?Una sanidad y una educaci¨®n que no nos podemos permitir?
La Generalitat ha empezado a meter la tijera. Tras este primer round la educaci¨®n y sanidad p¨²blicas valencianas han recibido un buen estacazo, centrado en la cabeza de sus trabajadores p¨²blicos (con una menci¨®n especial, como es habitual en Espa?a, para quienes padecen condiciones m¨¢s precarias, esto es, los interinos que desde hace a?os constituyen una generosa y maltratada fuerza de trabajo en nuestro sector p¨²blico). Es casi inevitable que lleguen m¨¢s. Como se sabe desde hace tiempo, el hundimiento de la recaudaci¨®n hac¨ªa imposible mantener el gasto p¨²blico en los niveles de los ¨²ltimos a?os. Adem¨¢s, la reforma de la Constituci¨®n que imposibilita a las comunidades aut¨®nomas acudir a la deuda, tal y como explicamos en su d¨ªa, lo pone a¨²n m¨¢s dif¨ªcil para las que han tenido que usar esta alternativa ante la insuficiencia de su financiaci¨®n. No es casual, por ello, que aqu¨ª tengamos un problema mucho m¨¢s grave que en otros territorios. Tampoco es una sorpresa.
Desgraciadamente, la magnitud del recorte necesario hace imposible cuadrar gastos e ingresos sin tocar el importante gasto sanitario y educativo. Basta hacer n¨²meros para darse cuenta de ello. Los eventos, por muy absurdos que sean y carentes de sentido como inversi¨®n (?bienvenidos sean todos los que se han dado cuenta al fin!) no se llevan m¨¢s de un par de cientos de millones de euros al a?o (lo cual no es poco, pero no llega ni a una d¨¦cima parte del recorte necesario). Los sobrecostes y el derroche, tan habituales en estos a?os pasados en los que todo val¨ªa, se han llevado sin duda un buen bocado. Este diario cuantificaba hace unos d¨ªas en unos mil millones de euros, por ejemplo, el que acumulan los grandes proyectos del Consell. Lamentablemente, se trata de una factura engordada durante casi dos d¨¦cadas, con lo que el ahorro anual que se derivar¨ªa de una mejor gesti¨®n, absolutamente imprescindible, tampoco tiene capacidad para resolver el problema.
?Significa eso entonces, sencillamente, que no hay m¨¢s remedio que recortar en sanidad y educaci¨®n? ?Quieren decir los n¨²meros que nos hab¨ªamos dotado de una asistencia sanitaria y una educaci¨®n p¨²blica que no nos podemos permitir con nuestro nivel de riqueza? Sinceramente, cuesta creerlo. Entre otras cosas, porque ya tenemos las peores ratios (en camas o m¨¦dicos por habitante, en n¨²mero de profesores y equipaci¨®n de los centros) de Europa y de Espa?a sin que seamos mucho m¨¢s pobres que los dem¨¢s. Siendo, incluso, en ocasiones, algo m¨¢s ricos.
Lo que s¨ª parece claro es que no podemos permitirnos esta sanidad y esta educaci¨®n, al menos en la coyuntura actual, con el presupuesto que tenemos. Ni siquiera habr¨ªamos podido, antes de la crisis, sin recurrir al endeudamiento. Sin embargo, no cabe duda de que ser¨ªamos capaces de cuadrar las cuentas si recibi¨¦ramos una financiaci¨®n auton¨®mica que se correspondiera con lo que aportamos a las arcas p¨²blicas espa?olas (los ¨²ltimos n¨²meros publicados por el Ministerio de Hacienda, de 2008, cifraban en casi 8.000 millones de euros ?cada a?o! el desequilibrio entre lo que aportamos y dejamos de recibir). O, como m¨ªnimo, el mismo dinero per c¨¢pita que el resto de comunidades aut¨®nomas. Lo que supondr¨ªa, m¨¢s o menos, 1.000 millones de euros adicionales al a?o. ?Qu¨¦ casualidad!
Andr¨¦s Boix Palop, blog en http://www.elpais.com/espana/cvalenciana
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