¨¢s "elegante".
La elegancia, por alguna raz¨®n, se asocia a lo natural. "Se nace elegante", es una frase hecha. Mientras que el glamour, como las mamas, como la corrupci¨®n o el despilfarro, se adquieren y est¨¢n hechos de artificio. Ahora, con d¨¦ficits que crecen como antes crec¨ªan los senos, no queda otra cosa que recurrir a la frase del arquitecto Mies van der Rohe: "Menos es m¨¢s". Esforzarnos en aplicar a nuestra apariencia el mismo sentido com¨²n que ahora imponen a los presupuestos auton¨®micos.
Shakira apareci¨® con un nuevo look en la entrega del Bal¨®n de Oro 2011. En muchos foros se critic¨®, en otros se alab¨®. Se fantase¨® con "una Marilyn Monroe a?os veinte", pero lo que expon¨ªa Shakira era ese largu¨ªsimo traje rojo coronado por dos torrecillas que jugaban en el pecho. Es otro signo de los tiempos. Donde antes hab¨ªa silicona, ahora hay solo tela. Donde hab¨ªa tatuajes, hay miradas enamoradas. Lo bueno del caso del mill¨®n de senos es que ahora con la pobreza parece que vuelve la naturaleza.
JASON REED (REUTERS)
Babelia
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