Libros no recomendados
En v¨ªsperas de finalizar el pasado a?o, nuestro peri¨®dico public¨® un reportaje en el que varios historiadores, polit¨®logos y fil¨®sofos recomendaban lecturas a los pol¨ªticos para encaminarles en el buen gobierno. Todas eran estupendas, de Plat¨®n y Maquiavelo hasta el Algo va mal, de Tony Judt, que se ganaba doble menci¨®n. Nadie podr¨ªa ponerles un pero... de modo que yo ser¨¦ ese nadie: las obras elegidas resultan apropiadas para la cabecera de cualquier gobernante, sin duda, pero casi ninguna se refiere espec¨ªficamente a los problemas nacionales que tendr¨¢n que afrontar los representantes espa?oles reci¨¦n nombrados. Por remitirme al expresivo t¨ªtulo del libro de Tony Judt, son libros que tratan de lo que va mal en nuestras democracias, pero no de ese "algo" que va peor en Espa?a que en otros pa¨ªses.
Uno tiene la melanc¨®lica impresi¨®n de que ya hay ciertos disparates que se dan por indiscutibles
No deja de ser chocante el interesado desinter¨¦s con que son acogidos en el debate p¨²blico ciertos ensayos morales y pol¨ªticos de actualidad sobre nuestro presente. Naturalmente no digo que debieran ser aceptados y celebrados sin rechistar, pero me extra?a que no merezcan m¨¢s que alguna convencional rese?a en el mejor de los casos y en otros ni eso. La piedra cae en el estanque sin apenas alterar su pl¨¢cida superficie, se hunde calladamente hasta el fondo, mientras las ranas se apartan con discreci¨®n y siguen croando luego sus lemas rutinarios como si nada. Algo as¨ª ha pasado, por ejemplo, con El mal consentido (Alianza), de Aurelio Arteta, razonado an¨¢lisis de las actitudes de quienes conviven con atrocidades como el terrorismo y siempre encuentran motivos para desentenderse de su evidencia o justificar su inhibici¨®n ante ellas.
Hay obras que a¨²n guardan m¨¢s directa relaci¨®n con los intereses de los pol¨ªticos. No caben muchas dudas de que los nacionalismos que pretenden privilegios amenazando con la separaci¨®n son uno de los problemas m¨¢s acuciantes de Espa?a. De ellos no habla Plat¨®n ni Maquiavelo, y Tony Judt solo de refil¨®n. En cambio son el tema de La trama est¨¦ril (Montesinos) de F¨¦lix Ovejero, centrado en la parad¨®jica colusi¨®n entre la izquierda y el nacionalismo. El autor es un reputado polit¨®logo que ya hab¨ªa dedicado otro notable ensayo a este tema: Contra Cromagnon: nacionalismo, ciudadan¨ªa, democracia (Montesinos). En La trama est¨¦ril comienza haciendo una consideraci¨®n general sobre qu¨¦ son las naciones y cu¨¢les sus l¨ªmites, respondiendo en cierto modo a aquella observaci¨®n del entonces presidente Zapatero sobre lo discutible que resulta el concepto de naci¨®n. Despu¨¦s repasa detalladamente, con minuciosa documentaci¨®n y bibliograf¨ªa, los principales problemas pol¨ªticos de la cuesti¨®n, empezando por la relaci¨®n entre la lengua y la ciudadan¨ªa, tan pervertida por unos como c¨ªnicamente minimizada por otros, para seguir con las cuestiones econ¨®micas y el tema de la igualdad, reivindicaci¨®n cl¨¢sica de la izquierda hasta que fue relegada en beneficio de la posmoderna exaltaci¨®n de la diferencia.
El profesor Ovejero encuentra dif¨ªcilmente comprensible, desde el plano de los principios, que los partidos de izquierda -desazonados por los cambios sociales y econ¨®micos que han hecho dudosos sus apoyos tradicionales- hayan buscado nuevos votantes por medio de tesis nacionalistas que se oponen a lo que siempre fue su proyecto pol¨ªtico caracter¨ªstico. Su argumentado planteamiento puede y sin duda debe ser discutido, pero dif¨ªcilmente puede ser pasado por alto o despachado con los habituales dicterios de "facha", "espa?olista", "neofranquista" y las dem¨¢s rutinarias lindezas con las que muchos pretenden escamotearse de la fatigosa tarea de razonar inteligiblemente. Ahora que los desarbolados socialistas, por ejemplo destacado, tratan de reorganizar su mensaje pol¨ªtico, esta reflexi¨®n acad¨¦mica en su rigor pero no menos apasionada ser¨ªa probablemente m¨¢s ¨²til que los manifiestos de vacuas generalidades que enfrentan a aspirantes al mando pero no inciden en los temas de fondo.
Y sin embargo, uno tiene la melanc¨®lica impresi¨®n de que ya hay ciertos disparates que se dan por indiscutibles e irremediables. Ser¨¢ por eso quiz¨¢ que los doctores renuncian a recomendar estos libros a los gestores que tanto necesitar¨ªan conocerlos para que alg¨²n d¨ªa sali¨¦semos de la actual zona pantanosa.
Babelia
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